¿Cómo amar lo que no se conoce, cómo siquiera distinguirlo o nombrarlo? Sería una pregunta válida que recibe como respuesta el desafío de los ministerios de Defensa y Cultura que asientan las bases de un programa que revincula al continente blanco con el americano, con Argentina, y que se proyecta como un espacio de convivencia necesaria para la supervivencia, donde las condiciones atmosféricas marcan el rumbo hora a hora y la rotación de dotaciones militares y trabajos científicos instalan un imaginario perpetuo.
La gran final del Mundial de Fútbol enmarcó una nueva etapa de programación cultural, que por necesidades climáticas debió postergarse hasta la mañana del domingo, acelerarse para vibrar y sufrir durante el partido hasta la culminación de una Argentina campeona con los hits del momento y la marcha rauda hasta el cartel de Base Marambio, frente a los alojamientos principales, para el festejo mayor con la bandera y toda la alegría hecha potencia en un clima espléndido en todos sentidos.
Pocas horas antes de este tercer título, parte de la delegación, incluido el secretario de Gestión Cultural del ministerio de Cultura, Federico Prieto, y la directora de Gestión Cultural del Ministerio de Defensa, Pilar Giribone, viajaron en helicóptero a Base Esperanza -en su aniversario 70-, la única conformada como un pequeño pueblo con su museo, biblioteca, radio y escuela que funciona durante el año, para entregar el primer “Puntos de Cultura” en el continente blanco, un programa de anclaje territorial que funciona desde 2011.
El segundo acto, breve, íntimo y de apretada agenda, realizado justo antes del mediodía en la biblioteca de Base Marambio, tuvo el protagonismo del ministerio de Defensa con su programa “Espacios de lectura Malvinas” -implementado a partir de una resolución ministerial de hace dos meses-, y la presencia del vicecomodoro Federico Vassallo, jefe de Base Antártica Conjunta Marambio, y su segundo, Agustín Accaristo, especializado en logística.
“Los espacios de lectura Malvinas fueron creados con el objetivo de generar espacios de lectura sobre la cuestión Malvinas en todas las unidades del ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, en algunos buques emblemáticos como la Fragata Libertad y el Irizar y en las siete bases permanentes, en el marco de los 40 años del conflicto del Atlántico Sur y en la agenda Malvinas 40 años“, explica Giribone en diálogo con Télam y sostiene que “la idea es reunir libros de distintos géneros literarios que tengan relación con las Islas, con el concepto del Atlántico Sur y con su arquitectura. Algunas son novelas de ficción y poesía”, la selección literaria tiene la intención de ser diversa, con variadas posturas y miradas.
Entre los libros están la imprescindible novela de Rodolfo Fogwill, “Los pichiciegos”; “Islas del fuego”, de los Fernando y Gabriel Lerman; “Malvinas, mi casa”, de Marcelo Luis Vernet, la antología de cuentos “Las otras islas” y la novísima “Poesía argentina y Malvinas: Una antología (1833-2022)”, compilada por Enrique Foffani y Victoria Torres.
“El programa se pudo realizar gracias al aporte y la ayuda de Cancillería que nos brindó algunas publicaciones, del museo Malvinas que nos asesoró en la bibliografía -a cargo del periodista y excombatiente Edgardo Esteban- y nos puso en contacto con algunos autores, con la Universidad Nacional de La Plata que nos puso en contacto Foffani que donó libros sobre poesía y el Ministerio de Educación que nos brindó los libros de la Biblioteca Malvinas, que entrega libros a escuelas”, explica.
Por otro lado, cuenta que crearon el primer espacio en el Almirante Irizar el día de autorización de la zarpada que dio comienzo a la campaña antártica de este año, el 15 de diciembre, “y ahora creamos el segundo espacio en la Base Marambio”, y esperan el arribo de las seis cajas con libros para el resto de las bases permanentes que vienen en el buque rompehielos. “Las bibliotecas están abiertas a la posibilidad de abrir las colecciones a otras temáticas que les están solicitando, pero “el objetivo primero es terminar con esta etapa”, indica Giribone.
A pocos minutos de helicóptero desde Marambio, Esperanza es una de las siete bases permanentes en el territorio Antártico, vecina del mar y de millares de pingüinos. Hernan Mazzieri, suboficial principal que se desempeña como jefe de comunicaciones informáticas del Comando Conjunto Antártico, explica que el proyecto a desarrollar es con la Radio Nacional LRA36 Arcángel San Gabriel, que transmite desde 1979, y con la Escuela 38 de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, y surgió como iniciativa del Ministerio de Cultura para incorporar la base como un Punto de Cultura.
