La incorporación de las mujeres a la esquila ya es una realidad y las perspectivas no podían ser mejores. Tiempos de cambio que la Sociedad Rural de Río Gallegos viene acompañando con iniciativas que reafirman su compromiso con la provincia y su gente

La estancia Chali Aike fue el escenario de un hecho inédito para la producción agropecuaria de la provincia de Santa Cruz: la esquila fue realizada por una comparsa compuesta tanto de hombres como de mujeres.

Fueron siete las mujeres que participaron de la cuadrilla, a las que se le sumó la cocinera de la estancia. Dafne Nerea Ortelli, Gilda Micaela Cárdenas Ordenes, Alejandra Andrea Saldivia, Mirta Juliana Aguilar, Gladys Betiana Quenti, Romina Belén Rearte yVanesa Giselle Borean Navarro

Se las vio muy entusiasmadas, contentas y con muchas ganas de seguir aprendiendo. Se sintieron “agradecidas” por la predisposición de Ariel Rossi, el dueño de la cuadrilla; de los otros esquiladores y por la oportunidad que les brindó Gonzalo Sánchez -dueño del establecimiento- que abrió las puertas para enseñarles todo el proceso de este trabajo. Aprender este oficio sin duda brindará a las mujeres una nueva alternativa laboral en un ámbito que hasta ahora no las tenía en cuenta.

Representantes de la Sociedad Rural de Río Gallegos acompañaron este evento histórico y destacaron que “lo que hizo nuestro socio no es menor.  Incluir a las mujeres en un proceso que siempre se hizo por hombres y de qué manera lo estaban haciendo, será un puntapié inicial, para que el día de mañana esto sea algo normal”, remarcó Pascual Ibañez, gerente de la Sociedad Rural de Río Gallegos.

Alejandra, una de las esquiladoras, dijo que “fue una linda experiencia. Estuve en playa, levantando los vellones del piso, recogiendo y separamos la lana, me gustó mucho. Mi papá, mi cuñado, mi familia, nos criamos siempre en el campo”.

Liliana, otra de las participantes, calificó la jornada como “una experiencia hermosa. Nunca me imaginé trabajar acá. El campo es hermoso. Les decimos a las mujeres, que se animen cuando le ofrezcan esta oportunidad, que no tengan miedo y que vengan, porque te abre muchas puertas, es algo que no solo los hombres lo pueden hacer, también las mujeres y acá quedó demostrado.

La jornada contó además con la supervisión del Coordinador Ejecutivo Provincial de Prolana Santa Cruz y jefe de la Agencia de Extensión Rural Río Gallegos del INTA, Emilio Rivera, quien certificó el trabajo de los clasificadores y -junto al dueño de la cuadrilla- dieron su punto de vista sobre la experiencia y de cómo creían que se podía seguir avanzando.

El arte de la esquila

La esquila es un proceso que se hace una vez por año en los campos patagónicos. En este caso, es una esquilada de las denominadas de preparto, porque se hace previo a que la oveja tenga su cordero en primavera. Este proceso siempre se terceriza, en una sociedad virtuosa entre una empresa externa y la ganadera.

Una vez adentro del galpón, el primero en tener contacto con las ovejas es el “embretador”, que se encarga de acercarlas hasta una parte del galpón donde hay un brete. Ahí aparece el esquilador o la esquiladora, que agarra la oveja y le saca el vellón. Una vez que es separado el vellón de la oveja, otra persona lo lleva a una mesa donde se clasifica la lana, separándola por calidad. Por último, esa lana va a una prensa hidráulica que genera el fardo, el producto final del proceso de una estancia. Luego, la lana es cargada y llevada a una barraca donde puede ser vendida de manera sucia o se puede lavar, y pasa el proceso industrial.

Ibañez, de larga experiencia en el rubro, contó que nunca había visto “una cuadrilla con tantas mujeres integradas. Sí había visto mujeres trabajar en el galpón, clasificando, ordenando, incluso en un taller afilando, pero nunca así”.

Acompañar estos nuevos aires

Acorde con esta etapa, que propone transformaciones profundas para el trabajo en el campo, la Sociedad Rural de Río Gallegos asume el desafío de darle respuestas a sus socios en particular y a la actividad agropecuaria de la provincia en general. 

En ese sentido, está trabajando en dos proyectos: el primero es una formación profesional de clasificadores, con el apoyo del Instituto de Promoción de la Ganadería en Santa Cruz (IPG). Lo que por ahora es una prueba piloto, consistirá en que, clasificadores de experiencia, formen a dos personas, con una duración de entre 15 y 30 días, directamente en un galpón de esquila. Al mismo tiempo, se abrirá una vacante para profesionales que recién están arrancando en el circuito, tanto veterinarios como ingenieros que representando a la SRRG aporten un beneficio a los socios.

Además, la organización está atravesando un proceso de cambio en su estructura. Se ha sumado un equipo de comunicación que está trabajando en una nueva página web. “La idea es que sirva para comunicar no solo al socio de la rural, sino también a toda la gente que quiera trabajar, hacer cursos, capacitaciones, etc.”, apunta Ibañez. El salto es grande: hoy solo existe un número de WhatsApp y un mail como contacto. El objetivo es que, una vez que esté operativa la plataforma web, generar un espacio para cursos, capacitaciones y un lugar de contacto ágil con la institución. 

El acompañamiento a los asociados en estas nuevas experiencias dentro del trabajo rural, propiciando la incorporación de las mujeres, fomentar la capacitación sistemática dentro del rubro, incorporar nuevos profesionales y mejorar la comunicación con el productor, son parte de los desafíos que la Comisión Directiva asume como propios con un solo objetivo: afianzar la producción agropecuaria santacruceña y seguir generando trabajo y riqueza para nuestro país.

Daniella Mancilla Provoste

Deja tu comentario