Situaciones imprevistas como la bajante de ríos y las sequías permitieron la aparición de restos fósiles en Santiago del Estero, Neuquén, Río Negro y la provincia de Buenos Aires.
El incansable trabajo de los paleontólogos en su minuciosa búsqueda para descubrir antiguas formas de vida bajo la tierra posibilitó este año hallazgos inéditos como restos de un gliptodonte en Santiago del Estero, un dinosaurio herbívoro de cien millones de años en Neuquén y “nuevas especies”, como llaman los científicos a las aún no notificadas, que llegaron a las revistas internacionales especializadas.
Asimismo, situaciones imprevistas como la bajante de ríos y la sequía en Buenos Aires facilitaron el hallazgo de fósiles, moluscos y semillas de más de diez mil años en Junín y en San Pedro, mientras con la reactivación de distintas actividades se pudieron reanudar tareas que habían sido interrumpidas por la pandemia; entre ellas la recuperación de fósiles de un oso perezoso en Coronel Pringles.
Con los hallazgos de las últimas tres décadas, Argentina se ubica en el podio mundial de la paleontología, con algunos de los especímenes más impactantes como el carnívoro más grande del planeta, el Giganotosaurus Carolini; el herbívoro de mayor tamaño del mundo o Argentinosaurio, y el chubutense carnotauro, único carnívoro con cuernos y estrella que aparece representado en la película “Jurassic World”.
Santiago del Estero, miles de años atrás
Es así que los restos de un gliptodonte encontrados en la cuenca del río Dulce, en Santiago del Estero, renovaron el interés de los científicos: el paleontólogo e investigador de Conicet, Raúl Vezzosi, destacó que “para la región chaqueña resulta ser un gran hallazgo porque el registro previo está mencionado en afloramientos de Bolivia y no había hechos similares previos en Argentina”.
“Lo que ha sido recuperado es un gran fragmento de la coraza de este gliptodonte Panochthus“, explicó a Télam el especialista, y agregó que “por la forma de sus placas óseas, que se llaman osteodermos, estamos empezando a ver que no se trataría de una especie comúnmente registrada en Argentina”.
Las placas óseas que conforman la coraza de ese animal se hallaron en la cuenca del río Dulce, a la altura de Los Miranda, en Río Hondo, por una bajante que experimentó el principal curso de agua santiagueño.
“Uno diría ‘otro gliptodonte más’, pero resulta que los restos fósiles hallados en Santiago del Estero corresponden a un género que conforman los gliptodontes más grandes registrados en Argentina y América del Sur“, resaltó Vezzosi.
Tras detallar que se trataba “de un mamífero herbívoro relacionado con las mulitas y el tatú carreta que existen hoy en día en el monte santiagueño”, el investigador dijo que “este ejemplar de gliptodonte contaría con una masa corporal que supera la tonelada de peso y puede alcanzar los 2,5 a 3 metros de longitud”.
“La información geológica preliminar y la antigüedad de los sedimentos que lo contenían podrían ubicarlo temporalmente entre el Pleistoceno final y comienzos del Holoceno”, de 130.000 a 11.000 años, acotó.
Vezzosi explicó a Télam que estos hallazgos pueden recuperarse porque la cuenca del río Dulce ha descendido considerablemente en su caudal por las grandes sequías, lo que permite apreciar niveles geológicos y afloramientos que en épocas de crecidas no se encuentran a la vista.
Jurassic Patagonia
En Neuquén, entre otros hallazgos de nidadas y huellas, se destacó la aparición de los fósiles de un dinosaurio herbívoro que vivió hace unos 100 millones de años en la zona de Sierra Chata, al norte de Añelo.
Allí, la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) reveló que empleados de la empresa Pampa Energía que realizaban excavaciones se toparon con los restos y dieron aviso a la Dirección de Patrimonio, neuquina lo que permitió recuperar los fósiles de “un dinosaurio herbívoro, probablemente de la familia de los Rebbachisauridae” que estuvieron distribuidos en el supercontinente de Gondwana.
Esos “hallazgos provienen geológicamente de la Formación Candeleros, del Grupo Neuquén, que tiene una antigüedad aproximada de unos 100 millones de años (Cretácico Tardío)”, añadió la UNCo.
