En Río Gallegos, un grupo de diez personas se animó a explorar la fotografía desde otro lugar. No para capturar paisajes o retratos perfectos, sino para mirar hacia adentro. Así nació el curso de fototerapia, una propuesta que combina arte, autoconocimiento y bienestar, impulsada por Ornella Napoli y la fotógrafa Fernanda Capadona en el espacio Bienestar Arte y Salud.

Durante dos meses, los sábados a la mañana se convirtieron en un punto de encuentro. Cámara o celular en mano, las y los participantes aprendieron a usar la fotografía como una herramienta para sentir, pensar y expresar. “Fue un laboratorio de autoconocimiento”, cuenta a Radio Provincia Ángela Navarrete, una de las integrantes del primer grupo. “Nos enseñaron a mirar distinto, a que la imagen también habla y siente. Con el acompañamiento de Orne y Fer, llegábamos al momento de sacar la foto desde otro lugar”.
El taller se desarrolló en grupos reducidos, lo que permitió un clima íntimo y de confianza. “Nos encontrábamos con procesos creativos que se daban en simultáneo. Era un espacio donde se atendía la salud en todos los sentidos”, explica Ornella Napoli. “Fer traía las herramientas técnicas y yo acompañaba desde lo lúdico, con dinámicas de juego, para que cada uno se soltara y pudiera expresar emociones. Así fuimos construyendo un relato colectivo”.
El concepto de perspectiva fue uno de los primeros abordajes. A partir de ahí, la técnica y la emoción se entrelazaron. “Aprendimos a usar lo que tenemos, incluso el celular, como un medio para conectar con la belleza, con lo luminoso y lo oscuro”, agrega Ángela. “Fue un proceso que nos ayudó a descubrirnos, a perder el miedo a decir ‘me salió fea la foto’ y a entender que la belleza es subjetiva”.

Una muestra para compartir el proceso
Este sábado 18 de octubre a las 19 horas, se inaugurará en el Espacio Bienestar Arte y Salud la primera muestra del taller de fototerapia. Las imágenes y textos creados durante el curso conforman una exposición colectiva, donde cada obra refleja un recorrido personal. “Lo más emocionante es que se construyó en grupo. A través de las imágenes y las palabras elegidas colectivamente, se creó un texto vivo”, dice Ornella.
La muestra permanecerá abierta durante las próximas semanas y marca el cierre de esta primera edición del taller, que ya prepara nuevas instancias. “Fue una experiencia transformadora”, resume Ángela. “Yo llegué con dudas, incluso con un pie fracturado, y salí feliz. Esas dos horas y media de encuentro me transportaban a otro lugar”.
