La estación de piscicultura Isla Pavón recibió una inspección técnica clave que podría habilitar la exportación de ovas de trucha arco iris a países de la Comunidad Andina.
En la Isla Pavón, frente a la localidad santacruceña de Comandante Luis Piedra Buena, una estación de cría que estuvo al borde del abandono volvió a ponerse en marcha. Y no solo eso: en junio de este año, Santa Cruz logró que la estación fuera incluida en un proceso de auditoría internacional, con el objetivo de posicionarla como proveedor patagónico de ovas embrionadas de trucha arco iris.
La visita de técnicos de países andinos no fue casual: se concretó tras un año de trabajo conjunto entre la Municipalidad, el Gobierno de Santa Cruz y la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

Mejoramiento genético, bioseguridad y trabajo técnico sostenido
La auditoría internacional no habría sido posible sin un proceso previo de recuperación técnica y sanitaria. “Comenzamos a trabajar muy calladamente en pos de colocar a la piscicultura Isla Pavón como un ejemplo, por lo menos, patagónico”, contó Marcos. En ese camino se incorporaron protocolos de bioseguridad exigidos por SENASA —como pediluvios, pintura epoxi, reformas estructurales y reacondicionamiento de piletas—, y se convocó a técnicos con décadas de experiencia en el criadero.
A nivel productivo, la estación trabaja con trucha arco iris y ha logrado avances en desoves contraestación, una técnica que permite mantener actividad durante todo el año. Las ovas incubadas allí alcanzan el estado embrionario óptimo en unas tres semanas, bajo condiciones controladas. Este proceso es clave para cumplir estándares internacionales, ya que el desarrollo embrionario debe ser uniforme y libre de patologías.

La universidad pública cumple un rol central en la mejora genética de los reproductores, asegurando calidad de carne y adaptabilidad. Si bien el volumen actual de producción es menor al de los grandes centros de cultivo del país – como los de la zona de Alicurá- la proyección de crecimiento está incorporada en los planes de desarrollo. “Uno rápidamente puede pasar de un millón y medio a cuatro o cinco millones, instalando nuevas incubadoras”, señaló Marcos.
Un modelo de diversificación productiva
Además del esfuerzo técnico, el proyecto cuenta con el respaldo del Consejo Federal de Inversiones (CFI), que financió la visita de los auditores. SENASA, por su parte, no solo realizó inspecciones previas, sino que acompañó el proceso de adecuación. “Hubo un trabajo mancomunado entre muchos organismos, tanto de nivel nacional como provincial, como la propia municipalidad”, valoró el funcionario.
Aunque la resolución final aún está en trámite, el hecho de haber sido seleccionados ya marca un precedente: nunca antes una estación de Santa Cruz había sido auditada por organismos sanitarios de países extranjeros con fines de exportación. “Durante todo el 2024 se estuvieron haciendo trabajos y gestiones, y eso dio la posibilidad de clasificar a la final, digamos”, resumió Marcos.
De concretarse la aprobación, Isla Pavón se convertiría en una referencia no solo en la provincia, sino en la región. El potencial está claro: ampliar la matriz productiva, generar empleo, diversificar mercados y proyectar soberanía alimentaria desde el conocimiento.