En la cuenca carbonífera de Santa Cruz, investigadores identificaron una especie de crustáceo de agua dulce que no había sido descripta por la ciencia. El hallazgo, que llevó años de trabajo y articulación entre instituciones, pone en valor la riqueza oculta de los ambientes acuáticos de la provincia.
Un descubrimiento que lleva nombre y origen
Se llama Hyalela rioturbiensis y es una especie de crustáceo de pequeño tamaño, perteneciente al grupo de los anfípodos gamáridos. Vive en ambientes de agua dulce de la cuenca carbonífera, y hasta ahora, ningún investigador había logrado identificarla como diferente a las ya conocidas en Santa Cruz. El hallazgo se concretó en el marco de un proyecto del Instituto de Ciencias del Ambiente, Sustentabilidad y Recursos Naturales de la Unidad Académica San Julián (UNPA), con la participación de docentes e investigadores que desde hace años estudian la biodiversidad acuática de la región.

Unidad Académica San Julián – ICASUR- Centro de Investigaciones y Transferencia Santa Cruz (CONICET-UNPA-UTN) – Instituto de Invertebrados; Fundación Miguel Lillo
“No es que se trate de una especie que apareció ahora”, aclaró el Dr. Juan Pablo Martín en diálogo con Radio Provincia. “Lo que pasa es que hasta el momento ningún investigador había puesto el ojo con suficiente detalle como para advertir que era distinta. Es una especie que siempre estuvo ahí”. A través de recolecciones de campo con muestreadores especiales y un minucioso trabajo de laboratorio con lupas y microscopios, el equipo identificó diferencias morfológicas que no coincidían con ninguna especie registrada.
La confirmación definitiva llegó gracias al trabajo articulado con investigadoras especialistas en taxonomía de crustáceos de la Fundación Miguel Lillo de Tucumán. Juntos, publicaron el hallazgo en la revista internacional Zootaxa, tras un proceso riguroso de revisión por pares. “Fue muy emocionante, porque uno siempre tiene la duda, la expectativa, y cuando te lo confirman es una alegría enorme”, compartió Martín.
Ciencia local que observa, nombra y protege
El descubrimiento de Hyalela rioturbiensis aporta información sobre la biodiversidad patagónica y fortalece una línea de investigación clave: la de los bioindicadores.
Estos pequeños invertebrados acuáticos permiten evaluar la calidad ambiental de ríos, lagos y lagunas, ya que su presencia o ausencia refleja los cambios ecológicos que produce la actividad humana. “Los cuerpos de agua pueden verse afectados por efluentes urbanos, residuos industriales, ganadería, uso del suelo… y cuando las condiciones cambian, hay especies que desaparecen. Esa información es muy valiosa para el monitoreo”, explicó Martín.

En un contexto nacional complejo para la ciencia, este tipo de investigaciones son posibles gracias a la vocación de quienes las llevan adelante. “A veces ponemos de nuestros propios recursos, incluso vehículos particulares, para poder seguir investigando”, contó el docente de la UNPA. A pesar de las dificultades, el equipo avanza en nuevas líneas de estudio, convencido de que “no se puede cuidar lo que no se conoce”.
El nombre elegido para la especie también dice algo: rioturbiensis remite a la región de Rio Turbio, donde fue hallada. Un guiño a la geografía que la resguarda, y una forma de inscribir el conocimiento científico en el territorio.
Nota basada en la entrevista realizada en Radio Provincia al Dr. Juan Pablo Martín e información publicada por la Unidad Académica San Julián de la UNPA.
