Un hito sin precedentes para la conservación en Argentina: por primera vez, una especie de ave críticamente amenazada será reintroducida al medio natural luego de ser criada íntegramente en cautiverio
En pocos días más, tres ejemplares de Macá Tobiano —especie endémica de la Patagonia austral y símbolo de la conservación en Argentina— volverán a las aguas del estuario del río Santa Cruz. Pero no se trata de un regreso cualquiera.

Estos tres pichones nacieron, crecieron y fueron criados bajo cuidado humano, como parte de una estrategia de recuperación que lleva más de una década de trabajo conjunto entre investigadores, técnicos, organizaciones y el Estado. Será la primera vez en la historia que se liberen individuos de esta especie nacidos y criados íntegramente en cautiverio.
“Es un hito para la ciencia y para la conservación en Argentina”, sostuvo en diálogo con Radio Provincia Ignacio “Kini” Roesler, biólogo, investigador del CONICET y coordinador del Programa Patagonia de Aves Argentinas. “Nunca antes se había logrado algo así con un vertebrado críticamente amenazado en el país. Y lo más importante: lo logramos trabajando entre todos”.
El largo camino de regreso
La historia de este proyecto empezó en 2009, cuando los primeros estudios en las mesetas santacruceñas confirmaban una noticia alarmante: el Macá Tobiano, que en los años 80 contaba con unos 10.000 individuos, apenas superaba los 800.
“Las amenazas eran múltiples: especies exóticas como el visón americano, la gaviota cocinera, la trucha. El cambio climático. Y un problema clave: muy pocas crías sobrevivían cada año”, explicó Roesler.
Frente a ese escenario, se diseñó una estrategia que combinó acciones de control, monitoreo y educación ambiental. Pero también, una posibilidad más arriesgada: aprender a criar al Macá en cautiverio. “Lo hicimos por si llegaba el momento en que la reproducción natural fuera insuficiente. Y ese momento llegó”, afirmó.
Durante más de diez años, el equipo liderado por Aves Argentinas desarrolló —prueba tras prueba— una técnica inédita para criar al Macá Tobiano desde el huevo hasta su etapa juvenil. Lo hicieron con paciencia, con recursos limitados, con noches sin dormir. Y con la guía clave de la veterinaria Gabriela Gabarain, quien acompañó el proceso desde el primer día.
“Nadie en el mundo había logrado criar un Macá así, de forma completamente artificial”, cuenta Kini. “Son aves tan especializadas que cada paso fue un desafío. Pero hoy, por primera vez, esos tres pichones están listos para volver a casa”.
El trabajo incluyó también experiencias previas con otra especie, el Macá Plateado, con el que pudieron comprobar que, a pesar de haber sido criados por humanos, los juveniles recuperan instintivamente sus comportamientos naturales. “Hacen el despliegue, esa danza característica. Se integran con otros individuos. No se quedan pegados a las personas. Y eso es esperanzador”, agregó.
Una liberación con futuro
La reintroducción se realizará en el estuario del río Santa Cruz, cerca de la localidad de Puerto Santa Cruz. Allí, los técnicos del programa permanecerán durante todo el invierno monitoreando a los individuos, que fueron anillados con colores para su identificación. Aunque en esta primera liberación no se usarán transmisores para no interferir en su adaptación, el seguimiento será clave para evaluar los próximos pasos.
El objetivo es ambicioso: criar entre 50 y 100 pichones por año. “Si lo logramos, en cinco años podríamos sacar al Macá Tobiano de la categoría ‘críticamente amenazado’. En diez años, podríamos considerarlo ‘vulnerable’. Eso no es un deseo: es una posibilidad concreta”, afirma Kini.
Claro que para eso se necesitará ampliar la infraestructura, multiplicar incubadoras, piletones, espacios acondicionados. Y sobre todo, seguir articulando con el Estado provincial, Parques Nacionales, el Consejo Agrario Provincial, y organizaciones como Por el Mar, que también estarán presentes en los días previos a la liberación.
El regreso del Macá Tobiano al agua es la prueba de que la conservación puede ser acción, articulación y decisión política. Es la muestra de que cuando la ciencia se conecta con el territorio, con las comunidades y con la voluntad de cuidar, los resultados llegan.
La imagen de portada es una ilustración realizada por la fundación Por el Mar
