Desde 2019, el equipo de conservación dirigido por Emanuel Galetto ha estado recopilando valiosa información sobre los hábitos y patrones de los pumas en el Parque Patagonia. Los datos revelan áreas de acción, preferencias alimentarias y un papel esencial en el equilibrio ecológico del ecosistema.

“Comenzamos a capturar datos en 2019, por lo que tenemos información desde febrero de ese año hasta finales de 2022. Los datos de este año aún no se incluyen en el informe”, comenta Emanuel Galetto, coordinador de conservación del Parque Patagonia.

Uno de los hallazgos más notables se refiere al área de acción de los pumas: “En estos años concluimos que el área de acción de un individuo puede abarcar desde 124 km2 algunos y otros más grandes llegan a 4652 km2. Esto es un promedio aproximad de 517 kilómetros cuadrados, juntando machos y hembras”.

De esta área, Galetto informa que un 47% se encuentra dentro del área protegida del parque, mientras que un 44% corresponde a campos sin manejo, y un 9% a campos ganaderos.

El proyecto también se ha centrado en identificar agrupamientos de puntos de ubicación que indican que un puma quedó un tiempo prolongado en un lugar específico, denominados clústeres, que revelan información valiosa sobre la dieta de estos depredadores. “Hemos revisado presencialmente alrededor de 140 agrupamientos de puntos, que representan aproximadamente el 50% de los clústeres generados por los pumas”, explicó Galetto. Estos datos proporcionan información sobre las presas preferidas de los pumas, con un 72% de las presas perteneciendo a la especie de guanaco, seguido por un 13% de choiques y otras especies como zorros, caballos y ciervos marrones, y un 5% de ovejas.

El impacto de los pumas en el ecosistema es un tema importante. Galetto destaca que los pumas son “el depredador tope”, el felino más grande de la región y un factor crucial para regular la población de sus presas. Emanuel resalta cómo la depredación de grandes herbívoros como el guanaco tiene un efecto dominó beneficioso en la vegetación, ya que al reducir el pastoreo excesivo, la vegetación se recupera y florece.

Además, el coordinador de Conservación subrayó que los pumas también influyen indirectamente de manera positiva en la salud de los carroñeros, como el cóndor, que depende en gran medida de las presas cazadas por los pumas. Al controlar las poblaciones de mesodepredadores como los zorros, los pumas contribuyen a un equilibrio en el ecosistema que beneficia a aves y pequeños roedores.

El estudio se ha beneficiado de tecnología avanzada, como radiocollares con GPS que permiten reunir esos datos. El GPS registra puntos cada 3 horas, generando clústeres que indican momentos de actividad prolongada. Estos clústeres son luego investigados en el terreno para determinar si el puma cazó una presa o descansó en el área. “Si nosotros repetimos esto durante mucho tiempo, nos podemos dar una idea bastante exhaustiva de cuál es la dieta de un puma a lo largo de un año”, explicó Galetto.

En términos de cifras, el proyecto ha logrado capturar y estudiar 42 pumas diferentes. De estos, cinco eran crías de entre 2 y 6 meses, mientras que los restantes eran adultos. 25 de los pumas adultos fueron equipados de radiocollares satelitales para su seguimiento, de los cuales 14 eran hembras y 11 machos.

La información obtenida a través de métodos innovadores proporciona una comprensión más profunda de su comportamiento y su contribución a la salud del entorno natural y permitirá el diseño de nuevas soluciones al histórico conflicto con la ganadería. Estos felinos, como depredadores tope, desempeñan un papel fundamental en la regulación del ecosistema y en el mantenimiento de un equilibrio vital entre las diferentes especies que componen este fascinante hábitat.

Daniella Mancilla Provoste

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