“Bitácora de Viaje” es una serie de artículos que cuentan en primera persona las crónicas de navegación del proyecto CAOBA – RUMBO SUR que une Buenos Aires y Ushuaia. Se trata de un proyecto que articula navegación, ecología, socialización y educación, en una experiencia integral a vela.
Sigfrido Nielsen
01/05/2020
A principios del 2017 compré el Caoba. Lo encontré en Mar del Plata, barco extremadamente sólido y excelentemente construido, diseño mundialmente famoso e histórico, algo caído por poco mantenimiento pero intacto en lo relevante y ahí me dije: “este es el barco”, frase que muchos navegantes reconocerán o entenderán por el profundo significado interior que tiene.
Luego de adquirirlo y realizar mantenimiento básico lo traje a Buenos Aires donde combiné navegaciones por el Río de la Plata hasta Punta del Este (Uruguay) con trabajos que le fui realizando para prepararlo a los fines de lograr mis sueños: singladuras extensas por lugares bellísimos. Es así como fuimos a Angra Dos Reis (Brasil) durante casi todo el 2019, siempre en la modalidad de combinar tripulaciones mayormente de mi club (el CNSE) con alumnos y ex alumnos de la escuela de vela del club. ¡La experiencia no podría haber salido mejor!
A principios del 2020 mi expectativa era regresar a Brasil, pero la pandemia y la consecuente cuarentena cambió radicalmente el mundo y entonces comencé a preguntarme cuál proyecto podría llevar a cabo -en mi mente una persona sin proyectos es una persona sin vida-. Pensé que posiblemente para el verano viajar por nuestro país podía ser viable, y es así como en Mayo del 2020 el proyecto de viajar al extremo sur, a Ushuaia, la Isla de Los Estados, los Fiordos Chilenos y nuestra costa Patagónica, comenzó a tomar forma.
El barco por su diseño se halla excelentemente preparado a esos fines, pero le faltaban varias cosas tanto de seguridad como de confort. Unos meses más tarde contacté al profesor Aníbal Risso, con quien ya habíamos realizado varios proyectos juntos, y le presenté este sueño. El entusiasmo fue casi inmediato y me confirmó mis sospechas: teníamos la punta necesaria para generar un excelente proyecto. Y así hoy en día un proyecto que comenzó como un sueño individual, a través de la participación activa de sus integrantes, pasó a ser un sueño colectivo en el cual los tripulantes tienen una motivación altísima y generan una energía tremenda que supera todos los obstáculos. Es la maravillosa capacidad del ser humano de transformarse y transformar el medio. Y esa vibración única se transmite y ha generado un proyecto con luz propia, un faro. En estas épocas tan particulares para la sociedad y para el mundo este proyecto es una luz de esperanza. Mi agradecimiento más profundo a todos los participantes a 2 días de la zarpada.