El Día Mundial de los Humedales, que se celebra cada 2 de febrero, representa una oportunidad crucial para reflexionar sobre la importancia de estos ecosistemas vitales para nuestro planeta y para el bienestar humano.

En 2024, el tema central se enfoca en la interrelación entre los humedales y el bienestar humano, destacando cómo la salud de estos ecosistemas está inextricablemente ligada a nuestra salud física, mental y ambiental. Los humedales no solo proporcionan agua dulce y sustento, sino que también inspiran nuestra cultura y fortalecen nuestra resiliencia ante los desafíos ambientales.

En este sentido, los humedales, que abarcan desde marismas y pantanos hasta deltas y estuarios, son indispensables por su capacidad para purificar el agua, regular el clima, proteger contra fenómenos meteorológicos extremos y sustentar una biodiversidad rica y variada. Actúan como sumideros de carbono, almacenando grandes cantidades de CO2 y desempeñando un papel crucial en la mitigación del cambio climático. El Día Mundial de los Humedales es, por lo tanto, una oportunidad para estimular la concienciación, el aprecio y la acción en favor de los humedales.

Más allá de su importancia ecológica, y tal y como hace hincapié la celebración de este año, los humedales son fundamentales para el bienestar humano. Proporcionan alimentos, agua potable y materiales, además de ofrecer oportunidades para el turismo y la recreación. Durante miles de años, las personas han establecido asentamientos cerca de los humedales para tener acceso a peces y a otras fuentes de alimentos, así como a agua dulce para los cultivos y el ganado, además de que la dieta básica de más de la mitad del mundo depende de productos cultivados en humedales. Asimismo, los humedales urbanos, en particular, mejoran la calidad de vida en las ciudades al filtrar contaminantes, reducir inundaciones y ofrecer espacios verdes para el esparcimiento y la conexión con la naturaleza. Según datos de Ramsar, un humedal continental de unos 4.000 m2 absorbe hasta 5,7 millones de litros de agua de crecida, ayudando a reducir las inundaciones y a retrasar y aliviar las sequías.

Humedales: el ecosistema más amenazado del planeta

Los humedales, que cubren aproximadamente el 6% de la superficie terrestre del mundo, es el ecosistema más amenazado del planeta, con más del 80% de ellos habiendo desaparecido desde el siglo XVIII. Esta pérdida acelerada, tres veces más rápida que la de los bosques, pone en riesgo no solo la biodiversidad sino también los medios de vida y la salud de millones de personas. La contaminación, la sobreexplotación, el cambio climático y la urbanización son algunos de los factores que impulsan su degradación.

Como consecuencia, las especies de los humedales corren peligro de extinción: disminuyen más rápidamente que aquellas de otros ecosistemas; una de cada tres especies de agua dulce y el 25% de todas las especies de humedales se enfrentan a la extinción por el deterioro de los humedales; y el 81% de las especies de humedales continentales y el 36% de las especies costeras y marinas han disminuido en los últimos cincuenta años. Esta pérdida no solo reduce la biodiversidad sino que también compromete los servicios ecosistémicos cruciales que estos hábitats brindan.
Las actividades humanas y el cambio climático están impulsando esta degradación. Por un lado, la agricultura sigue siendo uno de los principales factores que impulsan la pérdida y degradación de los humedales. Por otro lado, la contaminación del agua y por plásticos y la sobrepesca, junto con las especies invasoras, los están dañando. Y, a ello, hay que sumar que, a medida que crecen las ciudades y aumenta la demanda de suelo, la urbanización invade los humedales.

Frente a esta realidad, es imperativo actuar de manera colectiva y decisiva. La Convención sobre los Humedales subraya la necesidad de una gestión sostenible de los humedales, promoviendo su uso racional y la inversión en su conservación y restauración. En este sentido, hacer frente al desafío climático requiere una ambiciosa conservación y restauración de los humedales por parte de toda la sociedad.

Humedales en Río Gallegos

En el ámbito local, los principales humedales que forman parte del ejido de la ciudad de Río Gallegos, si bien han tenido históricamente un impacto antrópico significativo, desde que comenzó a principios del milenio el estudio, el involucramiento ciudadano y la protección por ordenanza con el establecimiento de un Sistema de Reservas Naturales Urbanas en la ciudad, se ha logrado reducir el impacto, crear conciencia y profundizar el trabajo de conservación y protección.

El trabajo es permanente y requiere continuidad en el tiempo con nuevos desafíos como la presión inmobiliaria sobre estas áreas, los residuos sólidos urbanos, la desertificación, entre los principales.

A nivel nacional, la sinergia de organizaciones ambientales ha logrado la presentación y tratamiento de proyectos de ley que establezcan presupuestos mínimos para la conservación de los humedales, los que, sin embargo, han perdido sucesivamente estado parlamentario por la presión de los lobbies extractivistas. Hubo tres intentos de sanción de la ley de humedales (2013, 2015 y 2020) y múltiples proyectos presentados. Estos fueron impulsados por todas las fuerzas políticas y desde siete provincias distintas. La idea de presupuesto mínimo establece un piso para que las provincias constituyan su orden jurídico ambiental, mejorando o incrementando los estándares, algo que aún no ha sido posible pese a la urgencia de contar con ellos para la conservación de  los humedales, es decir, del agua, sus ciclos y servicios ecosistémicos, fundamentales para la vida humana. (Ambiente Sur)

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