Según el INDEC el 85,5% de los fueguinos usa internet. En la región con mayor penetración del uso del internet y la tecnología, Tierra del Fuego ocupa el podio Patagónico. Casi el 90% de los habitantes de la isla tienen acceso a la web ¿qué representan estos números? ¿qué hacen los fueguinos con Internet y desde cuándo lo hacen?

No siempre internet fue ese lugar común donde habitamos y de alguna forma convivimos. Años atrás, unos pocos privilegiados tenían la posibilidad de acceder a divagar por la web en sus hogares. En las casas se fraccionaba porque la línea quedaba ocupada y era costoso. Una hora, o media, al día. Otros podían acceder a la red de vez en cuando en algunos puntos de acceso -como un locutorio de Telefónica en Río Grande, en la esquina de Piedrabuena y Perito Moreno, que en sus primeros años proveía una hora gratis- para navegar. O los que obtuvieron una hora gratis de navegación en los paquetes del álbum de figuritas de Río Grande (que publicó la Municipalidad alrededor del año 98) en Génesys Informática. Navegar en la web llegaba a ser cuestión hasta del azar.

Pero las historias tienen inicio; todas las historias tienen protagonistas y Pablo Ternavasio es uno de ellos. Actualmente es Coordinador de tecnologías y comunicación en el CENT35, pero poco más de 20 años atrás fue uno de los pioneros digitales en la ciudad de Río Grande. Entre 1995 y 1996 “existía la posibilidad de traer algo absolutamente desconocido en Argentina, salvo Capital, lugares muy cercanos y a nivel industria, que era la famosa Internet”. Pablo, junto a otros aventureros tecnológicos, fueron los que se ocuparon de que la llegada de Internet se materializara en la isla.

El Rompehielos: ¿Lo veías así, como herramienta de trabajo, de desarrollo? ¿tenías esa perspectiva?

Pablo Ternavasio: Yo no soy una persona que se arriesga fuera de ciertos parámetros, pero sí. Mi visión de internet era parecida a la que hay hoy. De hecho, cuando arrancamos con el nodo, por una cuestión de poder acercar a la gente a que pueda empezar a usarlo, yo les daba una especie de mini curso, con dos o tres cositas, herramientas muy elementales. Y me acuerdo que en esas reuniones siempre les decía ‘miren, no va a pasar mucho hasta que todos tengan una dirección de correo electrónico. Las empresas, los negocios, van a tener su página en internet. La Word Wide Web empezaba a regir en el mundo. Te podría decir con mucha seguridad que mi visión era esta. No tan comercial como es hoy, tenía una idea un poquito más de comunicación social, científica, técnica, formativa, antes que la comercial.

¿Qué era el nodo? ¿qué forma de conexión fue la que llevaron a la provincia?

En Río Grande no había internet. No había comunicación a la red, a lo que era ARPANET en su momento y David (Razza, fundador de Génesys Informática) vio la posibilidad de traer la conectividad a esa red. Es decir que, a partir de un intermediario, la gente de Tierra del Fuego se iba a poder conectar a la red. Eso es exactamente un nodo. En esa época estaba controlado, todo manejado por una sola empresa que es la que te vendía el acceso a internet. Fue una pelea hasta conseguir que lo traigan, poder cumplir los requisitos que ponían para poder conectar este punto de unión. Arrancamos con un sistema local, ya muy evolucionado para lo que había en esa época, que se llamaba BBS. Acá arrancamos casi en simultaneo con otro BBS más que usamos mucho con las escuelas.

Netcom, ¿no?

Netcom BBS. Sí, ellos nos ganaron por tres o cuatro días -se ríe-. Fue muy doloroso porque ahí hubo fallas nuestras. Nos faltaron pilas para ponerlo en marcha. Yo soy muy estructurado y quiero mucha seguridad. No me gusta largarme a la aventura, y parte de la responsabilidad de esa demora fue mía porque quería ciertas seguridades antes de ponerlo en marcha.

¿Crees que Internet en Tierra del Fuego se desarrolló lo suficiente?

Creo firmemente que, si no se toma en serio el desarrollo de la conectividad a la gran red, nos vamos a ver en problemas. Lo estamos viendo en una serie de atrasos, cosas que se podrían estar haciendo mucho mejor. Unas pocas empresas o grupos privilegiados tienen la posibilidad de trabajar realmente conectados. Y eso para el tiempo nuevo, el tiempo en el que no podes pensar en proyectos unipersonales, sino en equipos de trabajo, Internet es una herramienta crucial. Y esa herramienta está muy lejos de estar desarrollada en Tierra del Fuego. Estamos sumamente atrasados en cuanto a la capacidad de conectividad, el costo de la conectividad y las posibilidades.

En internet se ama

“Hace 4 años, fines de agosto de 2013, estaba un día en casa de un amigo en Facebook viendo fotos. Quería enterarme de lo que pasaba en Río Grande a través de fotos. Estaba viendo una foto que todavía debe estar, con gente que había hecho una coreografía. Entonces me puse a mirar, estaba mi hermana entre otra gente y de repente ví una chica y dije ‘¡Epa! A esta chica no la conozco. ¿Quién será?’. Inmediatamente entré al perfil de ella y dije ‘¡Epa! Una chica tan linda, que no conozco’. Entonces me llamó mucho la atención e inmediatamente la agregué. Ella me contó que hacía meses que estaba en la ciudad, y le habían llamado la atención las fotos que yo tenía porque le había parecido una persona rara. Algo interesante. Y cuando la agregué se asustó porque pensó que me había enterado que ella había estado viendo mi perfil o algo así. Pero la agregué y le empecé a hablar. Todo esto está registrado. Literalmente le escribí: ‘¿nos conocemos?’. Hasta el día de hoy, me carga porque dice que mi frase de levante es extremadamente ridícula pero lo que ella no quiere aceptar, es que la usé a propósito, porque sabía que me tenía que diferenciar rápido de todos los otros buitres que andaban rondando, con la frase más cursi que se me ocurriera.

