Se trata de una especie clave para la pesca artesanal y el equilibrio del ecosistema marino. En el Golfo San José, investigadores del CONICET llevan adelante la primera experiencia de repoblamiento de Vieira Tehuelche.
Por primera vez en Argentina se está desarrollando una experiencia de repoblamiento de Vieira Tehuelche (Aequipecten tehuelchus), un bivalvo característico de la región que sostiene históricamente la pesca artesanal en Chubut. Desde Puerto Madryn, a 100 kilómetros del Golfo San José, el Licenciado en Ciencias Biológicas Leandro Getino coordina este proyecto pionero.
“La Vieira Tehuelche es una especie que se distribuye desde Brasil hasta el norte del Golfo San Jorge, pero la principal pesquería está aquí, en el Golfo San José y en el Golfo San Matías”, explica Getino en diálogo con Radio Provincia. Se trata de un recurso clave, porque según explica, “es la única que cuenta con un marco regulatorio establecido y, por su valor comercial, ha sido siempre la especie más importante para la marisquería artesanal que opera desde los años 70”.

Cada ejemplar puede vivir entre 8 y 10 años. “A partir del segundo año ya puede ser explotado comercialmente. Y en esta zona, la pesca se realiza únicamente por buceo, con un enfoque artesanal”, detalla.
Conociendo a la Vieira Tehuelche
Esta especie se reproduce en verano y “son hermafroditas”, explica Getino. “Durante la temporada de reproducción liberan las células sexuales al agua, se fecundan y generan una larva que flota durante un mes. Luego esa larva se asienta en el fondo marino y empieza a crecer, alimentándose de fitoplancton”.
“La vieira tiene ciclos naturales de abundancia y escasez. Cuando hay poco recurso, el sector pesquero se ve seriamente afectado”.
Frente a ese escenario, la pregunta fue directa: ¿es posible repoblar esos bancos naturales que sostienen la actividad? La respuesta, por ahora, se construye paso a paso, con ciencia aplicada y observación paciente. “Lo que estamos intentando es colaborar en esos momentos de escasez, ver si se pueden recuperar esos bancos, que son agrupaciones naturales de individuos y el principal blanco de la pesquería artesanal en esta zona”.

¿Sembrar el mar? Cómo se repuebla un banco de Vieira
El biólogo nos describe la técnica utilizada: “Captamos larvas en colectores artificiales, como redes plásticas. Esas larvas se asientan en las redes y luego se las traslada al fondo marino. Hablamos de ‘semilla’ para referirnos a esos juveniles. Cuando los liberamos, por su peso, se depositan solas en el fondo. Y ahí empieza el seguimiento”.
Esta siembra experimental se realizó en un fondo rocoso del sur del Golfo San José, dentro del área natural protegida Península Valdés. “No fue elegido al azar. Es un sitio que, según relevamientos previos, suele tener bancos exitosos y buenas condiciones de supervivencia”.
En paralelo, se investiga cómo incide la presencia de las vieiras en la biodiversidad del ecosistema. “Al tener una concha dura, proveen hábitat para otras especies. Queremos comparar cómo cambia la diversidad antes y después de la presencia del banco. Hay muchas aristas interesantes desde una mirada ecosistémica”, anticipa Getino.
Si bien en otras regiones del mundo hay antecedentes de repoblamiento de bivalvos, esta es la primera experiencia concreta con Vieira Tehuelche. “Se había investigado la captación de larvas, pero nunca se había dado el paso de sembrarlas, monitorearlas y estudiar cómo se desarrollan”.
El proyecto cuenta con apoyo de la Secretaría de Pesca de Chubut, una empresa local de redes y el Museo de Historia Natural de Nueva York. “Queremos escalar la experiencia y, para eso, incluir al sector pesquero artesanal, que históricamente ha sido muy colaborativo con la ciencia. En esta etapa inicial hicimos una escala pequeña, manejable, pero la idea es crecer y transferir ese conocimiento”.

Ciencia en tiempos difíciles
La investigación, sin embargo, no escapa al contexto nacional. “Mi ingreso a carrera de CONICET está en suspenso desde 2023, como muchas otras líneas de investigación en el país. Este proyecto sigue adelante con mucho esfuerzo y el apoyo de actores locales e internacionales”, cuenta Getino. El traslado, la navegación y el seguimiento implican altos costos, “pero estamos convencidos de que vale la pena”.
Y sin duda de que sobran los motivos para seguir esos objetivos, porque hablamos de sembrar el mar para cosechar futuro. Recuperar especies, cuidar el recurso y sostener una actividad pesquera con identidad y saber local.
Daniella Mancilla Provoste
