Un equipo de investigadores del CONICET en el Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, CONICET-UNLP), en conjunto con colegas de Estados Unidos, logró descubrir la estrella enana blanca pulsante más masiva conocida hasta el momento, que alcanza 1,3 veces la masa del Sol. El hallazgo se hizo utilizando datos de los observatorios astronómicos APO (por las siglas en inglés para Apache Point Observatory) y Gemini, que cuentan con los telescopios ópticos de mayor tamaño existentes en el mundo, y se publica en la prestigiosa revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS).

Las enanas blancas son un tipo de estrellas moribundas, es decir que agotaron su combustible nuclear y se encuentran en la etapa final de su evolución. Se trata de objetos inicialmente muy calientes que van enfriándose a un ritmo extremadamente lento, que albergan en su interior aproximadamente la misma cantidad de materia que el Sol, pero comprimida en un tamaño apenas mayor al de la Tierra. En algunos casos, cuando su interior no está en completo equilibrio, estos cuerpos presentan pulsaciones o vibraciones, con lapsos que van de los 100 a los 7 mil segundos, lo que provoca variaciones en su brillo. Por eso se las llama enanas blancas pulsantes, categoría en la que se encuadra WD J004917.14−252556.81, la estrella hallada por el equipo del IALP, ubicada en la Vía Láctea a 100 pársecs, es decir unos 320 años luz de la Tierra.

El hallazgo se enmarca en la disciplina conocida como astrosismología, que a semejanza de lo que ocurre con la sismología terrestre, se basa en la medición de las vibraciones de las estrellas para sondear su misteriosa estructura interna. “La astrosismología ofrece una oportunidad sin precedentes para eso”, destacan los autores, y agregan: “Los relativamente pocos modos de pulsación detectados limitan la capacidad de obtener soluciones sísmicas robustas, pero es posible medir períodos de oscilación adicionales observándolas sucesivamente con telescopios muy potentes. En este trabajo proporcionamos varias soluciones representativas que podrían explicar las propiedades observadas en esta estrella”.

“La importancia de estudiar estrellas enanas blancas tan masivas –o ultramasivas, como se las conoce en el campo de la investigación– a través de sus pulsaciones radica en que sería posible, en principio, conocer la composición química de sus núcleos y si estos están cristalizados, o sea, en estado sólido, tal como lo predicen las teorías físicas”, destaca Alejandro H. Córsico, investigador del CONICET en el IALP y uno de los autores del trabajo. “Esto, a su vez, proporcionaría claves valiosas para conocer algo de las estrellas progenitoras, es decir cómo eran hace billones de años atrás, y de cómo llegaron a ser enanas blancas con el aspecto actual”, añade.

Para el experto, “estudiar enanas blancas tan masivas podría ayudar a testear la teoría de la Relatividad General de Einstein, aunque para eso sería necesario disponer de abundantes observaciones de estrellas con masas comparables o mayores a la masa de WD J004917.14−252556.81”. Según indica, “afortunadamente, en la actualidad hay una intensa búsqueda de este tipo de objetos por parte de investigadores e investigadoras de todo el mundo. En este trabajo en particular, aportamos los modelos pulsacionales teóricos para interpretar las propiedades observadas en esta estrella”.

Fuente: CONICET

Deja tu comentario