La disponibilidad de agua en el suelo al momento de la siembra es crucial para inferir el rendimiento de los cultivos invernales en la región. Un informe del INTA Pergamino destacó la importancia del agua útil y sus efectos en la productividad agrícola.
La disponibilidad de agua útil en el perfil del suelo al momento de la siembra es un factor crucial para predecir el rendimiento de los cultivos invernales en la región centro-norte de la provincia de Buenos Aires. Según un informe reciente de la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA, esta relación es particularmente significativa en cultivos como el trigo, donde el ciclo de crecimiento coincide con épocas de menores precipitaciones. “El agua útil es un buen predictor de un probable rendimiento a alcanzar”, afirmó Andrés Llovet –especialista en manejo de cultivos y suelos del INTA Pergamino–.
El informe destaca que el agua útil está definida entre dos niveles de humedad del suelo: la capacidad de campo (CC) y el punto de marchitez permanente (PMP). La capacidad de campo se refiere a la cantidad de agua que el suelo puede retener después de drenar el agua gravitacional, mientras que el PMP es el punto en el que el cultivo no puede absorber más agua y comienza a marchitarse. Llovet explicó que “la energía de retención para ambas constantes hídricas se establece en -0,1/-0,3 bares para la CC y -15 bares para el PMP”.
En la región donde se realizó el estudio, que abarca gran parte del área agrícola de la Experimental del INTA Pergamino, se observó una amplia diversidad de suelos debido a distintos factores y procesos formadores. “Dentro del uso agrícola, pueden encontrarse suelos del gran grupo Argiudoles y Hapludoles”, señaló Llovet.
El objetivo del informe fue cuantificar el contenido de agua útil a la siembra de cultivos invernales en la región, proporcionando una herramienta más para la toma de decisiones agronómicas. Para ello, junto a varias de las Agencia de Extensión Rural, se evaluaron lotes destinados a la siembra de trigo en 2024, en siembra directa y cuyo cultivo antecesor fue soja de primera. El muestreo se realizó durante las dos últimas semanas de mayo, sin registrarse precipitaciones significativas posteriores y a la fecha de publicación del informe (11-jun). “Se escogieron sitios representativos donde se realizó un muestreo con barreno para determinar el contenido de humedad gravimétrica promedio por estrato u horizonte hasta 1.5 a 2 metros de profundidad”, explicó Llovet.
Fuente: INTA