Sus 286 kilómetros de vías, soñadas a principio del siglo XX como una forma de fomentar el desarrollo de la Patagonia, fueron desafectadas el 15 de enero de 1978. Considerada entonces como la línea férrea de pasajeros más austral del mundo -los otros ferrocarriles más al sur estaban dedicados a explotación de recursos naturales- el ramal que unía las hoy ciudades santacruceñas de Deseado-Las Heras un ramal ferroviario en busca de su esplendor fue clave para extraer productos generados a partir del boom lanero en la región.
Aunque varias administraciones provinciales mostraron interés en rehabilitarlo y presentaron distintos proyectos, casi todo asociados con el gobierno nacional de turno, el actual gobierno de Santa Cruz dio un paso concreto para evaluar el estado general de la infraestructura que todavía sobrevive al abandono.

En un acuerdo, rubricado por el ministro de la Producción, Comercio e Industria, Gustavo Martínez, y el interventor de YCRT, Pablo Gordillo Arriagada, la empresa radicada en Río Turbio aportará “su experiencia técnica y operativa en infraestructura ferroviaria, incluyendo operarios especializados en vías y obras, mantenimiento de locomotoras, instructores y operadores”, informaron luego de la firma.
“En una primera etapa, se realizará un relevamiento detallado del estado de las vías, terraplenes y durmientes en el tramo comprendido entre Puerto Deseado y Las Heras. Con base en estos resultados, se ejecutarán obras de mejoramiento para garantizar su operatividad”, agregaron.

La reconstrucción de la línea “permitirá fortalecer el transporte de cargas y abrir nuevas oportunidades para la producción regional”, de alguna forma recuperando su espíritu fundacional del Ferrocarril Patagónico.
Además, el proyecto contempla la creación de un parque temático en colaboración con Trenes Argentinos y la incorporación de un Museo Petrolero y Ganadero, lo que sumará valor al turismo en la zona norte de la provincia.

“Este ramal no solo fue una vía de transporte, sino que será una arteria que conectará a los vecinos y facilitará el flujo de turistas en la zona norte. Al integrar nuestro patrimonio histórico con la oferta turística, abriremos las puertas a un mundo de oportunidades, generando empleo y fortaleciendo nuestra economía”, había resaltado el gobernador Claudio Vidal.
Santa Cruz es la segunda provincia en extensión dentro la octava geografía más grande del mundo y con la mayor proyección territorial hacia la Antártida. En las próximas décadas, el ferrocarril debería ser tomado como una herramienta central para impulsar el desarrollo local y regional. La recuperación de espacios estratégicos, la generación de empleo y las mejoras en las condiciones para la inversión privada serán parte de sus comprobados beneficios.

Mucho más que un tren
El Ferrocarril Patagónico comenzó a funcionar el 20 de septiembre de 1909. Sus vías de trocha ancha (1676 mm) unía 14 estaciones ubicadas cada 20 km aproximadamente. De estas estaciones, unas pocas llegaron a convertirse en pueblos.
De su infraestructura se destacaba el edificio de la Estación Puerto Deseado, así como diversos desarrollos de ingeniería -como puentes y arcos- en las cercanías de esa localidad.
Además de ser utilizado para el transporte de carga, este ramal se dedicó también a cubrir las distancias urbanas y semiurbanas de las ciudades que servía y conectaba con las “chanchitas”, ferrobuses recordados como por su forma y su característica incomodidad.


Junto al crecimiento demográfico comprobable en los datos arrojados por los censos, y los beneficios en la atención médica y en la educación de los niños, la llegada de esta línea duplicó la cantidad de establecimientos ganaderos y creó cerca de un centenar de establecimientos agrícolas en apenas diez años.
Este ambicioso proyecto (credo por ley el presidente Figueroa Alcorta- pretendía unirse con la línea que unía San Antonio Oeste con Bariloche, y empalmar con el ferrocarril de Comodoro Rivadavia, camino a Lago Buenos Aires.


El ramal fue clausurado en simultáneo con su ferrocarril hermano línea de Comodoro Rivadavia a Sarmiento el 15 de enero de 1978, durante la gestión del ministro de Economía de la dictadura militar, José Alfredo Martínez de Hoz.

Su final dejó una profunda marca social, con pueblos o caseríos, rieles y estaciones abandonados. La desvinculación de sus 850 agentes fue otra herida para esta zona.
El tren entre Deseado y Las Heras fue inmortalizado en la película La Patagonia rebelde, utilizando gran parte de la infraestructura original. Las estaciones de Deseado, Jaramillo y Tehuelches fueron filmadas en un gran registro histórico junto al material rodante que hoy se encuentra desaparecido.