En la inmensidad de los bosques lluviosos de la Patagonia, Guardaparques de Argentina y Chile, en conjunto con la ONG Ranita de Darwin, descubrieron en la Patagonia, una nueva y numerosa población de este pequeño anfibio en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, en Chile.
La Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), famosa por su inusual estrategia reproductiva, habita exclusivamente los bosques templados del sur de Argentina y Chile.
El macho es el encargado de cuidar a sus crías de una manera única en el reino animal: tras la eclosión de los huevos, transporta a los renacuajos en su saco vocal hasta que completan su metamorfosis y emergen como diminutas ranas de apenas medio centímetro de largo.

Sin embargo, la especie enfrenta una situación crítica. Declarada En Peligro de Extinción, ha visto reducir sus poblaciones debido a la pérdida del bosque nativo y a la propagación de la quitridiomicosis, una enfermedad que afecta a los anfibios en todo el mundo.
Hasta hace poco, la presencia de la ranita en esta extensa región transfronteriza no había sido confirmada en años, lo que incrementaba la preocupación por su futuro.
Un esfuerzo de conservación sin fronteras
El hallazgo es el resultado de una colaboración inédita entre guardaparques de ambos países, quienes, junto con la ONG Ranita de Darwin, recorrieron los bosques húmedos en busca de evidencia de la especie. Finalmente, a comienzos del mes pasado, lograron documentar una nueva y numerosa población en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, que se extiende a lo largo de la frontera con Argentina.
Este sector de la Patagonia, que incluye los Parques Nacionales Nahuel Huapi y Vicente Pérez Rosales, abarca casi un millón de hectáreas de ambientes naturales ininterrumpidos. Para la fauna, estas fronteras políticas no existen, y especies como la Ranita de Darwin, que depende de la continuidad de los bosques para sobrevivir, necesitan que los esfuerzos de conservación sean conjuntos.



Un ícono de la biodiversidad patagónica
El nombre de la Ranita de Darwin no es casualidad. Fue el naturalista inglés Charles Darwin quien, en 1834, durante su viaje por Sudamérica, la describió por primera vez en los bosques chilenos. Desde entonces, ha sido un símbolo de la biodiversidad de los bosques templados de la Patagonia.
El reciente hallazgo renueva las expectativas para su conservación y destaca la importancia de los esfuerzos binacionales en la protección de especies amenazadas. La continuidad de estos ecosistemas es clave para garantizar la supervivencia de este anfibio único en el mundo.
La Ranita de Darwin, diminuta, pero fascinante, nos recuerda que aún quedan muchas historias por descubrir en los rincones más salvajes de la Patagonia.
Daniella Mancilla Provoste. Con información de Parque Nacional Nahuel Huapi
