El investigador de la UNPA y la Wildlife Conservation Society recorrió junto a un equipo interdisciplinario la colonia de pingüinos de Magallanes más grande de Santa Cruz. A casi cuatro décadas de sus primeros estudios, analiza el estado de la población y la importancia de conservar el ecosistema costero.
En el extremo sur de la provincia, donde el continente se encuentra con el Estrecho de Magallanes, se levanta una de las reservas naturales más emblemáticas de Santa Cruz; Cabo Vírgenes. Es en esa “punta del continente”, donde miles de pingüinos de Magallanes regresan cada primavera para anidar, renovar la vida y mantener una relación ancestral con el mar.
Entre el 12 y el 15 de octubre, el Consejo Agrario Provincial, junto a la fundación Por el Mar, la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y la Wildlife Conservation Society (WCS), llevó adelante un monitoreo de la colonia de pingüinos de Magallanes en Cabo Vírgenes, una de las más grandes e importantes de la Argentina.
“La WCS trabaja en conservación desde hace más de sesenta años en Argentina, y en las últimas décadas se concentró especialmente en la Patagonia, tanto en tierra como en el mar”, explicó Frere en diálogo con LU14 Radio Provincia.
El científico conoce la colonia de Cabo Vírgenes como pocos. “Empecé a trabajar ahí hace 39 años. Es un lugar que tuvo muchas actividades humanas cerca, pero gracias a la concientización y al trabajo sostenido se mantiene en buen estado. Lo que hicimos fue evaluar cómo está la población de pingüinos en esta reserva provincial”, relató.
Una colonia que resiste entre el mar y el viento
El equipo detectó que la colonia ocupa actualmente unas 130 hectáreas, lo que equivale a unas 130 manzanas, y mantiene un número estable de parejas reproductivas. “En el último censo registramos alrededor de 127 mil parejas de pingüinos, lo que la convierte en la tercera colonia más grande de la costa argentina”, detalló. Para lograr esa estimación, los investigadores aplican métodos estadísticos que combinan transectas y muestreos de densidad. Este enfoque permite estimar la densidad de nidos y obtener una referencia más precisa sobre la evolución de la población.

Aunque el panorama general es positivo, Frere señaló algunos cambios recientes en el terreno. “Durante el otoño hubo una gran ola que invadió parte de la colonia y arrancó arbustos donde los pingüinos hacen sus nidos. Por suerte, eso ocurrió cuando ellos no estaban. Ahora, al volver, algunos debieron reubicarse, lo que retrasó un poco el inicio de la reproducción. Pero nada grave -dice- los animales se ven bien y la colonia está saludable”, aseguró.
Para el investigador, el seguimiento de estas especies es fundamental para entender el equilibrio entre el mar y la tierra. “El cambio climático también afecta al océano, por eso es tan importante conservar su biodiversidad y sus ambientes. En eso trabajamos junto a otras organizaciones, como la Fundación Por el Mar”, remarcó.
Desde su experiencia de casi cuatro décadas, Frere resume con sencillez su vínculo con los pingüinos; “Me fascinan. Son animales sorprendentes, muy simpáticos, pero también muy interesantes desde el punto de vista científico”.
Foto de portada: WCS