El noroeste de la provincia de Santa Cruz es conocido por Cueva de las Manos y el Parque Nacional Patagonia a orillas del Lago Buenos Aires y en la meseta homónima. Pero frecuentemente se pasa por alto la conexión de estos lugares con el valle del Rio Deseado y la fascinante historia de esta gran cuenca, pieza clave para comprender el paisaje y la historia de toda la región.

El valle del Deseado debe su origen a las glaciaciones. Condujo las aguas del Lago Buenos Aires hacia el Océano Atlántico, a las que se sumaban otros grandes caudales que profundizaron el actual Cañadón del Pinturas. Con el retroceso final de los glaciares hace poco más de 10.000 años el volumen de deshielo se redujo a una ínfima fracción y el nivel de los lagos descendió al abrirse un desague hacia el Océano Pacífico.

La modificación de las cuencas hizo desaparecer el obstáculo que limitaba la expansión humana hacia el extremo sur. No es casualidad que el desecamiento del Deseado coincida con la datación de las pinturas rupestres más antiguas de Cueva de las Manos. Así comienza la historia del poblamiento de Patagonia Austral, que se extendería en poco tiempo hasta el extremo sur del continente americano.

Las nacientes del Deseado

El formidable valle del Deseado mantiene los rasgos de su pasado y atrapó la atención de los navegantes que recalaron en el litoral atlántico, empezando por Magallanes en 1520. Durante siglos se debatió si debía considerarse río al cauce frecuentemente seco por el cual se movían las aguas del mar al compás de las mareas. El enigma se mantuvo cientos de años y ni la búsqueda de la mítica Ciudad de los Césares fue incentivo suficiente para enfrentar los más de 500 km de desierto para acercarse a la cordillera.

Las primeras exploraciones de las cabeceras del Deseado no partieron desde su desembocadura. Musters y Moyano las cruzaron siguiendo las huellas indias de sur a norte. Este último bautizó el lago en 1880 y acompañó con un mapa las primeras descripciones de la zona. Aún entrado el siglo XX no se conocía en profundidad la configuración de la cuenca, y mapas relativamente recientes denominaban Deseado al Pinturas.

A partir de 1894 y en tres viajes sucesivos el galés Llwyd ap Iwan lleva adelante relevamientos en la zona con la intención de extender la colonización del valle del Rio Chubut. Ap Iwan proyectó obras para canalizar el Río Fenix, que fluía al Lago Buenos Aires, hacia el valle del Deseado y de esa forma garantizar aguas de riego para una amplia región donde se instalarían familias de origen galés. El proyecto enviado al gobierno generó interés inicialmente, pero fue relegado por cuestiones de interés nacional.

Mapa de la Comisión de Límites muestra la línea divisoria de aguas en Pari Aiken, actual ciudad de Perito Moreno, donde se desviaron las aguas del río Fénix hacia el Cañadón del Deseado.

La cuestión del límite internacional

A fines del siglo XIX el interés por las nacientes del Deseado se volvió geopolítico en el marco de las argumentaciones sobre el límite a definir entre Argentina y Chile. En 1898 el Perito Moreno, tomando el proyecto de irrigación galés, ordenó la desviación del Rio Fénix para modificar la cuenca superior del Deseado.

La canalización del Rio Fènix hacia el Deseado en un punto de indefinición de la divisoria de aguas continental respaldaba la argumentación argentina de desestimar las cuencas en el trazado del límite internacional. La pertenencia del rio Fenix a la cuenca del lago Buenos Aires favorecía las pretensiones chilenas.

El Río Fénix se hizo famoso en los círculos geográficos europeos donde se seguía con atención el acalorado debate por la frontera. Aparece en publicaciones en varios idiomas, aún décadas después de la intervención, o “travesura”, en palabras de Moreno.

En definitiva, el Laudo Arbitral de 1902 fijó la frontera a lo largo de una línea intermedia, dividiendo el lago entre ambos países y buscando equilibrar la pretensión argentina de las altas cumbres del oeste con la argumentación de la divisoria de agua sostenida por Chile.

Hito Mendieta

Un circuito de interés histórico y geográfico

Viajando a través del tiempo a pocos kilómetros de Perito Moreno se pueden ver los inmensos fragmentos de la Meseta Lago Buenos Aires que el glaciar transportó durante su último avance y recorrer la antigua costa del lago que se halla casi 200 metros verticales sobre el nivel actual.

Después de imaginar el volumen de agua que fluia sobre la actual ciudad y se encauzaba hacia el Atlántico, el visitante puede ponerse en el lugar de ap Iwan y el Perito Moreno para entender las razones que los llevaron a la zona y lo que proyectaron en ella, caminar las orillas del Rio Fenix y comprender como este caprichoso curso de agua divaga indeciso entre dos cuencas oceánicas.

En Los Antiguos el visitante verá los hitos fronterizos levantados a orillas del Río Jeinimeni en 1903, cuando aún no había pobladores en la zona. Uno de ellos es particularmente interesante por su historia y por el hecho de encontrarse dentro de una chacra, rodeado de cerezos.

Desde los atractivos miradores de Los Antiguos se contempla toda la zona limítrofe y resulta de interés escuchar historias de frontera, tanto del pasado como de la actualidad, que algún guía local pueda contar.

Respecto de la frontera, o más bien la ausencia de ella, se puede aprender algo visitando La Ascensión a mitad de camino entre Los Antiguos y Perito Moreno. En esta histórica estancia, que es hoy parte del Parque Nacional Patagonia, convivieron los ejércitos de Argentina y Chile en 1918. Durante ese invierno los pobladores de Chile Chico repelieron un injusto desalojo por parte de las fuerzas de su país, obligando a los carabineros a replegarse a La Ascensión y solicitar apoyo argentino. Los pobladores, y en este caso también los uniformados, cruzaban el Jeinimeni sin ninguna formalidad. Recién a mediados del siglo XX se instalan los primeros controles fronterizos en la zona.

Este recorrido se complementa perfectamente con los atractivos en la cuenca del Pinturas y la zona del Monte Zeballos. Los puntos de interés se vinculan por rutas escénicas que integran el paisaje y su naturaleza con la historia de la región, desde los primeros que cruzaron el Deseado hasta los exploradores del presente.

Muchos de los puntos destacados del circuito son accesibles solo con guías, cuyo conocimiento enriquece la experiencia del visitante.

Por Guido Vittone

Guido Vittone, referente en temas de historia y geografía, lidera una iniciativa para resaltar la región con la participación de guías locales.

A través de la página web www.47sur.com se puede obtener más información.



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