Mazzieri fue el encargado de realizar el proyecto porque “abarcaba parte de tecnología en materia de comunicaciones”, explica, y así surgió “Conectando argentinos, que tiene como intención darle imagen a las voces que se escuchan normalmente”. Hoy Radio Nacional transmite a través de streaming por internet el programa desde la Antártida y “lo que buscamos es que se pueda enviar imagen para que desde cualquier parte del mundo que se conecten puedan ver que hay argentinos en la base trabajando”, indica.
“La segunda parte del proyecto, un poquito más ambiciosa, es aprovechar ese equipamiento como apoyo a la actividad educativa, de modo que la docente de Base Esperanza pueda contactar escuelas de todo el país para que los alumnos e incluso ella puedan dar una clase en convenio sobre la actividad que hacen en la Antártida, viendo la flora y la fauna y viceversa, para que los chicos de Antártida puedan interactuar con chicos de Jujuy o Misiones en forma directa, ya no a través de un programa de televisión. Hace poquito nos enteramos que fue uno de los proyectos seleccionados, lo cual me pone muy contento porque lo vi desde el inicio”, dice un emocionado Mazzieri.
Tuvo el “privilegio”, dice, de participar en tres campañas antárticas, las del 2006, 2010 y 2014, “y las tres invernadas fueron en Base Esperanza, así que le tengo un cariño muy grande a la base, a toda la Antártida en general, pero a la base en particular porque fue mi hogar durante esos tres años, que son inolvidables”, y reflexiona: “de cierta manera uno trabaja para que el resto de los argentinos también pueda tener acceso de una u otra forma al Territorio Antártico Argentino, parte de nuestro país, que no termina en Ushuaia sino que se proyecta como Argentina bicontinental en el continente antártico”.
Sonriente explica lo que dice sobre todo un docente de Ushuaia, Fabián Juárez, algo “muy atinado”, y es que al preguntarse “cuál es el centro geográfico del país, uno normalmente tiende a decir Córdoba, Buenos Aires, pero no, el centro del país es Ushuaia, porque Argentina se proyecta al Continente Antártico. Lo vemos de esa manera”.
“Lo que tratamos de hacer es fomentar la actividad antártica nacional para que también las futuras generaciones puedan gozar de tener algo propio en el continente, algo que viene desde principios del siglo pasado. Mucha gente fue pionera con pocos recursos, con tecnologías de la época y así y todo quiso dejar un legado para nuestro país. Hoy nos toca a nosotros, a nuestra generación participar de eso y dejar ese legado para las futuras generaciones de la mejor manera posible”, explica con humildad.
“Buscamos la interacción entre argentinos para todos los que quieran participar de una forma u otra, porque es parte de todos nosotros el ejercicio de la soberanía. Queremos conectar y buscar la mejor manera” que, en lo más técnico, es resolver la grabación e inyección de la señal en el streaming. La relevancia del establecimiento de un Punto de Cultura en Esperanza está en que “el proyecto, una vez finalizado, no termine en el olvido, sino que sea algo cotidiano -que tenga continuidad- en función del tiempo más allá del que nos toque o no estar”, dice.
Marambio, punto estratégico logístico de todas las bases, tiene unas 74 personas que invernarán durante el año, de las cuales 14 son mujeres, en esta nueva dotación, la 54, la de la tercera copa, que se está renovando desde el 8 de noviembre y que convive con científicos -a los que da apoyo logístico- sobre todo durante los meses más cálidos, llegando a duplicar el personal. Y como regla estricta las condiciones de visita y permanencia implican cuatro dosis de vacunas porque mantiene la política de covid 0, de cuidado del medioambiente y los recursos del agua y las tareas de cuidado compartidas, para una base que tiene sus laboratorios atmosféricos, de rayos cósmicos e hidroponía que dan perejil, lechuga y rúcula fresca cuando se cosecha.
Y ese sentimiento de plenitud de la victoria mundialista y cuestiones soberanas se inscribió también en el Hércules y sus asientos de red, con su bandera argentina desplegada en el sector de carga mientras retornaba a visitantes, científicos y dotaciones varias al otro continente, zanjando un mar que hermana, en un viaje soñado.
Fuente: Agencia Télam