La Reserva Provincial de Aves Migratorias se convirtió en el escenario de una jornada de senderismo que permitió a vecinos y visitantes recorrer un paisaje donde la tierra y el mar se encuentran, y donde cada ola parece contar una historia de viajes imposibles.
El evento comenzó a las 9 de la mañana en el barco Marjorie Glenn, en Punta Loyola hasta el mirador de la Reserva Provincial Aves Migratorias por la costa, volviendo por la estepa con varias paradas informativas, resultando en un recorrido de 15 kilómetros.
Organizada por el Consejo Agrario Provincial, en conjunto con la Fundación Por el Mar y la Asociación Ambiente Sur, la caminata fue más que un ejercicio al aire libre: una invitación a mirar con otros ojos los humedales y marismas que forman parte de este ecosistema único.

Creada en 2001, la reserva protege estos espacios vitales para la biodiversidad. En sus planicies intermareales fangosas, las aves encuentran un refugio clave en sus largas migraciones. Pero también es un lugar para las personas, que pueden descubrir la belleza de un paisaje moldeado por las mareas y el paso de las estaciones.
En el trayecto, los agentes de conservación del CAP compartieron información sobre la flora local y sus usos, la importancia ambiental del ecosistema y su relación histórica con el desarrollo productivo de la provincia, incluyendo el muelle Presidente Arturo Illia y su conexión con la actividad hidrocarburífera y la mina de carbón de Río Turbio.

Durante las siete horas de recorrido, los participantes realizaron avistamiento de fauna, destacándose la presencia de la ballena franca austral, una de las especies emblemáticas protegidas de la provincia. También se identificaron diversas especies de aves, observadas a través de binoculares y telescopios dispuestos por los organizadores.
La Reserva Provincial de Aves Migratorias es parte de un sistema de 45 áreas protegidas en Santa Cruz, donde se trabaja para conservar la flora y la fauna nativa. Estas iniciativas no solo protegen ecosistemas únicos, sino que también promueven el senderismo y el turismo responsable y el conocimiento sobre la riqueza natural de la provincia.

Caminar por estos paisajes es más que una experiencia recreativa: es un recordatorio de la importancia de cuidar lo que nos rodea. Conectar con la naturaleza, entender su fragilidad y aprender sobre sus ciclos es la mejor manera de asegurar que este refugio de aves y mareas siga siendo un santuario por generaciones.