Empezamos a hablar, charlamos un par de veces por mensaje. Yo haciéndome el interesante, hasta que un día la convencí, sin darle tiempo a pensar, de que nos viéramos. Eso fue un par de días después de empezar a hablar. Yo ya no quería hablar por Facebook. Así que un día estaba de visita en lo de mi mamá, yo vivía en Chacra VI, y me fui a cenar. Como a las once y media, me pongo a chatear por Facebook y le digo: ‘estaría bueno salir a tomar unos mates’. Era un viernes a las once y media de la noche ¿quién sale un viernes a las once y media de la noche a tomar mate? Ella me dice ‘si, bueno, qué se yo’, y le digo ‘bueno, estoy apagando la compu. Decime rápido tu dirección que yo voy. -Ella pensaba que era joda-. Me estoy yendo, decimela rápido’. Mentira total. Fue la manera que encontré para que me de la dirección. Me la dio y pasé a buscarla. Fue la primera vez que nos vimos en persona. A la semana estábamos de novios, y bueno. No perdimos demasiado tiempo.

El día de hoy las personas nos preguntan cómo nos conocimos y decimos ‘por Facebook’, y nos miran como diciendo ‘qué lástima’. Pero la verdad que para mí no fue ninguna lástima. Vi una chica que me gustó, me di cuenta que no podía perder el tiempo y la conocí, la encaré por Internet. Después en persona, y me di cuenta que había dos o tres personas más que la orbitaban, así que gracias a Facebook pude entrar en acción a tiempo” J.

Pasaron 4 años desde que se pusieron de novios. Dos hace que son marido y mujer.

“En el 2009 me vine a vivir a Ushuaia. Y obviamente tenía pocos amigos porque conocía poca gente y pasaba mucho tiempo online. Para principios de 2010, Twitter todavía era chico y era más un club de amigos que otra cosa, y los usuarios que eran de Buenos Aires solían organizar reuniones y juntarse. Yo estaba acá en Tierra del Fuego y no sabía de las juntadas, pero veía que muchos se conocían en persona.

Seguía a una chica llamada Mónica y un día ella me dijo ‘seguilo a este pibe -@cconejero-, que yo creo que se van a caer bien’. Entré a su perfil y decía que era programador, qué se yo… y tenía la frase ‘no como verduras porque me da lástima que las maten’, y en ese momento me dio mucha risa, me pareció una frase genial -con la que estoy de acuerdo- y decidí seguirlo. Todo en el Timeline: “acá @monibru dice que te siga, así que le voy a hacer caso”. No nos dimos demasiada pelota.

Un día puse en mi Timeline que viajaba a Buenos Aires a visitar a mi familia. Viajaba a Rosario y pasaba dos días a Buenos Aires y esta chica Moni y Claudio aprovecharon y dijeron ‘bueno, hagamos un encuentro. Y organizaron para ese fin de semana que estaba yo. Lo único que había visto de Claudio eran los tuits, me caía bien pero nada. Llegué a esa reunión, el flaco llegó tarde -luego sabría que como siempre-, y recuerdo verlo entrar y que fue amor a primera vista.

Al día siguiente me tomé un avión de vuelta y me vine a Ushuaia. Un par de días después escribí un tuitt que decía ‘sos lindo’, y el flaco al toque me responde. Todo en público en el Timline y ahí dije ‘bueno, este es el momento’. Le mandé un DM (Direct Message – Mensaje Directo) diciéndole ‘era para vos’, y nos pusimos a hablar. En esa época, los mensajes directos de Twitter todavía eran de sólo 140 caracteres, así que fue todo un arte; el único medio para contactarnos era por mensajes de Twitter. Luego, pasamos al Skype, y hablábamos todo el tiempo. Al mes, era puro amor a distancia. Él decidió renunciar al trabajo y se vino 15 días a Ushuaia. Cuando volvió a Buenos Aires, dijo ‘me voy a vivir a Ushuaia’. A los tres meses, estábamos viviendo juntos en el Fin del Mundo.

Y acá estamos, casados y felices . Han pasado 7 años. Fue raro, pero está buenísimo. A mí me parecía lo más normal del mundo conocer gente online”. V.

En internet nos divertimos, trabajamos, nos relacionamos. Conocemos, amamos, odiamos. Nos informamos y nos distraemos. Las redes abren posibilidades infinitas y en una provincia insular como la nuestra la necesidad de desarrollar una mejor conectividad es imperiosa ¿podremos volver a ser punta en tecnología como hace poco más de dos décadas atrás? La decisión política lo dirá.

El próximo domingo en EL ROMPEHIELOS, más historias sobre internet en la Isla: ¿se puede usar la World Wide Web para trabajar y progresar?

 

Pablo Riffo

 

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