Una investigación realizada por científicos ingleses y alemanes reveló restos de una selva tropical en el fondo del océano antártico. Se trata de evidencia de que hace alrededor de 90 millones de años el continente blanco presentaba un clima extraordinariamente cálido.
Vivimos en un planeta dinámico, en constante cambio y transformación. Si pudiéramos condensar millones de años en algunos minutos veríamos selvas convertirse en desiertos, montañas emerger desde el fondo del océano y glaciares desaparecer para dar paso a valles verdes repletos de vegetación. Por increíble que parezca, nada en nuestro planeta permanece intacto y sitios que hoy presentan condiciones severas que hacen prácticamente imposible la supervivencia, en otro momento fueron lugares cálidos y llenos de vida. Uno de los ejemplos mas extraordinarios es el pasado cálido de la Antártida, un continente que en la actualidad presenta las condiciones más extremas que podemos encontrar en el planeta.

Hace unos 100 millones de años nuestro mundo se encontraba en un período conocido como Cretácico medio, una época cálida en la cual los polos no estaban cubiertos de hielo, la temperatura de los mares superaba los 30° en los trópicos y el nivel del agua alcanzaba hasta 170 metros más que en la actualidad. Resulta difícil imaginar que el desierto blanco que hoy es la Antártida fue en algún momento una región verde, rebosante de vida, poblada de coníferas, palmeras y helechos, entre los cuales se movían
los grande dinosaurios que habitaban el continente.
Ahora una nueva estudio llevado adelante por un equipo de investigadores del Reino Unido y Alemania han hallado nuevas evidencias de que La Antártida alguna vez fue una selva tropical. Estudiando el fondo marino cercano al polo sur los científicos encontraron los restos de una antigua selva tropical del Cretácico, con una antigüedad de 90 millones de años. El terreno analizado está tan bien conservado que contiene, intactos, innumerables rastros de polen, esporas, restos de plantas con flores e incluso estructuras celulares individuales. “Resultó particularmente fascinante ver el polen fósil y otros restos de plantas tan bien conservados en un sedimento depositado hace unos 90 millones de años cerca del Polo Sur. Los numerosos restos de plantas indican que la costa de la Antártida Occidental era, en aquél entonces, un denso bosque templado y pantanoso, similar a los bosques que se encuentran hoy en Nueva Zelanda” explicó Ulrich Salzmann, paleoecólogo de la Universidad de Northumbria y coautor del estudio, quien utilizó el polen y las esporas para reconstruir el clima y la vegetación que reinó en aquella época. Con este estudio los científicos hallaron las pruebas de un clima templado a cerca de 800 km del Polo Sur, con temperaturas medias anuales del aire de unos 12 grados, que es aproximadamente la temperatura media actual de Hobart, en la isla de Tasmania en el extremo sur de Australia. La media de las temperaturas veraniegas rondaba los 19 grados, mientras que la del agua de los ríos y pantanos alcanzaba los 20 grados.

Una serie de sucesivos enfriamientos del clima sumados al impacto del meteorito en Yucatán, además de las colosales erupciones de la meseta del Deccan en la India, terminaron con el periodo “hipercaliente” del Cretácico. A partir de ese momento (hace 47 millones de años), la Antártida comenzó a enfriarse de nuevo. La tundra, el último remanente de los bosques antárticos, desapareció hace 15 millones de años, cuando el continente se congeló por completo y adoptó la apariencia de desierto helado que conocemos actualmente.
Abel Sberna
Fuente: Nature – EFE
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