Parecen ramas que bailan bajo el agua, se mueven con la corriente y sin que lo notemos, sostienen una parte fundamental de la vida marina. Son los bosques de kelp, o macroalgas, y cubren grandes áreas de los océanos fríos del mundo. Su superficie global es comparable con la del Amazonas, y, sin embargo, pocos saben de su existencia. Mucho menos, de su fragilidad.
En diálogo con Radio Provincia, los investigadores Nur Arafeh-Dalmau y Carolina Olguín Jacobson, fundadores de la ONG Más Kelp, contaron sobre el trabajo que realizan en Latinoamérica para proteger estos ecosistemas submarinos, en colaboración con organizaciones locales como Fundación Por el Mar.
“Nuestro objetivo es apoyar iniciativas que ya existen y ayudar a proteger y manejar mejor los bosques de macroalgas en México, Perú, Chile y Argentina”, explicaron. La tarea combina ciencia, comunicación y política ambiental: una red de saberes y esfuerzos que crece desde abajo hacia arriba.
Una red en defensa de un gigante invisible
Durante su paso por Santa Cruz, Nur y Carolina visitaron Puerto Deseado, donde se sumaron a los monitoreos iniciados por la Fundación Por el Mar en sitios clave de la costa atlántica. Allí, junto al equipo local, avanzaron en la creación de un programa conjunto para estudiar y proteger las poblaciones de kelp en la región.
La iniciativa forma parte del Grupo de Mapeadores de Macroalgas en Español, que reúne a investigadores, científicos y decisores de política pública de toda Latinoamérica. “Queríamos crear un espacio en nuestro idioma, que conecte las experiencias locales y nos permita sumar fuerzas”, señalaron.
La primera edición del encuentro fue presencial, en Punta Arenas (Chile), con 50 asistentes. La segunda, realizada este año de forma virtual, superó los 150 participantes. De esos intercambios surgió una carta firmada por más de 200 personas, solicitando a los gobiernos que reconozcan la importancia de estos ecosistemas y avancen en su protección.

Kelp: refugio, alimento y pulmón
¿Qué son, en concreto, los bosques de kelp? “Son como los bosques que vemos en la tierra, pero bajo el agua”, explican. “Crean hábitats tridimensionales donde muchas especies viven, se alimentan y se reproducen. Son sitios llenos de vida y belleza”. Pero además, son claves para la salud del océano y el equilibrio del planeta. Actúan como sumideros de carbono, protegen las costas y sostienen redes tróficas complejas.

1er Encuentro de mapeadores de macroalgas en español Punta Arenas, ChileMasKelp participó en la organización de este bello encuentro, donde contamos con la presencia de 76 personas (26 presenciales y 50 en línea
En Tierra del Fuego, por ejemplo, los esfuerzos conjuntos de ONGs y científicos lograron declarar una moratoria para frenar la extracción industrial de macroalgas. En México, se está a punto de aprobar un Plan Nacional de Restauración de Bosques de Kelp. Y en Santa Cruz, el trabajo avanza, paso a paso, gracias a la colaboración entre actores locales e internacionales.
“Lo importante es dar ese empujón a las ideas que ya están en marcha”, destacan desde Más Kelp. La ciencia es la base, pero también lo es la comunidad. Y los vínculos que se tejen para defender lo que no siempre se ve, pero sostiene todo lo demás.
