Invitados virtuales es un espacio en la red para compartir el trabajo de los escritores del extremo sur de América.
Peor cuando bajó
por Cezary Novek
Entonces fue que el candado cedió. Lo que buscaban estaba, supuestamente, debajo de una tabla floja bajo la cama de Leónidas. Franco y Manuel se miraron. No había vuelta atrás. Ambos sabían en dónde se metían y lo que podían ganar si lograban salir de la casa con eso.
Según el dato que les habían pasado, Leónidas estaría visitando a su madre –que vivía a 100 km– ese fin de semana. Nadie lo quería en el barrio. Les llevaba veinte años y desde chico le temieron. El tipo atendía un quiosco en frente de la plaza. Manuel nunca compró ahí. Franco siempre daba rodeos y buscaba cualquier excusa para no ir. Cada vez que lo veían, les corría un escalofrío por la espalda.
La leyenda contaba que había quedado así por un accidente automovilístico cuando era niño. Que sus abuelos murieron en el acto pero él quedó atrapado en el bollo de metal retorcido y ardiente. Y que le tuvieron que cortar las manos para sacarlo. Otra versión decía que a Leónidas nunca le gustó trabajar, y que metió las manos en una conservadora con hielo hasta que se le gangrenaron. Que gracias a eso pudo tramitar una pensión vitalicia por invalidez. Y que las sucesivas devaluaciones lo obligaron a trabajar igual en el quiosco. El padre de Manuel afirmaba que la segunda versión era la correcta, sólo que en realidad lo hizo para no tener que ir a la guerra de Malvinas. De la forma que sea, nadie le conoció novia alguna. “Y claro, con esos garfios, quién le va a dar bola”, comentaba la novia de Franco cada vez que discutían sobre lo de esa noche. Ella insistió en que no fueran. Cuando los vio determinados en su plan, se pelearon. Hablaron de terminar la relación. Manuel le dijo que después de que pasara todo, él la convencería, que no se distraiga pensando en eso. Que las mujeres son cambiantes.
Pero ella estaba el día que desapareció el perro de Saúl, el verdulero. Juraba una y otra vez haber visto a Leónidas haciéndole cosas horribles. Cosas que no involucraban los ganchos. “Es un resentido. Y creo que se ha vuelto peligroso. Por favor, ni se acerquen a esa casa”, les había rogado.
Ya estaban en el living. Habían decidido no prender ninguna luz para que no se viera nada sospechoso desde afuera. Buscaron a tientas en las dos piezas que estaban abiertas, pero estaban llenas de cachivaches. Antes de entrar a la que estaba cerrada, Franco le puso la mano en el pecho a su amigo. “Mejor volvamos. Mirá si está”. “Qué va a estar, si no hay pasaje a esta hora”. Se miraron un momento. Manuel abrió la puerta y entraron. Estaba tan oscuro que no podían ver siquiera dónde estaba la cama. Franco pensó que si les salía bien, se irían del barrio. Había muchas oportunidades esperándolos si todo salía bien.
Sonó el celular de Franco. Manuel retrocedió y tropezó con un fuentón de lata.
“Salgan ya mismo de ahí. Les dijeron cualquiera: Leónidas no fue a ver a la madre. Era ella la que venía a visitarlo”.
“Imposible”, dijo Manuel.
Entonces se prendió la luz. Leónidas estaba sobre la cama, desnudo, sin los garfios, murmurando algo. Estaba boca arriba y tenía los ojos cerrados.
Vieron a su madre, en el techo, adherida por las manos como una araña.
Ella también los vio. Lo que era el peor de los problemas.
Pero no el único.
Leónidas empezó a reír. Su madre también.
Y la luz se apagó de nuevo.
Cezary Novek, (La Paz, Entre Ríos, 1982). Docente y periodista freelance. Coautor de El vaso ruso. Verdad, compromiso y batahola (Postales japonesas, 2010) y Letra muerta. Una novela en la argentina postapocalíptica (Llanto de Mudo, Fan, 2012). Autor de Ropa Sucia (2011), Comidos (2014, La Sofía cartonera, UNC), Los colores que no vemos (2015, Colección Leer es Futuro, Ministerio de Cultura Presidencia de la Nación), La configuración del silencio (Contamusa, 2018; Color Ciego Ediciones, 2019; Austrobórea Editores, Chile, 2019.) y Cada día es un pájaro que se muere (Color Ciego Ediciones, 2019). Participó de las antologías Mala sangre (Colección Pelos de Punta, 2015), Muertos (de amor y de miedo) (Ediciones de la Terraza, 2016), Literatura barata y discos de goma (Color Ciego Ediciones, 2017), Mare Monstrum (Austrobórea, Chile, 2017), El foso. Historias desde el abismo (Austrobórea, Chile, 2018) y Espeluznante (Postales Japonesas, 2020). Colabora con los diarios Hoy Día Córdoba y Marcha Noticias, entre otros.
Contacto: cezarynovek@gmail.com
Facebook/Twitter/Instagram: Cezary Novek