Pumakawa significa “cuidar con el sigilo de un puma”. La reserva que vela por la conservación de la especie está trabajando con ganaderos de Santa Cruz para erradicar la caza y proponer nuevas técnicas de cuidado al ganado.

Estanislao Monte es un puma de siete años de edad. Es ciego de forma total e irreversible luego de que una cosechadora lo pase por encima cuando estaba en una pequeña cueva junto a su hermano. 

Un ingeniero agrónomo sintió que pisó algo mientras manejaba, cuando se bajó a ver se encontró con que había pisado a dos cachorros de puma. Llamó a su pareja y sus hijos, hicieron tres días de guardia y vieron cómo la mamá puma se llevaba a uno de los cachorros. 

El segundo quedó abandonado, por leyes de la naturaleza ya se encontraba demasiado lastimado para sobrevivir -los pumas no tienen dispensarios ni veterinarias silvestres- y las aves ya rondaban en el aire oliendo su sangre. 

En ese momento, la familia decidió llamar a Kai Pacha, la mujer al frente de Pumakawa, una reserva dedicada a rescatar pumas y fauna silvestre en la provincia de Córdoba. El animal herido fue llevado al lugar, donde se quedó para siempre, ya que debido a una ceguera permanente y daño neurológico, no podrá vivir nuevamente en libertad. 

El puma fue bautizado como Estanislao Monte, hoy tiene siete años y comparte la vida con Kai, la encargada de la Reserva que adaptó su casa para que su compañero pueda sobrevivir, teniendo en cuenta que la vista es el sentido más importante para los pumas. “Él me impulsa a seguir trabajando por la especie”, reflexiona Karina Maschio. 

“El poder de superación que tiene Estanislao a mí me mueve. Me dice que cualquier cosa mía es tonta al lado de su padecimiento. Es un semejante felino que la cultura considera muchas veces perjudicial, y ahora es ciego por una situación de impacto humano”. 

Kai Pacha junto a Estanislao Monte. Foto: Pumakawa.

La historia de Estanislao es una de las tantas que se pueden sentir en Pumakawa, la Reserva de Animales ubicada en Villa Rumi Pal, en Córdoba. En el predio hay animales en recuperación, derivados después de accidentes, mascotismo, de que una cosechadora les pase por encima o caer en una trampa. 

“Los animales que están acá y tienen la posibilidad de vivir libres, se liberan con todo un proceso de rehabilitación. Algunos ya no están aptos para vivir en libertad y quedan acá”. 

Pumakawa significa “el que cuida con el sigilo de un Puma”, algo que Karina Maschio entendió desde hace 30 años, cuando decidió ponerse al hombro la incansable misión de preservar la especie del puma concolor en Argentina. 

Hija de un cazador arrepentido, encontró desde su infancia un refugio en los animales y en la naturaleza.  “Mi papá siempre estaba con animales y mi mamá con plantas. Teníamos muchas mascotas, -algunos enjaulados en el patio de su casa- algo que ahora sabemos que no está bien, pero en aquel momento era la forma de amar a los animales. Mi papá también durante mucho tiempo fue cazador”, explicó. 

“Para mí era un espacio de conocer, de jugar, de juntar ramitas, de observar el mundo que más me gustaba. La escuela me aburría, no me iba bien, no tenía buena conducta. Poco a poco se fue dando que mi papá dejó de cazar y armó la reserva acá, como para compensar. Fue querer a los animales de otra manera, fue una evolución”, cuenta acerca del nacimiento de la reserva. 

“Un fin de semana vine a ayudarlo y eso duró todos estos 27 años, porque me quedé. Me enamoré de este lugar y no me pude ir. El mundo de afuera a mí me costó mucho siempre y esto era como el frasco perfecto para estar con animales y plantas”. 

