Chubut presenta sus propuestas en una de las ferias de turismo náutico más importantes del mundo, con la mirada puesta en consolidar a Puerto Madryn como escala fija de los cruceros internacionales.

En el sur argentino hay una ciudad que late al ritmo de las mareas y recibe cada temporada a miles de turistas que llegan por aire, por tierra… y por mar. Y ahora, busca que ese mar traiga más embarcaciones, más visitas, más futuro.

Puerto Madryn participa esta semana en la feria Seatrade Cruise Global, el mayor encuentro del sector de cruceros a nivel mundial, que se realiza en Miami entre el 7 y el 10 de abril. Allí, Chubut muestra su potencial como puerto amigable, su biodiversidad como carta de presentación y una infraestructura que quiere crecer junto al turismo internacional.

Una ciudad que mira al mar

Desde la Administración Portuaria de Puerto Madryn, presentaron un plan de incentivos para alentar a las navieras a elegir la ciudad como escala fija en sus itinerarios. Uno de los objetivos es extender las estadías: “La idea es que el puerto vaya al costo el segundo día”, explicaron, en referencia a una bonificación pensada para que los cruceros se queden más tiempo y sus pasajeros puedan disfrutar de todo lo que ofrece la región.

Y es mucho. Ballenas, pingüinos, estepa y gastronomía. Museos, naturaleza, cultura viva. Madryn no solo es una puerta de entrada al turismo patagónico: es un destino en sí mismo. Un lugar donde la biodiversidad convive con los atardeceres sobre el golfo y la historia se escribe con salitre.

Más allá del puerto: impacto en la comunidad

La apuesta no es solo turística. La llegada de más cruceros puede traducirse en más trabajo, más comercio y nuevas oportunidades para los emprendedores locales. Desde excursiones hasta productos regionales, la estadía de los cruceristas activa toda una cadena que beneficia a la ciudad.

Participar en esta feria no es solo un gesto protocolar: es salir al mundo con una propuesta concreta, con un territorio que tiene algo distinto para ofrecer. Un litoral atlántico que no quiere ser escala de paso, sino un destino para quedarse.

Mientras los referentes del turismo internacional recorren los stands en Miami, en Madryn se imagina el arribo de nuevos barcos, se afilan los binoculares y se preparan las postales. Porque cada crucero que amarra, trae más que turistas: trae movimiento, historias y la posibilidad de seguir construyendo un modelo de turismo que valore lo natural y lo humano.

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