En una entrevista con el periodista e historiador Mario Novack, el reconocido historiador José Luis Alonso Marchante, autor de “Menéndez: Rey de la Patagonia”, revela detalles fascinantes sobre la controvertida vida, el impacto de su obra en la región patagónica y la trayectoria de este personaje cuya figura ha sido enaltecida por la historia oficial de Argentina y Chile.

Tras finalizar su primer libro sobre la guerra civil española, Jose Luis Alonso se encontró con el busto de José Menéndez en el Centro Asturiano de Buenos Aires. Este encuentro fue el punto de partida que despertó su interés en investigar la vida “de este emigrante pobre que viaja a América con 16 años, en las bodegas de un barco de tercera clase, hacinado con otros candidatos de fortuna y huyendo de la miseria, y que, sin embargo, a su muerte en 1918, tiene toda una flota de barcos que empiezan por la A en homenaje a Asturias. Inmediatamente, me pregunto cómo ha sido posible este toque de Midas mágico y empiezo a investigar el personaje, sin realmente conocer mucho sobre su historia”, narra.  

Su investigación comenzó en 2007/2008 e hizo su primer viaje a Tierra del Fuego en 2009. A lo largo de los años, visitó diferentes lugares de Santa Cruz, Punta Arenas, Santiago de Chile y los archivos en Buenos Aires y Roma. También estudió dos importantes colecciones de revistas: la revista Menéndez Behety, que se editó en Chile y que era una publicación de las sociedades comerciales de la familia, y la revista Argentina Austral, órgano de difusión de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, “que, como todo el mundo sabe, sigue existiendo y se llama La Anónima y, por supuesto, está en manos de los descendientes de Braun y de Menéndez”

“Para mí, esas revistas son muy importantes, porque serán las constructoras de un mito”. Mito que se encargarán de levantar sus hijos, principalmente Alejandro Menéndez Behety, quien está enterrado en el cementerio de la Recoleta en su propio panteón, incluso antes que los presidentes, jueces y hombres destacados. Alejandro disputó la fortuna a su padre y amenazó con repartirla y competir contra él. “Por lo que al pobre Menéndez, porque no le podemos llamar de otra manera, da hasta pena leer sus cartas de los últimos años, no le quedó más remedio que ceder ante su hijo y ante su yerno, Mauricio Braun, que también está enterrado en La Recoleta. Entonces, una fortuna enorme… para nada”. El historiador descubrió que, detrás del mito construido en torno a Menéndez, se ocultaban hechos oscuros y acciones cuestionables. 

El impactante pasaje de una carta que figura en el libro, escrita por Mauricio Braun, fundador del imperio de La Anónima, y dirigida a un adinerado residente de la región de Magallanes, genera conmoción. En ella, Braun menciona la dificultad de conseguir una “indiecita” en ese momento, pero expresa la posibilidad de obtener una, para servicios domésticos, una vez que comience la primavera y que se celebren matrimonios indígenas. Estas palabras crudas y desgarradoras revelan la mentalidad de Braun en aquel tiempo.

Escritor, Mario Novack – José Alonso Marchante

El escritor explica que desde finales del siglo XIX hasta principios del XX, aun cuando la esclavitud ya había sido abolida en Chile y Argentina desde hacía décadas, en la periferia del continente se seguían llevando a cabo cacerías en las cuales se mataba o asesinaba a los hombres indígenas que ofrecían resistencia. Eran capturados para ser llevados a las misiones salesianas de Isla Dawson por la fuerza. Aquellos que se resistían, eran brutalmente asesinados, mientras que las mujeres y los niños eran tomados como botín.

El Amadeo, barco propiedad de Menendez, jugó un papel tristemente destacado en este cruel episodio. De hecho, Marchante relata que “el barco lleva las ovejas hasta Tierra del Fuego, pero una vez que descarga, se vuelve cargado de mujeres y niños que van a las misiones salesianas. En un caso, uno de esos traslados humanos, de esas caravanas, en lugar de llevárselas a los salesianos, por una disputa que tuvieron entre ellos, las llevan a Punta Arenas y reparten a los niños a todo aquel que los pedía. Es el famoso y horrendo reparto de niños de agosto de 1895”. Esta carta, en concreto, es de Mauricio Braun al dueño de la Sociedad explotadora de Tierra del Fuego, Peter H. Mc Clelland.

Vapor Amadeo, Buque insignia de la flota perteneciente a José Menéndez. Antes y después

Además de ocupar tierras indígenas y ser señalado como instigador del genocidio selk’nam en la Tierra del Fuego, Menéndez acumuló propiedades, eludiendo las leyes vigentes tanto en Argentina como en Chile. Las terribles condiciones laborales en sus estancias también fueron el origen de las famosas Huelgas de la Patagonia Rebelde, episodios sangrientos en la historia de la región.

Marchante relata que Menéndez, una vez fallecido, fue idealizado y mitificado gracias a los esfuerzos de sus hijos y otros protagonistas influyentes de la época. Estos escribanos de la familia, junto con los historiadores salesianos, fueron responsables de forjar una historia oficial que presentaba a Menéndez como un pionero y prohombre ejemplar, ocultando los aspectos negativos de su legado. Marchante señala que diversas instituciones eclesiásticas se sumaron a esta narrativa oficial, gracias a las generosas donaciones realizadas por la familia Menéndez-Braun.

Pero, ¿Qué se dice en España de todo esto que ocurrió en América?, pregunta el entrevistador. Porque hablamos de un etnocidio, que no solamente es matar, sino negar la cultura, la posibilidad de expresión, el credo, las costumbres.

“Este tema, hoy en día, se estudia en los manuales de texto. Ya no se habla de encuentro, de intercambio de culturas, porque la realidad es que, en los primeros cien años, el número de nativos que había en América, se redujo en un 90 %. Ya sabemos que muchos habían sido a causa de las epidemias, eran enfermedades para las que no estaban acostumbrados, pero tuvieron mucho que ver la violencia, los trabajos forzados”.

Es sorprendente cómo esta historia, narrada en los libros de Marchante, tuvo lugar hace relativamente poco tiempo en términos históricos, apenas poco más de cien años. Se trata de los selk nam y los kauéskar, quienes fueron llevados a la fuerza a la misión salesiana en la isla Dawson. “Para los selk nam, que no tenían conocimientos de navegación, ser trasladados a una isla era como ser encarcelados. Lo primero que les hicieron fue quitarles sus nombres y asignarles nombres ‘cristianos’. Se les prohibió a los niños hablar con sus abuelas y madres, y los religiosos italianos a cargo ni siquiera hablaban español. Les vistieron con ropas que no eran las suyas y los transformaron de una forma de vida nómada a una sedentaria, lo cual resultó en una tasa de mortalidad del 95 % entre los internos de la misión en la isla Dawson”.

Si bien hay algunos pocos sobrevivientes, hoy en día aún existen selk nam en Chile. Hubo supervivientes, pero la pérdida de vidas fue enorme. “Si en España hemos reconocido esta parte de la historia, también es hora de que los gobiernos chileno y argentino acepten su responsabilidad”.

Daniella Mancilla Provoste

Compartimos el audio original de la entrevista, agradeciendo la cortesía de Mario Novack, por compartirlo.


Deja tu comentario