A principios de año, también en Neuquén se produjo el hallazgo de un titanosaurio que vivió hace unos 98 millones de años y que llamó la atención de investigadores mundiales, ya que podría ser el animal terrestre más grande alguna vez encontrado en la historia al rondar más de 40 metros de largo y superar probablemente las 70 toneladas de peso.
El hallazgo, reportado en la revista científica Cretaceous Research, también revela la existencia de una nueva especie de dinosaurio que ayuda a comprender mejor la anatomía de estos gigantes y la evolución de su masa corporal.
Alberto Garrido, geólogo de la Universidad Nacional de Comahue y director del museo de Ciencias Naturales de Zapala, explicó a Télam que “es tan grande el ejemplar que nos está llevando mucho tiempo extraerlo, lleva mucha logística pero justamente con los pocos materiales que se han recuperado corresponde sin dudas a uno de los dinosaurios más grandes, aunque todavía no podemos decir a ciencia cierta si es el más grande”.
El saurópodo titanosaurio gigante está compuesto por una secuencia articulada de 20 vértebras caudales y varios huesos apendiculares, lo que para los especialistas se convierte en “un hallazgo formidable”.
“Comprobamos la antigüedad de 98 millones de años y, si bien existían huellas de grandes dinosaurios, hasta ahora no se habían encontrado restos de huesos. Sí de grandes carnívoros. Esto abre un panorama distinto para lo que se conocía”, advirtió Garrido.
Según los palentólogos, el ejemplar rondaría los 40 metros de largo y pesaría cerca de 80 toneladas, un porte que, de confirmarse, superaría en un 15 por ciento al dinosaurio más grande hallado hasta el momento, el Patagotitan mayorum, que tuvo un largo de 35 metros y un peso de 70 toneladas.
“Lo que tienen los hallazgos patagónicos es el gran porte de los dinosaurios, hay una suerte de tendencia de que aparezcan dinosaurios realmente gigantes tanto carnívoros como herbívoros y eso llama la atención a nivel mundial”, remarcó Garrido.
En ese punto, coincidió Vezzosi cuando fue entrevistado en Santiago del Estero al señalar que “en todo lo que es el centro del país, que conforma lo que conocemos desde la geomorfología como tierras bajas, no podemos precisar que se encuentren restos de dinosaurios porque lamentablemente los afloramientos que se encuentran en la Patagonia, en las cordilleras de los Andes y en otros sitios del oeste de América del Sur son ambientes muy altos y en esos sitios es donde aparecen restos fósiles de dinosaurios“.
“En lo que sería Santiago del Estero, y si nos vamos más hacia el este para la zona de Santa Fe, por ejemplo, no lo podemos encontrar en superficie porque han sido tapados por mucha historia pasada, por millones de años que han sido tapado con tierra de otras unidades geológicas que están arriba”, explicó.
Un dinosaurio en General Roca
En Río Negro, el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) anunció en febrero el hallazgo de restos de un dinosaurio carnívoro de unos 70 millones de años de antigüedad, al sur de la localidad de General Roca.
El fósil fue bautizado como “Niebla antiqua” y, según los expertos, era un feroz predador que alcanzaba los 4 metros de longitud.
Los especialistas de Lacev señalaron que la publicación de “un nuevo dinosaurio carnívoro argentino permitiría comprender mejor la historia de los abelisáuridos, grupo de depredadores que dominaron los continentes australes” e “incrementan el patrimonio paleontológico de la provincia”.
Hallazgos en Junín
Por otra parte, la bajante del río Salado a raíz de la sequía que afectó a gran parte del territorio bonaerense dejó expuestas a decenas de restos fósiles de gliptodontes y de los antepasados prehistóricos del elefante y el caballo.
José María Marchetto, coordinador del Museo Municipal Paleontológico Legado del Salado (Mumpa) de Junín, explicó a Télam que “las aguas del río Salado bajaron más de lo normal producto de la sequía y eso trajo aparejada una gran cantidad de descubrimientos y rescates de diversos restos fósiles de animales que habitaron la región hace más de 10.000 años”.