La organización se fue nutriendo de diferentes profesionales, conservacionistas técnicos y referentes en Argentina, la mayoría de ellos hacen un trabajo voluntario. En ese sentido, hoy trabajan de manera ardua para proteger al puma, luego de conocerse una nueva resolución por parte del gobierno de Santa Cruz, que habilitó la caza “deportiva” de esta especie y otras autóctonas en abril de este año. 


Uno de los argumentos que utilizan para permitirla, es el frecuente ataque de pumas hacia las ovejas, algo que los ganaderos intentan disminuir. Hace un mes, un cóndor y varios animales silvestres murieron envenenados por consumir un agroquímico ilegal, que fue colocado en una oveja para evitar que los pumas se acerquen al ganado.

El Consejo Agrario Provincial habilitó a partir del primero de abril y hasta el 31 de agosto la temporada 2024 para capturar especies nativas como el puma, el guanaco o los zorros colorado y gris. Desde Pumakawa, viajaron hasta la provincia sureña para entablar un diálogo con los ganaderos, para trabajar en conjunto y así proponer otras soluciones para evitar que los pumas ataquen a las ovejas. 

“Viajamos a Santa Cruz, nos llamó un diputado que está en contra la resolución que firmó el Consejo Agrario de la provincia, que permite habilitar la cacería de dos guanacos por día, un puma por semana, un zorro gris y un zorro colorado por semana sin estudio previo que justifique por qué esa cantidad y por qué esas especies, y sin fiscalización a los cazadores que están en campo cazando”, indicó Kai. 

“Esta cantidad puede diezmar la especie y desequilibrar el ambiente, además el guanaco es comida del puma, le sacás el guanaco y entonces el puma va a impactar más sobre el ganado. Es una cosa que no tiene criterio ni sentido común, porque van a sufrir más impacto los ganaderos y no es una solución”. 


“Esta resolución, responde a la necesidad de los ganaderos de que no haya fauna silvestre porque no la prefieren. No le dan lugar al guanaco, que sería una opción hasta económicamente mucho más rentable. Pero hay una cultura vieja ovina que tiene mucho poder en Santa Cruz. Todavía está la idea de que el puma me daña el ganado, mato el puma”.

“Hace más o menos 200 años que se practica eso, ya hay como un ensayo de error suficiente. Con matar no se llega al resultado que queremos. El resultado que se quiere es proteger el ganado, entonces nosotros proponemos ciertas técnicas de manejo sencillas, que en Córdoba tienen éxito. Algunas de ellas pueden funcionar en Santa Cruz”. 

La imagen de la crueldad. Foto: Patagonia Press
La imagen de la crueldad. Foto: Patagonia Press

“Lo que hacemos es acercarnos a los ganaderos y preguntarles cómo les va a ellos y cómo podemos ayudar a conservar su ganado, no ir y retarlos porque matan el puma”, dijo la presidenta de Pumakawa.

“Una de las técnicas es incorporar perros protectores, no pastores. No realizan ningún trabajo, solamente cuidan. Esta raza son los Maremmano-Abrucense, que está probada con lobos y en Argentina está probada con pumas. Estos perros lo ahuyentan, no lo matan y protegen al ganado”, indica Kai. 

Otra de las ideas que proponen desde la reserva es incorporar burros en los campos. “Es muy irascible y muy fuerte. Son muy brutos, pueden sacar a patadas al puma o asustarlo con sonidos”. 

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También es posible la colocación de un tipo de luces que ahuyentan a los pumas, y la translocación de presas silvestres. “Ahora la propuesta que hicimos al Consejo Agrario es ir y ofrecer cursos a los ganaderos hablando de esto, sin dudas es encontrarnos frente a un bloque de personas que piensan distinto”. 

“Aunque seamos “enemigos”, tenemos que trabajar juntos, porque si nos separamos, nunca vamos a llegar a un acuerdo. El presidente del Consejo Agrario está agradecido de la forma en que peleamos amablemente, yo sigo sosteniendo mi idea pero podemos conversar y eso es bueno. Es un caminito que puede llegar a ser lento, pero es muy importante”. 

