Teorías conspirativas, análisis políticos de campaña berreta. Reacciones xenófobas, miserias sociales que se dejan entrever a medida que las horas pasan sin tener novedades acerca de Santiago Maldonado.

Hay para quienes Santiago Maldonado no es un desaparecido. Está escondido para capitalizar políticamente la campaña electoral a favor del Kirchnerismo. El mismo Kirchernismo que nada hizo por Julio López, otro desaparecido en democracia. Al parecer la responsabilidad política de la desaparición de Maldonado se la quiere cargar a la actual gestión de Mauricio Macri a días de las primarias.

Como si hubiese forma alguna de evadir el costo político que deja una persona desaparecida. Declaraciones de una Ministro de Seguridad que asegura no tener idea quiénes estaban en el lugar por el simple hecho de estar encapuchados.

Para otros, Santiago Maldonado es miembro de una banda terrorista que intenta la instalación anárquica de una nación mapuche en la Patagonia Argentina, que encabeza el hijo de un inglés con una chilena (mapuche) financiado por ingleses.

La desaparición de Santiago Maldonado, además de ser disparador de múltiples teorías conspirativas, entremezcla politiquería barata con reclamos ancestrales. En el medio, la xenofobia latente se envalentona y arremete con opiniones fundadas en la incapacidad estatal de dar respuestas.

Santiago Maldonado despareció el 1 de agosto en medio de un allanamiento ordenado por el juez federal Guido Otranto en el Lof Cushamen ocupado por organizaciones mapuches que reclamaban por la detención de Facundo Jones Hualas. Fue la última vez que se lo vio con vida a Santiago, de quien hoy no se tiene noticia alguna.

Es necesario citar diferentes voces para entender por qué es necesaria la categoría de desaparecido de Santiago. Una de ellas es la de Verónica Heredia, abogada hoy de Sergio Maldonado, el hermano mayor de Santiago, pero que tomó notoriedad en la investigación por la desaparición de Iván Torres, desaparecido en 2004 en la ciudad de Comodoro Rivadavia.

La lectura es clara: “Santiago no es una persona extraviada y que se necesita buscar su paradero. Es víctima del delito de desaparición forzada”.

Significa que fue privado de su libertad por parte de agentes del estado, algo que no resiste análisis de cara a la historia reciente de nuestro país. “Tiene que haber una investigación imparcial e independiente de las propias personas que han generado estos hechos”, insiste en este reclamo Heredia.

La lógica es al revés: una vez que se afirma que hay una desaparición forzada, todos los organismos se tienen que dar vuelta como una media y demostrar que no está. Que no lo tienen. Se invierte la carga de la prueba”, aclara la letrada, reforzando este pensamiento.

Para Heredia, ni siquiera “la gente que estaba con Santiago no tiene que dar explicaciones, es Gendarmería e inclusive el Juez Otranto y la Fiscalía que no adoptó ninguna medida”.

Si la palabra de Heredia, en la lectura necesaria que exige la desaparición de una persona como hoy lo está Santiago, no llega a ser suficiente, otra voz que se requiere citar es nada más ni nada menos que la de Nora Cortiñas.

Referente de Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, Cortiñas ha acompañado durante años la defensa de los Derechos Humanos en cuanto los mismos se ven violentados. “No creíamos que se iba a repetir la desaparición forzada de personas -dijo desde la ciudad de Esquel en Chubut-, volver con esta familia este drama terrible”.

Quien sabe y mucho de métodos de disuasión en la desaparición forzada de personas, opina que las teorías por fuera de la responsabilidad del Estado califican de disparates. “Disparates que nos hicieron en la dictadura, que le hicieron a la mamá de Iván Torres, de Luciano Arruga“.

“La desaparición de personas es obra del estado. No hay particulares que puedan secuestrar y tener desaparecida una persona”, aseguró sin titubear la mujer de 87 años.

¿Por qué son necesarias estas aclaraciones? ¿Por qué hace falta deslindar de todo vestigio político la desaparición de Santiago? Porque el reclamo social es el único capaz de movilizar la acción del estado. Todas las demás aristas que se desprenden del análisis de la desaparición de una persona tienen y deben ser irremediablemente consideradas medidas distractivas.

Jorge Oriola es historiador de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco sede Esquel. Cansado de opiniones infundadas acerca de la pertenencia de los pueblos originarios y de la motrización xenófoba de responsabilidades en la desaparición de Santiago, también decidió opinar sobre el tema.

El planteo es una mentira -sentencia Oriola sobre los planes de las comunidades Mapuches y su presunta nacionalidad-. Está demostrado por antropólogos e historiadores que en la Patagonia cruzaban de mar a mar los pueblos indígenas y se mestizaban y comerciaban”.

Oriola recuerda que “cuando se declara la independencia, se marcan supuestas soberanías en los mapas pero no se hacen efectivas las soberanías de ambos estados sino hasta 1902”. Por lo que asociar mapuches con chilenos es un error también.

“Los indígenas de este lado de la cordillera, del otro lado de la cordillera y los que cruzaban la cordillera de mar a mar son pre existentes a los estados nacionales” insiste Oriola, por si no quedó clara la necesidad de desarticular esta línea argumentativa. “No podemos decir son chilenos o son argentinos. Es una burrada decir ‘los mapuches son chilenos, los tehuelches son argentinos’”.

Ningún pibe nace Mapuche

La Ministro de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aseguró a distintos medios nacionales que “no consta que Gendarmería haya sido quien lo detuvo. Tenemos un informe de Gendarmería. No podemos saber quién estaba y quién no estaba porque estaban todos encapuchados”.

La capacidad de investigación de las fuerzas de seguridad se ven coartadas por un pedazo de tela que improvisadamente tapa la cara de quienes ocupaban el Lof Chushamen al momento de la llegada de Gendarmería con la orden de Otranto.

Mientras tanto, la famosa Resistencia Ancestral Mapche (RAM) “extrañamente ha cometido varios sucesos violentos y no hay ningún detenido. No hay ningún culpable de todos los desmanes” recuerda Oriola.

“Nuestra decisión es total y absoluta de no permitir que en la Argentina se asiente un grupo que utilice la violencia como forma de acción y quiera imponer una república autónoma y mapuche en el medio de la Argentina” dijo ante una veintena de micrófonos y cámaras de todo el país la titular del área de Seguridad.

Porque según la lectura que fue acompañada por informes y especiales de medios nacionales, todos los mapuches quieren la imposición de la república autónoma mapuche. Como el RAM, que son todos lo mismo, que usan la violencia para sus cometidos. Violencia de la que fue parte Santiago Maldonado, que seguramente es Kirchnerista y quiere desestabilizar al gobierno desapareciendo en Francia con el financiamiento que los ingleses y chilenos le brindan al RAM.

No. Santiago Maldonado está desaparecido hace diez días y ese es el mayor peso que puede recaer sobre las fuerzas de seguridad. Sin importan quién lo recuerde o en qué contexto. El resto de las lecturas son inválidas, disuasivas; distorsionan y desvían la discusión central: que otra vez una persona se encuentra desaparecida contra su voluntad en plena democracia.

 

Pablo Riffo

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