Abrimos la semana con una novedad que el Gobierno Nacional venía masticando hace meses y que diferentes organizaciones como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) venían vaticinando: la flexibilización del campo de acción de las Fuerzas Armadas (FFAA), a través de un decreto firmado por el Presidente Mauricio Macri.
A través de varios discursos públicos, Macri había deslizado la necesidad de avanzar en una restructuración de las FFAA con el objetivo de que presten servicios de logística en algunos puntos fronterizos del país. El argumento que está de moda y que los medios hegemónicos repiten cual propaganda nazi, tiene que ver con las malditas drogas.
La nueva normativa modifica el Decreto 727 de 2006, que taxativamente impedía el accionar de las FFAA en conflictos de seguridad doméstica y remarcaba que el uso de las mismas debía hacerse frente a ataques perpetrados por otros Estados. Esta profunda modificación doctrinaria deriva -sin lugar a dudas- en la militarización de la seguridad interior. Hecho que desde el regreso de la democracia en 1983 hasta la actualidad se buscó evitar a través de un gran acuerdo nacional al que arribaron todos los sectores políticos. No es una medida de modernización, es un claro retroceso a las décadas más oscuras de la historia Argentina.
Uno de los puntos clave de esta modificación tiene que ver con la habilitación para que las Fuerzas Armadas desempeñen tareas en lugares estratégicos de nuestro territorio, misión que actualmente desempeñan las fuerzas de seguridad. Todo esto con el argumento de combatir las “nuevas amenazas”. Amenazas de las que nos hablan todos los días los medios afines al discurso único.
El componente fundamental en todo este esquema es el miedo. Cuando la ciudadanía se siente amenazada, está dispuesta a perder derechos individuales. Y de ahí surgen leyes inconstitucionales, como el antidopping para los funcionarios de Tierra del Fuego AIAS, o decretos que -sin atravesar el Congreso Nacional- destruyen años de acuerdo frente a un tema tan sensible como es mezclar la seguridad interior con la defensa nacional.
Es por eso que, desde diferentes sectores del arco opositor, convocaron a una marcha en repudio de esta medida. En Ushuaia, la Mesa Multisectorial de Derechos Humanos llamó a realizar una movilización con el lema “¡Fuerzas Armadas en las calles, NUNCA MÁS!” en consonancia con congregaciones que se realizarán en diferentes puntos del país.
La rápida respuesta de la ciudadanía, con el cuerpo en la calle, la voz en los micrófonos y la palabra en las redes, también es clave en este escenario. Porque sólo la contundencia del reclamo puede frenar medidas anacrónicas de este presente distópico.
Luz Scarpati

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