El dirigente del centro de empleados de Comercio, Daniel Rivarola, expresó ayer por FM La Isla su temor a un “efecto Brasil” vinculado con la flexibilización laboral, tras la aprobación de la reforma esta semana y la coincidencia de pensamiento con la política macrista.

“La posición que está tomando Brasil es de una similitud increíble con el gobierno argentino”, sostuvo, previendo que “con un gobierno de tanta derecha, lo primero que tratan de achicar es el sector obrero”. Remarcó que ya se viene poniendo en discusión el costo laboral en el país y, “cuando empiezan a haber ejemplos en la región, obviamente todos nos tenemos que empezar a preocupar. Sabemos que, por el pensamiento nacional, hay muchas posibilidades de que esta discusión se empiece a tratar en cualquier momento en la Argentina”, alertó.

Dio a conocer la información que están bajando las federaciones que nuclean a los distintos sindicatos a nivel federal, y en particular la reacción de sector de comercio, que ha instruido a cada gremio para que “cada uno se vaya informando y no quedar descolgados de lo que está pasando”. “Si nos bajaron la línea desde nuestra federación, calculo que a nivel CGT ya algo hay. No es que por una noticia amarillista de algún lado nos mandan a avisar. Acá está la situación cierta y en Buenos Aires se huelen situaciones similares, o que podría haber muy buenos ojos para empezar con la reforma en la Argentina”, aseguró.

Asimismo, planteó la debilidad que observa en la CGT para rechazar este tipo de avances. “Creo que le falta una presencia mayor y una posición más firme a nuestra CGT, y no vislumbro una oposición”, opinó Rivarola.

Entre los puntos de la reforma brasilera que más preocupan, mencionó “la posibilidad de negociar individualmente con el trabajador, por fuera de las convenciones colectivas o las leyes”, dijo, con lo cual se legalizaría lo que hoy se conoce como trabajo en negro: “Esta crisis la estamos verificando en Río Grande, porque encontramos un trabajador en negro y se nos pone a pedir por favor que no lo hagan declarar porque pierde el trabajo. Esto es lo mismo, pero haciéndolo de forma legal, porque va a estar habilitado por las autoridades del trabajo de Brasil esta posibilidad de acuerdos individuales”, subrayó.

Agregó que se modifica la jornada laboral de ocho a doce horas, con lo cual “se eliminan las horas extra”; y también “se elimina el pago mensual para pasar al pago por jornada. Con tres días de anticipación deben avisar cuál va a ser la jornada de los cinco días previstos y, en virtud de lo que se desarrolla, se fija la remuneración y se acaba el sueldo mensual”.

Entre las consecuencias, citó la pérdida de las vacaciones pagas y hasta puso en duda en qué situación quedarán las licencias por enfermedad. “La idea es desarmar la rama sindical”, manifestó el dirigente, convencido de que esta reforma en Brasil da de lleno contra los gremios. Otro punto de la reforma va contra los juicios laborales, porque encarece el acceso a la justicia para el obrero.

“Me parece que sería lo primero a copiar”, dijo del Presidente Macri, que precisamente ha instalado en los medios su rechazo a “las mafias” de los juicios laborales. En este caso de Brasil, se quita al trabajador la posibilidad de un juicio gratuito, “entonces tiene que pagar tasa de justicia y, si el obrero está en situación de despido, no lo puede hacer. Le recortan la posibilidad de litigar en forma gratuita y, si llega a perder, encima carga con todas las costas que antes caían sobre el estado”, dijo.

Por otra parte, se refirió a la crisis en la zona norte y el impacto que está teniendo en las obras sociales sindicales, que están quedando sin aportantes y ven reducidos sus ingresos.

“A nivel Tierra del Fuego, vemos cada vez menos beneficiarios titulares y más monotributistas”, afirmó, apuntando que de seguir el rumbo de Brasil quedaría “blanqueado” el trabajo en negro encubierto por la vía del monotributo, dado que “la reforma contempla el monotributo vinculado con una sola empresa, con lo que está reemplazando al trabajador directo”. Lo cierto es que admitió su temor por lo que pueda venir para el país.

“No veo nada en Tierra del Fuego que me deje una lucecita en el fondo. No hay nada que indique que la situación de la industria va a mejorar, la construcción de obras del gobierno nacional y provincial siguen siendo promesas y me da miedo porque no encuentro nada en el futuro”, expuso. Las expectativas de reactivación en el segundo semestre de este año se diluyeron: “Me da miedo, porque todos están esperando a después de las elecciones nacionales para tomar medidas un poco más agresivas. Hoy no las toman para no dañar candidatos y tengo más preocupación por lo que va a pasar después de octubre, cuando tenía la esperanza de que en agosto o septiembre se reactivara el sector”, concluyó.

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