La Escuela Rural N°26 sumó un espacio de juegos que transforma el recreo en una celebración. Un gesto que pone en valor la infancia en el corazón productivo de Santa Cruz.
Entre corrales y caminos de ripio, a unos 150 kilómetros de Río Gallegos, la Escuela Rural N°26 de Las Vegas se convirtió en noticia. Este lunes, los chicos y chicas que asisten a esa institución —ubicada en una zona de estancias ganaderas de la provincia— estrenaron su nueva plaza de juegos. Un espacio para jugar, compartir y reír en un entorno donde el viento y la tierra enseñan otras formas de crecer.
Un espacio para jugar también es un derecho
La inauguración fue posible gracias al trabajo conjunto entre el Gobierno de Santa Cruz y el RENATRE (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores), que sumaron esfuerzos para dotar a la escuela de un equipamiento que fortalezca el derecho al juego, tan esencial como el derecho a aprender.

Como informó el Gobierno de Santa Cruz desde su portal oficial, el acto fue encabezado por el ministro de Trabajo, Julio Gutiérrez, y representantes del RENATRE, quienes compartieron la jornada con las docentes, estudiantes y familias del paraje. También participaron autoridades de la Dirección General de Educación Rural y del Consejo Provincial de Educación.
“Estas iniciativas son las que valen la pena”, expresó Gutiérrez, y subrayó que el objetivo es acompañar la educación rural “no solo desde el aula, sino también desde las oportunidades de esparcimiento y bienestar”.


La plaza no es solo un conjunto de juegos. En una escuela rural, donde los recreos se viven entre cerros y ovejas, ese espacio se transforma en una invitación a imaginar. A inventar mundos. A correr sin otra frontera que el horizonte.
Este pequeño gran gesto también expresa algo más profundo: una política que mira al territorio desde su gente. Desde las infancias que lo habitan. Desde los trabajadores rurales y sus familias, para quienes la escuela es mucho más que un espacio educativo: es centro de encuentro, de cuidado, de futuro.
