Un día como hoy, hace 51 años, en la laguna Los Escarchados, dos científicos recogieron lo que parecía ser un ave más entre tantas de la estepa austral. Sin saberlo, Mauricio Rumboll y Edward Shaw colectaban el primer individuo conocido para la ciencia de una especie que hasta entonces permanecía oculta entre los vientos y lagunas de la meseta del sur de Santa Cruz: el Macá Tobiano (Podiceps gallardoi).
Aquel hallazgo de 1974 fue apenas el inicio de una historia que, cinco décadas después, sigue escribiéndose entre la fragilidad, el esfuerzo y la esperanza.

Mauricio Rumboll, el descubridor del Macá tobiano – Crédito Santiago Imberti
Un viajero de la estepa
El Macá Tobiano es una especie única en el mundo. Endémico de Argentina, habita en las lagunas de altura de la meseta patagónica durante el verano, donde se reproduce, y migra en invierno hacia los estuarios del Atlántico, como el río Coyle o el estuario del río Gallegos.
Su plumaje blanco y negro, su canto movimientos particulares le dieron un lugar especial en la biodiversidad del sur.
Sin embargo, desde su descubrimiento, la situación del Macá Tobiano fue motivo de preocupación: su población era pequeña, su distribución limitada, y su vulnerabilidad frente a amenazas crecientes —como el cambio climático, las especies invasoras y la pérdida de hábitat— se volvía cada vez más evidente.

Macá tobianos en lagunas de la meseta – Crédito: Programa Patagonia
De la alarma al trabajo de conservación
En 2009, frente a un descenso alarmante en las poblaciones de Macá Tobiano, Aves Argentinas puso en marcha el Programa Patagonia, una iniciativa que combinó ciencia, acción territorial y articulación comunitaria.
Desde entonces, el camino recorrido ha sido intenso:
- Se estableció un equipo de guardianes de colonias que durante la temporada reproductiva vigilan y protegen los nidos.
- Se implementaron acciones de control de especies exóticas como el visón americano y la trucha, que afectan directa e indirectamente al Macá.
- Se crearon nuevas áreas protegidas, como el Parque Nacional Patagonia, que aseguran la conservación de lagunas clave.
- Se avanzó en el conocimiento de la especie mediante monitoreos sistemáticos y estudios sobre su migración.
- Se impulsaron programas de educación ambiental en escuelas de toda la región.
Todo ese esfuerzo colectivo permitió frenar la caída abrupta de su población y abrir una ventana de esperanza para su recuperación.

Voluntarios guardianes de meseta en trabajos de monitoreo – Crédito: Programa Patagonia
Más allá del Macá
Con el tiempo, el Macá Tobiano dejó de ser solo una especie amenazada para convertirse en símbolo de algo mayor: la necesidad de conservar todo un ecosistema. Proteger al Macá implica también resguardar la vida de las mesetas, sus lagunas, su fauna asociada, sus paisajes y su memoria.
Además, el camino de conservación del Macá Tobiano se entrelazó con un logro histórico: la creación del Parque Nacional Patagonia. Gracias al trabajo conjunto de Aves Argentinas, la Fundación Flora y Fauna Argentina (hoy Rewilding Argentina), la Asociación Ambiente Sur y el propio Estado nacional, se logró consolidar un área protegida de enorme valor ecológico en la meseta del noroeste de Santa Cruz. Este parque resguarda lagunas fundamentales para la reproducción del Macá y otros hábitats de alta biodiversidad que antes estaban desprotegidos.
La estrategia, además de biológica, también fue comunitaria. A través de acuerdos de conservación con productores, proyectos de turismo de naturaleza y programas educativos, se trabajó para que las comunidades locales sean protagonistas de esta transformación.



Hoy, el Parque Nacional Patagonia es más que el refugio para el Macá Tobiano: es también un modelo de cómo la articulación entre ciencia, territorio y compromiso puede cambiar realidades.
El trabajo del Programa Patagonia sigue creciendo, sumando investigación, restauración y participación comunitaria. Se avanza en proyectos de restauración de hábitats, en la promoción del turismo de naturaleza responsable y en el fortalecimiento de redes locales.
Un aniversario con futuro
A 51 años de aquel primer encuentro en Los Escarchados, el Macá Tobiano sigue nadando en las lagunas del noroeste santacruceño. Cada pequeña zambullida en esos espejos de agua, es también un recordatorio de lo que se puede lograr cuando la ciencia, la comunidad y la voluntad se abrazan en un mismo horizonte.
El Rompehielos
Foto de portada: Darío Podestá
