Es su cuarta vez en la Antártida pero su primera invernación. Anevizó el 16 de diciembre de 2016 en un grupo de 17 personas. Hoy quedan 16. A 1.100 kilómetros del Polo Sur, está lejos de Villa del Parque, de su segunda esposa y de sus 3 hijos, pero cumplirá con sus compañeros un “sueño blanco” que se da una sola vez en la vida. O que él no va a poder repetir.

No es un eufemismo. El clima, la comida, la convivencia y un rescate de vida o muerte en los primeros 7 meses de una odisea que arranca la cuenta regresiva en 365 días sobre un continente helado. Volverán al calor el 16 de diciembre próximo. Si el clima lo permite. Si no, el repliegue será los primeros días de enero.

Marcelo Palacios habla con Clarín desde un teléfono fijo que tiene los mismos dígitos y costo de llamada que uno de Buenos Aires pero se conecta a la ficha en la pared de un módulo en el fin del mundo. Es capitán de corbeta, tiene 45 años, y una disciplina militar en el detalle que hace que el frío -llega a los -54ºC- se sienta hasta Capital pero no congele su historia.

Es el jefe de la Base Orcadas, la estación ubicada en la Isla Laurie de las islas Orcadas del Sur que da el apoyo logístico a las tareas científicas organizadas por la Dirección Nacional del Antártico y el Instituto Antártico Argentino. Es la más antigua de las 13 bases antárticas de Argentina. La Armada la mantiene activa todo el año pero este sábado fue noticia por el rescate histórico del suboficial electricista Héctor Bulacio.

Una semana antes, el domingo, el hombre de 38 años, sufrió la fractura expuesta del fémur de su pierna derecha y otra fractura en la pierna izquierda. Cayó en una grieta mientras hacía snowboard y requirió cerca de 3.000 kilómetros de vuelo en las condiciones climáticas más que extremas sobre el mar y el aterrizaje de un avión en una pista improvisada sobre un glaciar adyacente.

Algo que no se había hecho jamás en los 113 años de presencia argentina. La Antártida es el continente más frío, más seco, más ventoso y con mayor altura media del planeta. Y es el peor lugar para sufrir un accidente en pleno inverno polar.

Deja tu comentario