En plena Campaña Antártica de Verano, la Base Marambio desarrolla una febril cantidad de tareas operativas con la dedicación del personal militar de las tres Fuerzas Armadas, científicos, técnicos y trabajadores, abocados todos a consolidar la presencia de Argentina en el “continente blanco”.
“Quien viene a Marambio debe tener una predisposición especial para soportar un año de convivencia en encierro y lejanía de la familia. Es muy importante en este lugar con un buen clima de camaradería para que las cosas salgan bien y se puedan cumplir los objetivos”, señaló el comodoro de la Fuerza Aérea Federico Vassallo, jefe de la base, en un diálogo con Télam.
Durante una de las visitas que la unidad antártica recibe durante la Campaña de Verano que se desarrolla en la actualidad en las unidades argentinas destacadas en la Antártida, Vassallo detalló que en Marambio hay en la actualidad un contingente permanente de más de 70 personas, que parte de la dotación estable que pasará un año en esta base.
“Con las visitas que recibimos en esta época del año incrementamos la población y también sumamos más presencias con algunos de los trabajos científicos que se cumplen como pate de la Campaña de Verano”, explicó Vassallo.
Y en esta oportunidad, enviados de Télam se integraron a una comitiva organizada por los Ministerios de Cultura y Defensa que llegaron a esta base para organizar las actividades del Programa “Soberanía es Cultura”
El viaje se hizo en un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea que partió desde Río Gallegos, sede del alojamiento antártico donde los contingentes que se trasladan hasta este continente deben llevar a cabo un aislamiento previo como consecuencia de las restricciones sanitarias que impuso la pandemia de coronavirus.
La comitiva llegó a Marambio pasadas las 8 de hoy, y tras un periplo de tres horas aterrizó en la pista de esta base, ubicada en una isla homónima que se encuentra cercana a la península antártica.
Tras ser recibidos por el personal, los trabajadores de esta agencia recorrieron la base y relevaron parte de las tareas científicas que se llevan a cabo en esta época en Marambio.
Geólogos, meteorólogos, biólogos y glaciólogos trabajan estos días en distintos proyectos y en algunos casos en campamentos que están situados en cercanías de las instalaciones de la base.
La conexión con estos puntos se realiza por medio de helicópteros que llegan hasta estos campamentos en cuestión de minutos.
“Son unos seis proyectos que se realizan en el campo en esta época del año, antes de la invernada, donde la mayoría de las actividades se realizarán puertas adentro. Hace poco tuvimos que ordenar el repliegue de una persona que estaba en un campamento y que sufrió una intoxicación monóxido de carbono. Por suerte pudimos evacuarla y logramos evacuarla a tiempo”, indicó Vassallo.
Marambio es uno de los siete destacamentos permanentes que Argentina tiene instalados en la Antártida y la realización de tareas científicas tiene que ver con el cumplimiento que el país debe hacer del denominado “Protocolo de Madrid”, suscripto por las naciones que tiene presencia en este continente.
Por ese Protocolo al Tratado Antártico sobre Medio Ambiente designa a la Antártida como “una reserva natural dedicada a paz y a la ciencia”, y por esa razón el personal de todos los países que está desplegado en estas australes regiones del mundo no porta armas.
El Servicio Meteorológico Nacional tiene un grupo destacado en Marambio y un centro de análisis sobre la evolución del agujero en la capa de ozono de la atmósfera.
Otras iniciativas científicas, en cambio, dependen de la Dirección Nacional Antártico (DNA), que tiene una fuerte presencia en esta zona.
“Analizamos la evolución y la contracción del agujero en distintas épocas del año. En esta época podemos ver las nubes nacaradas, que son las masas de gases formadas por los aerosoles que son las que dañan a la capa de ozono. Visualmente, son un espectáculo interesante, aunque ocasionan efectos muy nocivos”, explicó a Télam Juan Cruz, un joven científico que trabaja sobre estas mediciones junto con otros colegas.
En la actualidad también se desarrolla en Marambio un proyecto relacionado con la producción de vegetales en lugares cerrados con base en luz artificial y agua que se denomina como hidroponía, y que es supervisado por la estación Río Gallegos del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria).
Con este método, se cultivan en un invernadero de la base lechuga, rúcula y perejil, que son utilizados en distintos alimentos que se cocinan para el consumo del personal de la base.
“La idea es, con el tiempo, que podamos también cosechar frutos y llevar a este proyecto a la Base Esperanza”, señaló a esta agencia la suboficial ayudante de la Fuerza Aérea Estela Arce, a cargo de supervisar la evolución de estos cultivos en Marambio.
En 2019 se creó el Comando Conjunto Antártico, que unificó en un solo mando de las tres Fuerzas Armadas (Ejército, Fuerza Aérea y Marina) destacadas en Malvinas.
De esta forma, Marambio, que originalmente era una base que dependía de la Fuerza Aérea paso a contar con personal de distintas armas, algo que sucede en otras bases argentinas.
“La complementariedad de las fuerzas funciona cuando los objetivos están claros y lo que pasa en Marambio es una prueba de ello”, afirmó Vassallo en una charla con Télam en el comedor de la base, en el cual no hay jerarquías a la hora de compartir los desayunos, los almuerzos y las cenas.
Esta es la segunda estadía de Vassallo en Marambio. En 2004 estuvo como jefe de comunicaciones, y asegura que después de cumplir este año al frente de la base le gustaría volver, pero haciéndolo con su familia.
Por ahora, ese privilegio está reservado para quienes se encuentran destacados en Esperanza, la unidad más importante y poblada que la Argentina tiene en la Antártida, que cuenta con escuelas y una estación de Radio Nacional con programación propia.
Juan Ignacio, un suboficial mendocino del Ejército, afirma que cuando pase este año en Marambio su anhelo será volver con su familia y pedirá ser asignado a Esperanza.
“Cuando llegaste apenas me conocías, cuando te vayas me llevarás por siempre”, reza una frase anónima escrita en una de las paredes del comedor que parece resumir el sentimiento de quienes pasan una temporada en estos remotos confines.
Fuente: Agencia Télam