El incendio en la zona de la localidad de Lago Posadas visibilizó situaciones y personas, entre ellos a la brigada voluntaria de vecinos.
Son unos 13 vecinos de la pequeña localidad de no más de 450 habitantes quienes se convirtieron en custodios del bosque y del pueblo.
Hace año y medio decidieron poner manos a la obra y comenzar a conformar un grupo que pueda responder inmediatamente ante algún incendio, tanto en la zona urbana como en los alrededores. “Aquí los incendios son bastante usuales, aunque no tan grandes como el que tuvimos”, dice Esteban Cardozo, un empleado de Servicios Públicos, que ayuda en el tema.

Lago Posadas, a 70 kilómetros de la Ruta Nacional 40, en el noroeste de Santa Cruz, no tiene cuartel de bomberos ni brigada de incendios forestales. Es un pequeño pueblo cordillerano que forma parte de una zona de turismo emergente a la que extranjeros y nacionales comienzan a prestar atención.
A este lugar, hace unos años, se mudó desde Pico Truncado, Damián Ojeda, sargento de la Policía de Santa Cruz. Es quien más sabe lo que puede ocurrir con un incendio si no hay bomberos, y si los vecinos no saben cómo actuar, por lo que es el principal impulsor de la brigada voluntaria. Él es el único bombero en la zona.

Ojeda es el bombero al que un gaucho cruza un río, de a caballo, foto que llegó a los medios nacionales. “Estábamos retornando de arriba de la montaña, habíamos caminado unas 4 horas por el foco ígneo. El peón (alias patito), nos ayudó a cruzar el río”, contó Ojeda.
El bombero confía en que llegarán más profesionales al pueblo, cuando haya ingresos a la institución. Mientras tanto, los vecinos son sus subordinados y compañeros a la vez. “Por ahora solo cuento con los muchachos de la brigada voluntaria. Hay que destacar lo que hacen”, dice a pocas horas de haber terminado el trabajo que demandó el incendio del valle del río Oro.
El incendio
El lunes 4 de enero, y por el lapso de una semana, se desató un incendio en cercanías del pueblo y de estancias. El más importante que se recuerda en la zona.
Los voluntarios del pueblo hicieron los primeros ataques al fuego, hasta que se sumaron los recursos del Plan Nacional del Manejo del Fuego, Parques Nacionales y Consejo Agrario Provincial.
Las estimaciones locales hablan de unas 2 mil hectáreas de vegetación autóctona, las afectadas.
La trascendencia del incendio tuvo varios enfoques. Hoy, ya descansados y con la cara limpia del hollín, los vecinos coordinadores Damián Ojeda y Esteban Cardozo agradecen el apoyo de las familias del pueblo y de las instituciones como la delegación local de Vialidad provincial, y sienten orgullo de lo hecho.
“Pudimos salvar el casco de la estancia Cerro Bayo, donde el fuego estaba a 10 metros. Ver al peón regar las plantas para que no llegue el fuego, te partía el alma”, comentó Cardozo.

Preparación
Al hablar con EL ROMPEHIELOS los coordinadores comentaron que muchas cosas que se dijeron en las redes sociales no son ciertas. “No es verdad que no tenemos ninguna capacitación ni que no tenemos ninguna herramienta. Hace año y medio venimos haciendo prácticas. Quizás no tenemos todo, pero tenemos palas, motobombas, protecciones y otras herramientas, nos vamos equipando con donaciones”, explicaron entre Cardozo y Ojeda.
Luego del incendio, la brigada voluntaria fue convocada por la comisión de fomento de la localidad, la comisionada Mónica Sánchez se comprometió a realizar “todo lo que esté a su alcance para darle formalidad e institucionalidad a la brigada”. Al mismo tiempo recibieron insumos donados por la minera OPSA, gestionados por el Concejo Deliberante de Perito Moreno.
Ocupados en lo suyo
El incendio será también recordado porque un grupo de brigadistas del Consejo Agrario se negó viajar al lugar, reclamando que el gobierno le debe los viáticos de una intervención realizada en octubre.
“No sé opinar, nosotros estábamos ocupados en nuestro trabajo y en defender la estancia del fuego”, comentó Ojeda.
