Dora Sánchez, delegada normalizadora de la Unión de Empleadas Domésticas en Tierra del Fuego, expuso su preocupación por la falta de visibilidad que se le da a uno de los sectores más relegados en el campo laboral.

Esperanzada por el momento electoral, Sánchez cuenta que “por ahora un solo candidato ha venido a reunirse conmigo, han llamado para preguntar, para ver, pero concretamente sólo un candidato”.

La verdad es que me siento decepcionada, creí que nos tenían visibilizadas, pero no. Evidentemente no debo estar haciendo mucho lío como para alguien más nos llame o nos tengan en cuenta”, dijo en declaraciones a FM del Pueblo de Río Grande.

Según un informe realizado por el Ministerio de Trabajo de la Nación:

  • El servicio doméstico es una de las actividades más importantes entre las mujeres. En efecto, esta actividad agrupa al 17,2% de las ocupadas y al 22,7% de las asalariadas;
  • El perfil de los asalariados que se desempeñan en el servicio doméstico es de mujeres adultas de bajo nivel educativo (el 79,8% cuenta sólo con estudios de hasta secundaria incompleta) que ocupan la posición de jefas de hogar;
  • Pese a que una parte considerable de las mismas no nacieron en el lugar en el que residen actualmente, la presencia de migrantes recientes es relativamente marginal;
  • Más de la mitad de las trabajadoras de esta ocupación se encuentra en el Área Metropolitana, aunque es en el NEA donde el servicio doméstico tiene un peso mayor sobre el conjunto de asalariadas;
  • El marco regulatorio general de la actividad data de 1956 y establece derechos restringidos para los trabajadores del sector. Contempla sólo a quienes trabajan para un mismo empleador por lo menos cuatro horas diarias durante cuatro días a la semana. Por lo tanto, según las jornadas de trabajo observadas, el 52,8% de las empleadas domésticas no estarían incluidas en esta normativa. En el año 2000 la ley de reforma tributaria incluyó a las trabajadoras que trabajan 6 horas y más, normativa fuera de la cual se encontrarían igualmente un 9,4% de los ocupados;
  • Casi el 80% de las asalariadas del servicio doméstico trabajan para un solo empleador, un 12,3% trabajan para dos empleadores y un 8,5% lo hacen para tres o más hogares. Solamente un 6% del total lo hace sin retiro;
  • En el NOA se encuentra una mayor proporción de trabajadoras sin retiro, mientras que en Cuyo y en el Área Metropolitana se presenta una mayor proporción de trabajadoras con más de un empleador;
  • Más de dos terceras partes trabajan menos de 35 horas semanales. Pero es importante señalar que entre ellas se encuentra un 54,2% que busca trabajar más tiempo;
  • La precariedad laboral caracteriza las condiciones en que se desarrolla esta ocupación. Al 94,5% del total de las empleadas del servicio doméstico que trabajan 6 horas o más no se les descuentan los aportes jubilatorios. Asimismo sólo un porcentaje muy reducido cuenta con otros beneficios sociales, tales como aguinaldo, vacaciones pagas, días por enfermedad u obra social;
  • El desarrollo de la actividad laboral en la vivienda del empleador es un factor importante, que condiciona la elevada precariedad laboral de las trabajadoras del servicio doméstico.

Según sostiene Dora Sanchéz, en Tierra del Fuego “no hay una política para efectivizar el blanqueo, dignificarnos como regula la ley. Me he reunido con el ministro de trabajo a partir de una mala información que se ha dado, me reuní también con la legisladora Martínez, con el senador Nato Ojeda; estoy haciendo varias reuniones de diferentes temas, referidos a nosotras”.

La amplia mayoría de los empleadores no realizan las contribuciones que determina la ley: el 94,5% del total de las empleadas del servicio doméstico que trabajan 6 horas o más no cuentan con aportes jubilatorios. Este porcentaje de “no aporte” sólo se reduce levemente cuando se considera el grupo de empleadas enmarcadas dentro del Estatuto del Servicio Doméstico (91,4%). Estos valores son notablemente superiores al que presenta el resto de las asalariadas mujeres (55,6%) y al total de asalariados varones (45,5%).

La percepción de otros beneficios laborales que establece la normativa laboral también es especialmente restringida: sólo un 17,3% cuenta con aguinaldo; un 15,1% con vacaciones pagas y un 13,1% con días pagos por enfermedad. Menor es aún el porcentaje de trabajadoras que disponen de obra social (5,4%).

Cuando se limita el análisis a las trabajadoras cuya actividad está regulada por el Estatuto del Servicio Doméstico se observa que estos porcentajes se incrementan levemente en correspondencia con la mayor cantidad de horas trabajadas y el no retiro.

No nos tienen en cuenta, somos un número más, no tienen en cuenta que somos muchas. Si bien el 65% están en negro, somos alrededor de 127mil en el país, somos bastantes y no nos tienen en cuenta, no nos visibilizan”, afirma Sánchez.

Pero no se queda ahí, la delegada normalizadora va por más: “cada vez que tengo la oportunidad pongo el tema en el tapete, pero a nadie le entran balas. Seguimos con la idea de que es ‘la chica que viene dos horas a planchar a casa’ y no es así. Y las chicas siguen con el miedo de exigir sus derechos; la mayoría de los empleadores no quieren pagar lo que se ha acordado en paritarias, aumento y zona”.

Uno de los factores condicionantes de la crítica situación laboral del servicio doméstico se vincula con el peculiar carácter del ámbito en el que se desarrolla la actividad laboral de estas trabajadoras, ámbito de difícil acceso al control directo por parte del Estado.

Hay gente que ha venido del norte y ha traído a sus empleadas desde allá y le siguen pagando el sueldo de allá y por ahí hay chicas que están con cama por $4000 y no parece lógico. La mayoría son chicas solas que son sostén de familia; y tampoco podés salir a decir que ‘tal y tal’ las tienen en negro y las están explotando porque las chicas se quedan sin trabajo y ¿qué hacemos?”, se pregunta Dora entre resignada y preocupada.

Del informe del Ministerio de trabajo de la Nación, se desprende la necesidad de avanzar hacia un marco regulatorio que reconozca su status como trabajadoras ocupadas (acciones que se están encaminado desde el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo de manera coordinada). Esta situación desventajosa para las trabajadoras del sector involucra derechos ciertamente restringidos. Entre estas restricciones es preciso destacar, una vez más, su exclusión del derecho de licencia paga por maternidad, con la consecuente desprotección que ello implica en una ocupación casi exclusivamente femenina.

Por ahora Dora Sánchez está sola, luchando con la fuerza que la acompaña, que son otras mujeres en situación laboral vulnerable: “yo no tengo una estructura atrás como para bancar a las chicas desempleadas, trabajo a pulmón”, dice, pero ya hace más que muchos otros.

 

María Fernanda Rossi

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