En el noroeste de Santa Cruz, cerca del límite con Chile, se extiende uno de los bosques más prístinos de la provincia. Allí, entre lengas y ñires centenarios, el Lago del Desierto plantea un gran desafío: cómo conservar un área protegida que también es habitada, transitada y utilizada por distintos actores. Para eso, este mes se consolidó la Unidad de Gestión de la Reserva Provincial Lago del Desierto, una instancia clave para definir reglas claras y consensuadas.

“La gestión de la reserva implica establecer normas que regulen todas las actividades que suceden dentro del área”, explicó en diálogo con Radio Provincia Marisol Espino, directora de Áreas Protegidas del Consejo Agrario Provincial. “A diferencia de los parques nacionales, que son propiedad del Estado y tienen jurisdicción completa, las reservas provinciales —como Lago del Desierto— tienen muchos terrenos privados. Por eso, necesitamos estrategias de gobernanza participativa”.


La idea de gobernanza no es menor: se trata de construir reglas en conjunto, con la participación de todos los sectores involucrados. “Hay muchos intereses en juego: propietarios, visitantes, organismos públicos, proyectos turísticos y de conservación. El objetivo es que nadie quede afuera y que todos se sientan representados”, sostuvo Espino.

Un bosque que produce oxígeno, agua limpia y belleza

Lago del Desierto alberga un ecosistema valioso. “Tiene uno de los bosques mejor conservados de Santa Cruz”, destacó la funcionaria. “Es un área que captura carbono, produce oxígeno, regula el clima y limpia cursos de agua. Pero además tiene un valor estético enorme. Manejar por ese bosque es hermoso. Hay altas probabilidades de cruzarte con fauna silvestre como huemules, pumas, carpinteros. Es una experiencia que te conecta con algo muy profundo”.

Con ese espíritu, se realizó una reunión clave entre organismos provinciales, parques nacionales, municipios, ONGs, investigadores y propietarios, para consolidar la Unidad de Gestión y avanzar hacia un reglamento común. “Parques Nacionales es nuestro mayor vecino —remarcó Espino—, y aunque pertenecen a diferentes jurisdicciones, es fundamental que trabajemos coordinadamente”.

Además, Parques Nacionales posee un terreno dentro de la reserva, lo que vuelve imprescindible la articulación. “Los proyectos que se presenten en la zona deben cumplir con la normativa de impacto ambiental. Es clave que quienes viven, trabajan o visitan el área, conozcan las reglas que se aplican y se sumen a los procesos de gestión”.

El encuentro reunió a diversas autoridades provinciales, nacionales y locales comprometidas con el Lago del Desierto


Una reserva que se piensa en conjunto

La Unidad de Gestión funciona con un esquema de tres niveles: un directorio encabezado por el Consejo Agrario Provincial, una gerencia de gestión y un Consejo Asesor, en el que están representados los municipios, las universidades e instituciones de investigación, los propietarios y las organizaciones sociales del Chaltén.

Cada eje tiene un representante, encargado de canalizar las inquietudes de su sector. “De ahí surgen las temáticas a trabajar. Cuando están definidas, se convoca a la mesa de trabajo”, explicó Espino. “Estamos muy esperanzados porque la comunidad del Chaltén es muy participativa. Queremos que esto avance pronto, y para eso estamos armando un acta con todo lo trabajado hasta ahora”.

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