El 60% de todas las bebidas alcohólicas que se consumen en Argentina es cerveza, el 25% vinos y el resto aperitivos y bebidas como Whisky, Gin o Ron.
No obstante, cuando se compara lo que ocurre en el mundo, los 40 a 45 litros per cápita que se beben en Argentina lo mandan al puesto 72 en el ranking mundial.
El primer lugar lo ostenta República Checa (con 147 litros per cápita), seguido por Alemania (111 litros) y Austria (109 litros). Si bien el consumo ha crecido los últimos años, desde la industria cervecera creen que aún queda camino por recorrer.
En este camino se han ido metiendo las cervezas artesanales, que como en el rubro alimentación, ofrecen ese toque de distinción o la particularidad de explorar nuevos sabores.
En este sentido, Beagle es una cerveza artesanal que ha crecido geométricamente los últimos años. Primero conquistando los paladares de los fueguinos, luego de los consumidores del resto del país.
Como muchas, la historia de Beagle comenzó en una cocina familiar en Ushuaia, Tierra del Fuego, en 1999. Diez años después de aquella génesis, un grupo de inversores decidió comprarla para inyectarle no sólo dinero sino también una potente estrategia de marketing que les permitiera afianzarse en Patagonia y conquistar el resto del país. ¿Cómo? A base de producir más litros pero sin resignar ni un ápice la calidad.
Cuando llegaron en 2010 había dos fábricas artesanales: Beagle y Cape Horn.
Lo que hicieron fue asociarse para tener más potencial.
Pasaron de los 6000 litros hace 5 años a 900.000 actuales. “Técnicamente, cerveza es una bebida alcohólica obtenida por la fermentación de un cereal, por lo tanto la chicha, que es maíz fermentado, también sería una cerveza. Sin embargo, un día los alemanes establecieron la fórmula de la cerveza pura. Es agua, malta, lúpulo y levadura”, sentenció Ricardo Ferreyra, ex gerente general de la fábrica de Beagle desde 2010 hasta 2015 y actual director. “El agua, que en nuestro caso es del glaciar Martial, hace que la fórmula de la cerveza que hacemos sea irrepetible, porque el agua es un factor importante en el sabor final”, destacó Ferreyra.