“Es un momento de cambio. De cambiar la mentalidad cerrada de muchos ganaderos y también de los conservacionistas que hemos tenido mucho tiempo de no animarnos a conversar con el opuesto. Hay algunos ganaderos que están empezando a probar con no matar al puma, y ese es uno de los cambios más importantes que podemos hacer”. 

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Muchas ONGs de Costa Rica, Brasil, Chile, Canadá, Bolivia apoyan a Pumakawa y se suman para la conservación del puma, lo que aporta una mirada internacional para proteger a la especie. 

Una de ellas es Humane Society International, que trabaja codo a codo con Pumakawa para erradicar la caza de trofeos de animales silvestres. Este método de crueldad se basa en obtener piezas como colmillos o cabezas a modo de “trofeos”. El puma es una de las especies más codiciadas para la exportación de sus partes. 

En La Pampa hubo cuatro criaderos de pumas para matar. Allí se practica la cacería enlatada, donde los extranjeros por 10 mil dólares se garantizaban el puma muerto. Encerrado en una jaula, escondido, sediento, sedado o lastimado, al abrirle la jaula queda justo al tiro. El cazador se lleva el trofeo para colgar en una pared de adorno. 

Pumakawa junto a Humane Society International y una coalición de ONGs lograron la desarticulación de estos criaderos, generando un gran avance en la protección del puma.

UN INCENDIO Y VOLVER A EMPEZAR 

Karina Maschio se cambió el nombre hace varios años. Es tan fiel a su misión, que un momento crucial la hizo repensar su forma de pararse en la vida. 

Un gran incendio forestal se desató en la provincia de Córdoba el 30 de agosto de 2009, en una época de mucha sequía. Ese año hubo 42 frentes de fuego el  mismo día, que consumieron gran parte de la reserva.

El fuego comenzó cuando la municipalidad prendió ramas en un basural a cielo abierto. Rápidamente se tomaron muchas hectáreas y había mucho viento. La Reserva recibió la ayuda de vecinos que llegaban en camiones, para apagar con lo que había. “No había ni agua en el pueblo, por la cantidad de fuego”, recordó Kai.

“Todo el predio se fue quemando y desde los costados venían nuevos frentes de llamas. Tuve que abrir las jaulas de los pumas para que no se quemen enjaulados, pero el fuego estaba tan cerca y era tanto el humo que yo no llegaba a ver si los pumas salían o no”. 

“El fuego me venía corriendo. En un momento me dí cuenta que la gente que estaba por acá salía corriendo cuando me veía y yo no entendía qué pasaba. Los pumas me siguieron y estaban detrás mío”.  

El incendio consumió gran parte de la reserva. Foto: Pumakawa.


“En vez de dispersarse mientras yo lloraba por el miedo a no verlos más, yo no me di cuenta de que me venían siguiendo. Los pumas me estaban rodeando, esperando sentaditos mirándome atentos a mí, mientras todo alrededor era un lío”. 

“En ese momento yo percibí que ellos estaban ahí por algo. Como para aclararme algo, como pidiéndome que haga algo por ellos. Sentí que me pedían socorro y al mismo tiempo confiaban en mí. Yo era la que los curaba, la que les daba la comida, la que los limpiaba”. 

Desde ese momento Karina cambió de actitud. Después del incendio, la mitad de los recintos quedaron totalmente quemados. “Eso fue muy fuerte para mí, y mis amigos me dijeron que yo tenía que llamarme Kai Pacha, que significa Puma Protector del aquí y ahora en quechua”. 

“Nunca había pensado cambiarme el nombre, pero sí, así pusimos un abogado, en el registro civil lo aceptaron y creó jurisprudencia en Córdoba, porque es el primer nombre que se cambia por la misión de la persona, no por el cambio de género, o de otros motivos”. 

“En la vida no tenemos que venir con una inercia de los condicionamientos. Menos si queremos hacer cambios o si sentimos que las cosas no están bien, o que el mundo no es lo que me gusta que sea”. 

Fuente: ADN Sur

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