Un estudio realizado por un licenciado en biología egresado de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, la ciudad de Ushuaia contaría con alrededor de 12 mil perros sueltos en la vía pública. Es la primera vez que mediante un trabajo científico se cuantifica la cantidad de estos animales que rondan las calles de la ciudad. EL ROMPEHIELOS dialogó con el licenciado Emiliano Arona, responsable del trabajo.

La ciencia es la respuesta a la gran mayoría de las problemáticas que enfrenta nuestra sociedad. La situación actual de la ciudad de Ushuaia en relación a los perros sueltos es una realidad que no puede escapar a cualquier personas que transite las calles de la capital fueguina. Los perros en la vía pública se han convertido en parte del paisaje pero hasta el momento no existía un dato obtenido con rigor científico que permita conocer la dimensión real del problema. El licenciado en biología Emiliano Arona, recientemente egresado de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), se propuso generar información fidedigna acerca de esta problemática y para ello llevó adelante un estudio que le permitió cuantificar estimativamente la cantidad de perros sueltos en nuestra ciudad. Con este trabajo finalizó sus estudios en la UNTDF, se recibió, y demostró nuevamente la importancia de contar con una casa de altos estudios local que genere conocimientos y aportes para la resolución de problemas de nuestro territorio.
“La motivación surgió en el año 2018 luego de cursar la asignatura “Ecología de las Poblaciones” cuando el profesor Adrián Schiavini, que luego sería mi director del Trabajo Final de Tesis, me propuso el tema” explica Emiliano acerca de los origines de su investigación. “Si bien la situación de los perros sueltos en Ushuaia es visible desde hace muchos años, la información precisa acerca del estado poblacional era escasa o basada principalmente en encuestas, lo que limitaba a las autoridades de aplicación en la toma de decisiones. Además, los impactos que estos animales producen son evidentes y parecieran ir en aumento año a año, afectando no solo a las áreas urbanas sino también rurales, lo que se traduce tanto en consecuencias socio ambientales como económicas” agrega el licenciado.

Durante tres fines de semana consecutivos Arona llevó adelante una pesquisa en 72 tramos de calles, abarcando casi el 90% de la ciudad. Durante estos recorridos contó e identificó a los perros en la vía pública y a aquellos dentro de predios con la posibilidad de salir. Asimismo evaluó las características de cada animal para determinar si se trataban de animales callejeros o si efectivamente tenían dueño. Para ello se centró en indicadores como la grasa corporal, presencia de lesiones y signos de tenencia, como collares y accesorios.
“Sumado a ello se le tomó una fotografía a cada ejemplar, imágenes que luego fueron utilizadas para identificar a cada perro y observar coincidencias de aparición entre relevamientos a fin de elaborar lo que se denomina “historial de captura” que permite estimar la abundancia utilizando un software específico. Por otra parte, se analizó el efecto de algunos factores en la presencia y heterogeneidad espacial de la distribución de los perros, como el número de casas, de cercos perimetrales y de cestos de residuos a lo largo de cada tramo de calle, la posición geográfica, la altitud y la distancia de la transecta al límite de la ciudad” explica Arona.
Los resultados del estudio son preocupantes, ya que arrojan como numero estimado el de 12.583 perros sueltos, lo que representa una relación de 1 perro cada 6 habitantes de la ciudad. Esto supera la recomendación de 1 perro cada 10 habitantes de la Organización Mundial de la Salud. Según Arona “la mayoría de los perros presentaba condiciones corporales ideales (72%), un elevado número presentó collares o accesorios indicadores de tenencia (≈16%) y unos pocos presentaron lesiones o dificultades en el desplazamiento (2,5%)”. El licenciado explica que según los datos observados “la presencia de perros sueltos no dependería de cuestiones netamente infraestructurales sino también de las propias características de la especie, de factores demográficos, geográficos y en mayor medida de factores culturales, reflejados en el comportamiento humano y la falta de tenencia responsable”.
Los perros sueltos acarrean graves problemas de seguridad, sanitarios y ambientales. “Los problemas salud y seguridad pública se reflejan principalmente en las mordeduras, enfermedades zoonóticas y accidentes de tránsito. Las mordeduras causan lesiones y, junto con la dispersión de heces en los espacios públicos, tienen consecuencias asociadas a la transmisión de parásitos y enfermedades infecciosas como sarcocistosis, giardiasis, toxocariasis, brucelosis canina, hidatidosis, entre otras” explica Arona, y agrega que si bien hasta el momento el impacto de los perros sueltos en la vida silvestre no ha sido evaluado, “se han reportado ataques a guanacos y depredación a avifauna en el Parque Nacional Tierra del Fuego y también son probables los disturbios a las aves playeras o a aquellas que anidan en el suelo. Además, dependiendo del grado de superposición de su nicho ecológico con el zorro gris y con el zorro colorado, se podrían manifestar problemas de competencia, facilitación y/o transmisión de enfermedades”.

Cucha al aire libre
La situación actual que atraviesa la ciudad en relación a la presencia de perros sueltos en la vía pública es consecuencia principalmente de la irresponsabilidad de los propietarios, pero también de falencias en las acciones impulsadas por las distintas administraciones municipales que parecieran no acertar con las medidas adecuadas para dar respuesta a la magnitud del problema.
Según Arona “la responsabilidad del Estado se encuentra principalmente en las medidas de prevención basadas en la generación y difusión de información y en la educación ciudadana, pilares fundamentales para una tenencia responsable de las mascotas. Por otro lado, para mitigar los impactos y alcanzar resultados sostenidos en el tiempo se deberían aplicar medidas de control basadas en sistemas públicos de atención sanitaria, fomentar la vacunación y desparasitación, reforzar los sistemas de esterilización e identificación con microchips, controlar los espacios públicos, fortalecer el manejo de los residuos y, por último, aumentar el nivel de responsabilidad social garantizando el cumplimiento de la legislación vigente sobre los derechos de los animales y las obligaciones de los propietarios”.
Los vecinos y vecinas son responsables principales de la correcta tenencia de las mascotas. Existen legislaciones vigentes sobre el tema pero en gran medida no se cumplen. Es responsabilidad del Estado velar para que estas normas se cumplan, aplicando las medidas de control necesarias, brindando la información pertinente y aplicando las sanciones que correspondan. Pero también tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad pública y las condiciones de higiene urbana, por lo que en el contexto actual, y contando con los datos científicos que evidencian una situación de emergencia, resulta imperante que el Estado se haga presente con medidas de alto impacto de aplicación inmediata y con efectos en el corto plazo, tendientes a reducir considerablemente el numero de perros sueltos en el menor tiempo posible.
Abel Sberna