Un grupo de investigadoras de la Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle –Río Negro– del INTA y del IPAF Patagonia estudian el desempeño del riego gravitacional y su influencia en el acuífero freático. Luego de enfrentarse a diferentes dificultades técnicas para realizar el trabajo de campo adaptaron las metodologías para adecuarlas a sus necesidades. Desafíos y logros de un equipo que se pone a prueba todos los días.
El agua en la cuenca de los ríos Limay, Neuquén y Negro es un recurso valioso, no sólo para la vida humana, sino también para el desarrollo de actividades productivas. Por esto, un equipo de investigadoras integrado por Ayelén Montenegro, Maira Guiñazú y Lucía Mañueco se ocupa de estudiar el desempeño del riego gravitacional y su influencia en el acuífero freático para hacer un uso más eficiente del recurso y para el desarrollo de tecnologías que permitan entender y satisfacer las necesidades hídricas de los cultivos.
Cuando las investigadoras intentaron iniciar los ensayos sobre riego gravitacional y su influencia en el acuífero freático se encontraron con una serie de dificultades operativas relacionadas con la metodología de trabajo, por ello se propusieron readaptar una nueva metodología para utilizar herramientas y protocolos que se adecuaran a sus necesidades.
Lucia Mañueco trabaja en la institución desde 2007. Ingresó como pasante y luego siguió como becaria en el área de fruticultura y, en 2011, se sumó como becaria al área de Riego y Drenaje. Actualmente es parte del equipo de trabajo de riego que se ocupa del agua en la región.
Sin embargo, al principio no fue una tarea fácil. “Tuvimos algunos intentos infructuosos de desarrollar ensayos, no lográbamos completar todos los pasos por no poder sacar las muestras de suelo, colocar correctamente los anillos o quedarnos sin agua y no poder sacar de los canales por el tamaño de los bidones”, señaló Mañueco.
Y agregó: “Entendimos que la metodología había estado pensada por varones, con otra capacidad de fuerza física y a nosotras nos costaba mucho ejecutarla tal como estaba planteada”.
Entre las líneas de trabajo del equipo encargado de la gestión del agua, que está integrado por investigadores de la EEA Alto Valle y el IPAF Patagonia, se les presentó la oportunidad de avanzar con la experiencia de evaluaciones de desempeño de riego.
Mañueco señaló: “Entre esas dificultades vimos que nos resultaba muy difícil la extracción de muestras de suelo, la colocación de los anillos para medir infiltración y el acarreo de agua necesario también para los ensayos de infiltración”.
A partir de esas dificultades, reemplazaron algunos pasos de la metodología: La toma de muestras de suelo la reemplazamos por el uso de sensores de humedad de suelo de registro continuo, reemplazamos los anillos de infiltración por otros más gruesos y con filo, para poder hincarlos y reemplazamos los bidones de 30 / 40 litros por otros más livianos.
“La equidad en las condiciones laborales la ponemos a prueba día a día. Nos encontramos con muchas situaciones de este tipo, ámbitos que siempre fueron ocupados por varones que, además, contaban con ayudantes”, puntualizó Mañueco.
El instrumental necesario a veces es de fácil adquisición o adaptación, como los anillos de infiltración, pero otras veces es muy costoso, tal es el caso de los muestreadores hidráulicos de suelo.
Mañueco concluyó: “Creemos que es un camino en el que avanzamos constantemente. Es importante compartir nuestras experiencias en las diversas tareas que realizamos y espacios en los que participamos ya que plantea la readecuación permanente que tenemos que hacer para poder avanzar con éxito en nuestras actividades”.
Fuente: INTA