La riqueza ecológica del golfo San Jorge ha permitido que, desde hace algunos años, regresen las ballenas sei a las costas de Caleta Olivia, transformando esta ciudad en un nuevo punto de avistaje de cetáceos. El turismo azul crece en la localidad, que trabaja para potenciar su costado marino.
La imagen muestra un barco petrolero que llega por la inmensidad del mar y una torre de crudo que le da la bienvenida a Caleta Olivia: es el escudo de la ciudad, un lugar emblemático de la Patagonia que históricamente se ha identificado con la explotación petrolera y que entiende la actividad como parte inescindible de su cultura.
Lo mismo sucede con “el Gorosito”: el enorme monumento al obrero petrolero es un símbolo de Caleta y cualquier persona que llegue a visitar el lugar, se llevará el recuerdo de esta obra realizada por el escultor Pablo Sánchez, que tiene el impresionante tamaño de 13 mts. de altura.
Pero Caleta Olivia no es solamente un pueblo petrolero. Ese mar por el que llega el barco en el escudo posee una enorme vida y un importante valor ecosistémico y, desde hace un tiempo, las autoridades de Caleta han decidido darle a la vida marina la importancia que se merece, valorando la presencia de ballenas en sus costas e incentivando el desarrollo del “Turismo azul”, como parte de sus actividades principales.
Valeria Negro, subsecretaria de turismo de Caleta Olivia, cuenta cómo inció este proceso: “El cambio de imagen de Caleta comenzó con la idea de ofrecerle una mirada al mar. Tenemos al golfo San Jorge que nos abraza todos los días y nos muestra que hay una diversidad impresionante de fauna y de flora”. Esta “diversidad impresionante”, fue el motor para propiciar lo que se conoce como Turismo Azul, una tendencia que crece a nivel mundial y que propone una forma de vincularse con el mar promoviendo la contribución positiva a las comunidades locales y la preservación a largo plazo de los recursos marinos.
El cuidado del Golfo llevó a que regresen allí las ballenas sei que, cerca de 100 años atrás, habían desaparecido debido a la caza comercial llevada adelante por las factorías instaladas en la región. Estos enormes cetáceos, qué miden hasta 18 metros de largo y pesan más de 20 toneladas, regresaron hace unas dos décadas atraídos por el alimento que les brinda el Golfo. La presencia de los bosques de macroalgas es fundamental para su permanencia, ya que aseguran la presencia de varias especies que sirven de alimento a otras.
La incomparable experiencia de avistar ballenas sei: solo en Caleta Olivia
Valeria Negro cuenta que, en este camino de identificación de Caleta Olivia con los cetáceos, ha sido fundamental el trabajo realizado por el científico César Gribaudo, quien estudia a estos animales desde hace más de 35 años. “Gribaudo es un referente en Caleta Olivia: él nos enseñó las diferentes especies que hay, entre ellas la Sei, que es la ballena que nos representa, la que se instaló acá en Caleta. La ballena sei tiene ciertas particularidades: es grande y muy veloz, se ha ido amigando con el hombre y, de a poco, empezó a quedarse y a dejarse ver”.
“Caleta Olivia es el lugar ideal para ver a las ballenas sei porque es una especie que no la vas a ver en ningún otro lado y podés observarlas muy bien desde la costanera local, incluso sin binoculares: se observa la respiración y al rato ves el lomo y la cola. Es maravilloso porque uno puede tener contacto visual sin la necesidad siquiera de embarcarte”.
Desde el Municipio afirman que se encuentran trabajando para llegar a fin de año con embarcaciones y propuestas que permitan un contacto más cercano con las ballenas respetando su entorno. “Las ballenas vienen en diciembre y para junio ya se ve menos cantidad, aunque alguna queda. Como están muy cerquita, se las puede ver y, cuando haya embarcaciones, no habrá que viajar mucho para verlas. Navegás cinco minutos y ya las encontrás”.
“Somos una ciudad costera, pero nunca se explotó todo este potencial. Entonces, hay que hacer estudios desde cero y ordenar legalmente para poder llevar adelante estas propuestas de embarcaciones que, seguramente, salgan desde el puerto”, explica Negro.
Por otro lado, no solo los cetáceos hacen de Caleta Olivia una de las ciudades más importantes de Santa Cruz en Turismo Azul. Turistas y vecinos se entretienen con diversos deportes acuáticos como kayak, kitesurf y stand up paddle. Si los vientos acompañan, el wind surf en Caleta es óptimo. Para aquellos que prefieren sumergirse, se puede bucear, avistar medusa, estrella de mar, calamares, erizos, esponjas, pulpos y peces. Las oferta turísticas de la ciudad con el mar crecen año a año.
Patagonia: mar protegido y ballenas todo el año
Esta nueva experiencia que propone Caleta Olivia no viene a competir con el clásico avistaje de ballenas que se realiza en Puerto Madryn, ya que son diferentes especies, que llegan en momentos distintos: “Las ballenas sei nos visitan entre diciembre y junio y, a Puerto Madryn, llega la ballena franca entre julio y diciembre”, detalla Valeria. “Por eso hablamos de un complemento, que permite pensar en un recorrido en el que se pueden visitar distintas regiones y que haya propuestas para ver ballenas durante todo el año”.
“El Golfo San Jorge fue declarado un punto de esperanza, porque es un lugar que no está explotado comercialmente, y las ballenas no han sido invadidas, se sienten muy cómodas acá. Ecológicamente, se encuentra muy bien cuidado y por eso las sei han elegido este lugar como su hogar”.
Para que los bosques permanezcan cuidados son fundamentales las Áreas Marinas Protegidas (AMP): un instrumento esencial para salvaguardar especies y ecosistemas amenazados, proporcionando, además, recursos económicos y culturales.
El Parque Interjurisdiccional Marino Monte León es una de las más recientes AMP, fue aprobado en Santa Cruz y se está tratando en la comisión de Recursos Naturales del Congreso Nacional, y es un hito en la conservación ambiental, que impulsa el desarrollo sostenible. La decisión de los distintos partidos políticos santacruceños de proteger el mar, demuestra el entendimiento unánime que existe de que promover el desarrollo sustentable puede promover interesantes iniciativas económicas.
Contar con las ballenas sei de visita durante varios meses al año, le ofrece a Caleta Olivia una enorme posibilidad de desarrollar el llamado “turismo azul”, que se basa en el respeto a la naturaleza y en descubrir los misterios que habitan en el mar. El desarrollo de esta actividad trae aparejadas oportunidades laborales en las comunidades locales, además de los ingresos que llegan a través del alojamiento, el transporte, la restauración y las actividades recreativas.
“Caleta Olivia tiene también muy buena gastronomía, que también invita a pasear, a quedarse por más de un día. Tenemos varias opciones para que la gente empiece a reconsiderar la visita a Caleta y apreciar esta hermosa fauna marina que estamos teniendo”, dice Valeria Negro, invitando a que, además del barco petrolero que representa a la ciudad en su escudo, sean las lanchas avistando ballenas un nuevo emblema de una localidad que se posiciona como la nueva joya del Turismo Azul.