Esquel y Futaleufú impulsan un proyecto de corredor patagónico binacional para fortalecer el turismo sostenible y la conexión entre comunidades

En la cordillera andina, donde los caminos de ripio cruzan bosques y ríos que no reconocen fronteras, Esquel y Futaleufú vuelven a encontrarse. Esta vez lo hacen a través de un proyecto binacional que busca consolidar un corredor biológico y turístico, con el foco puesto en la sostenibilidad y el desarrollo territorial.

La propuesta, recientemente lanzada con apoyo de la Fundación Vida Silvestre Argentina, se titula “Fortalecimiento del corredor biológico binacional Esquel–Futaleufú. Una experiencia de planificación participativa para un turismo sostenible”.

corredor biológico binacional


Se trata de una iniciativa que une a actores públicos y privados de ambos lados de la cordillera. El objetivo principal es pensar el turismo no como una postal, sino como una herramienta para conservar, integrar y generar oportunidades reales para las comunidades.

El punto de partida fue la construcción de una visión común. Promover un turismo de bajo impacto ambiental, que valore la biodiversidad, la cultura local y el intercambio entre habitantes.

Según señaló el medio El Chubut, el proceso incluyó talleres participativos, entrevistas con prestadores turísticos y encuentros entre autoridades de Esquel y Futaleufú. Esto permitió identificar desafíos y oportunidades en la zona de influencia del paso fronterizo Río Grande–El Limite.

Un corredor que ya existe, pero necesita ser cuidado

Aunque el vínculo entre Esquel y Futaleufú es histórico —por cercanía, por familia, por paisaje compartido—, el corredor biológico que une ambos territorios enfrenta amenazas cada vez más visibles. La fragmentación del hábitat, la presión sobre los ecosistemas y un turismo que muchas veces crece sin planificación.

Este nuevo proyecto apunta justamente a reforzar los lazos y crear una hoja de ruta para un desarrollo turístico que proteja la riqueza natural de la región, desde los bosques de lenga hasta las aguas del río Futaleufú, conocido por sus rápidos y su belleza prístina.

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La planificación como herramienta

Durante el proceso se trabajó con mapas colaborativos, recorridos de diagnóstico y entrevistas que permitieron visibilizar las fortalezas del territorio: paisajes únicos, cultura transfronteriza, producción local, y una red de actores comprometidos. También se detectaron necesidades: mayor infraestructura, estrategias de promoción conjunta y herramientas para la formación en turismo responsable.

El enfoque fue claro: avanzar en una planificación participativa que no se imponga desde afuera, sino que surja desde el territorio, con la voz de quienes viven y trabajan allí.

Es un camino que requiere tiempo, acuerdos y continuidad, pero que puede marcar la diferencia frente a modelos extractivistas que agotan los recursos sin dejar beneficios duraderos.

Una frontera que une

Lejos de ser un límite, la frontera entre Argentina y Chile puede convertirse en un puente. El corredor binacional Esquel–Futaleufú es, en ese sentido, mucho más que una ruta turística. Es un espacio de encuentro entre dos países que comparten montañas, especies, historias y desafíos.

Proyectos como este muestran que es posible pensar el turismo de otra manera. Se trata de actividades que en lugar de depredar, cuidan; que en lugar de dividir, unen; y que en lugar de imponer, escuchan.

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