Marchetto precisó que “se rescataron piezas de Macrauchenia, un animal que era muy similar a la llama, pero más grande y más pesado, de casi mil kilos, con una trompa corta, similar a la del tapir y tres dedos por pata”, también “se hallaron piezas de Stegomastodon, emparentado con el elefante actual, de un peso aproximado de 7.500 kilos” y de “Toxodón, parecido al hipopótamo, que llegó a superar los 1.000 kilos, con dientes arqueados de su maxilar”.
Asimismo, vieron “restos de perezosos gigantes, entre ellos de Megaterio”, fósiles de Gliptodontes y “piezas de organismos un poco más pequeños como de Equus Neogeus, emparentado con el caballo actual”.
El especialista recordó que los restos están protegidos por la ley nacional de protección del patrimonio 25.743, que establece que “los fósiles sólo pueden ser rescatados por personal idóneo, que sepa cómo efectuar los mismos sin dañarlos y que tengan los permisos legales para hacerlo”.
“Los fósiles no tienen valor económico, no son de nadie, son de todos, o sea, son patrimonio de la Nación, por lo que deben estar en un museo para que todo el mundo pueda verlos y estudiarlos”, explicó, al advertir que llevarse fósiles “es considerado un acto de vandalismo y puede ser penado con multas o incluso prisión, en algunos casos”.
Fósiles sampredrinos
Algo similar ocurrió en San Pedro, cuando a mitad de julio fueron hallados restos de semillas leguminosas, moluscos y peces de cinco mil años en una barranca tras la bajante de las aguas en el norte bonaerense.
El Museo Paleontológico de San Pedro indicó que el hallazgo se produjo en Campo Spósito, una zona fosilífera a 10 kilómetros al este de la ciudad, en un sector de humedales ubicados al pie de las barrancas.
José Luis Aguilar, director del museo, precisó que descubrieron los elementos vegetales mientras tomaban muestras de “sedimentos depositados durante la ingresión marina del Holoceno, un acontecimiento que ocurrió entre cinco mil a tres mil años atrás”.
Un perezoso en las sierras
Otra tarea de extrema precisión que tuvo ocupados a los paleontólogos se desarrolló en noviembre, cuando especialistas del Centro de Registro de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (CrePAP), del Museo Municipal de Coronel Pringles y estudiantes de la Universidad Nacional del Sur (UNS) retomaron la extracción de huesos de un perezoso terrestre, que data entre 8.500 a 25.000 años de antigüedad, en el paraje La Paloma que habían sido interrumpidas por la pandemia.
El paleontólogo Cristian Oliva contó a Télam que el animal había sido descubierto por un vecino luego del paso de una máquina motoniveladora por un camino rural y señaló que “el ejemplar representa un perezoso terrestre extinto de gran porte y robustez (escelidoterio), emparentado con las actuales especies arborícolas, que son mucho más pequeñas y gráciles”.
Oliva, coordinador del Observatorio de Patrimonio Arqueológico Sierras y Lagunasdel CRePAP, explicó que el perezoso terrestre “forma parte de la denominada megafauna de fines del Pleistoceno y comienzos del Holoceno, 130.000 a 8.500 años antes del presente” y dijo que por las pruebas de radiocarbono efectuadas “es muy probable que su antigüedad no supere los 25.000”.
“Esta especie tendría entre 3,5 y 4 metros de largo, con una masa corporal de entre 800 y 2.000 kilos. Además, es pariente cercano del megaterio, del cual aparecieron huellas en Pehuen Co”, añadió y dijo que “entre las incontables formas fósiles existentes, los denominados perezosos terrestres quizás sean el grupo más amplio y heterogéneo, diferenciándose de sus parientes modernos especialmente por estar adaptados a la vida en tierra firme, así como por su mayor tamaño, robustez y corpulencia”.
También indicó que “la fragilidad que afecta a las piezas óseas, así como el hecho de que la mayoría de ellas permanezcan aún articuladas, constituyen factores que impiden la realización de un rescate paleontológico convencional”.
Oliva resaltó que el hallazgo “revolucionó a la comunidad de Coronel Pringles y para nosotros es uno de los tantos hallazgos que hemos realizado a lo largo de los últimos años”.
Fuente: Agencia Télam