Este sábado, las fronteras se desdibujaron y las aguas del Canal Beagle fueron testigos de un evento singular que unió a ciudadanos chilenos, argentinos y de pueblos originarios. Juntos realizaron una remada en kayaks dentro del Canal en reclamo al cese de la salmonicultura en la región y en apoyo al proyecto de ley que busca prohibir su desarrollo en Tierra del Fuego.
El rechazo a la instalación de criaderos de salmón en el Canal Beagle frente a las costas de Tierra del Fuego, gana cada vez más eco. Si bien en Chile, la industria ya está instalada, busca expandirse hacia el sur y es ahí donde queda expuesto que el cuidado de la naturaleza no tiene fronteras.
Fotos de Lionel Machado para Patagonia
“Lo que pretendemos es que esto se conozca, que se difunda” dice Pablo Kommer, socio fundador del Club Náutico Ioshlelk Oten de Río Grande. “Es importante que el club haya sido parte. Lo que nosotros esperamos es que la mayor cantidad de gente se entere de que no solamente estamos tratando de proteger un ambiente prístino como es el Canal Beagle, sino también llevando un mensaje: Argentina sería el primer país del mundo en prohibir la implantación de este tipo de industrias que le hace tanto daño al ambiente”, enfatiza.
En la actividad también intervinieron el Club Náutico AFASyN, el Club Shima Waia, el Club de Pesca con Mosca, la comunidad Yagán de Puerto Williams, el programa marino de Rewilding Argentina Sin Azul No Hay Verde, Patagonia y Greenpeace, entre otros.
“La idea de participar surgió de una llamada de Patagonia. Viajé a Ushuaia, hicimos una reunión con los referentes de los otros clubes, y a partir de ahí surgieron otras reuniones vía Zoom a las que se fue sumando la gente de Puerto Williams” explica Kommer. Uno de los lemas que sostienen desde el Club es ‘Conocer para querer’. “Esa es la idea”, dice el kayakista.
Fotos de Lionel Machado para Patagonia
La travesía inició muy temprano. Los miembros del Club Náutico Ioshlelk Oten se fueron congregando en la playa que está sobre el canal en la estancia Harberton. “Una vez que estábamos todos preparados, nos dirigimos a las aguas del canal”.
La postal fue conmovedora. Unos 40 kayakistas en botes de distintos colores exhibiendo una red tipo bandera con el cartel ‘NO A LAS SALMONERAS’. “Cuando desplegamos la bandera, a mí me llenó de emoción vernos a todos ahí. Pensé en los kayakistas chilenos, porque sabemos de las restricciones que hay en estos momentos y de lo difícil que es para ellos conseguir los permisos para venir. Sin embargo lo lograron. Sentí una satisfacción enorme de saber que hay muchísima gente involucrada vibrando en la misma sintonía”, explica Kommer.
Foto de Lionel Machado para Patagonia
Las agrupaciones ya se encuentran pensando en nuevas reuniones para coordinar las próximas acciones que desarrollarán en conjunto.
“Para mí el broche de oro fue ver a una descendiente directa del pueblo Yagan apoyándonos”. Se trata de Cristina Calderón Harvan, quien con atenta mirada acompañó desde una embarcación la travesía de los kayakistas, como escribiría en redes sociales su sobrino, “absolutamente comprometida en la protección de nuestro territorio, especialmente el mar”. Pablo explica que la presencia de Cristina fue impactante. “Es como si hubiera estado acompañando desde otro plano, incluso un poco más arriba. Ellos que son los verdaderos dueños de la tierra, los que más la cuidaron, estaban presentes apoyando esta acción. Porque decirle no a las salmoneras “no es ir en contra de nadie, sino a favor de todos”.
Foto: @polaris.igor Cristina Calderón Harvan
Hablemos de cómo podría impactar la salmonicultura en Tierra del Fuego
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. La introducción de una especie exótica como el salmón altera los ecosistemas naturales al depredar sobre especies nativas y competir con ellas por el alimento.
El escape de salmones, los desechos marinos y la contaminación generada por la industria, el abuso de antibióticos y otros químicos, causa la extinción de otras especies creando “zonas muertas” en el mar. Hasta la fecha, ninguna de las zonas utilizadas por la industria han logrado recuperarse.
Las aguas de Tierra del Fuego concentran el 50% de los bosques de macroalgas que existen en Argentina, uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y hogar de una gran cantidad de fauna asociada.
Más de 500,000 personas visitan Tierra del Fuego todos los años, en busca de las características especiales que la componen. Preservar los puestos de trabajo que hoy genera la actividad del turismo, la tercera matriz productiva de la provincia resulta primordial para promover la inversión en nuevos modelos de desarrollo económico anclados en la identidad del territorio, incluyendo a todos los sectores de la sociedad.
El reciente desastre ambiental de mortandad masiva de más de 5 mil toneladas de salmones ocurrido en el Fiordo Comau y los canales Jacaf y Puyuhuapi, en las regiones de Los Lagos y Aysén en Chile, volvió a poner en evidencia los impactos de las salmoneras en los frágiles ecosistemas de la Patagonia.
Frente a la crisis sanitaria y ambiental que estamos viviendo, es urgente repensar el tipo de desarrollo económico que los gobiernos potencian. Hoy el turismo en la provincia genera 16.500 puestos de trabajo y es una actividad cuyo crecimiento es ilimitado. El proyecto de salmonicultura planteado para la provincia generaría solamente 120 puestos de trabajo, compitiendo directamente con el turismo, ya que ambas industrias necesitan del canal para desarrollarse. Es necesario sostener la actividad del turismo que hoy articula con otras actividades e industrias ya establecidas.
Daniella Mancilla Provoste
Foto de Portada: Lionel Machado para Patagonia