Como sucede año tras año, la UBA volvió a quedar en el pelotón de las mejores universidades del mundo. Esta vez se ubicó entre las primeras 300 en el ranking de Shanghai, una clasificación que mide los logros obtenidos en calidad y cantidad de producción científica. La de Buenos Aires sigue siendo la única universidad argentina que clasifica en este ranking, aunque esta vez cayó un escalón con respecto a los años anteriores, cuando se ubicaba en el rango de entre 151 y 200. Así y todo, sigue entre las latinoamericanas mejores calificadas: quedó segunda y solo superada por la Universidad de San Pablo.
El ranking de Shanghai fue creado por el sistema universitario chino en el año 2003 para mostrar cuánto se está acercando ese país a los estándares de las mejores facultades del mundo. A diferencia de otros rankings muy conocidos –como el QS- que toman en cuenta datos más “blandos” como encuestas de percepción, el de Shanghai sólo considera “datos duros” relacionados con la producción de papers y la obtención de premios científicos de alto nivel, como el premio Nobel.
Como en las ediciones anteriores de este ranking, la estadounidense Harvard volvió a obtener el primer puesto, seguida por Stanford, también de los Estados Unidos. Esta vez, el tercer puesto se lo llevó la inglesa Cambridge. Entre las diez primeras, ocho son de los EE.UU y dos inglesas.
“Los rankings son muy relativos y no muestran la complejidad de las funciones que tiene una universidad. Todos los rankings tienen algún sesgo, de acuerdo a los indicadores que consideran relevantes. Pero estamos orgullosos de que, de 26.000 universidades, la UBA quedó entre las 300 primeras: estamos entre el 1% mejor del mundo. Lo que vimos es que todas las universidades iberoamericanas bajaron un pequeño escalón y estamos estudiando cuáles pueden ser los motivos”, le dijo a Clarín Alberto Barbieri, rector de la UBA.
La UBA consigue este logro con menos inversión que otras universidades de la región. Mientras que la Universidad de San Pablo, que tiene 60.000 estudiantes, recibe 4.000 millones de dólares; y la UNAM (México), con 320.000 alumnos, recibe 3.500 millones de dólares; la UBA, que también tiene 320.000 alumnos, recibe 800 mil millones de dólares.
“Con este nivel de inversión es un milagro lo que hacen los profesores, investigadores y todos los que participan de la UBA. Los argentinos tenemos que tomar conciencia de esto, porque es difícil sostener esta calidad si se sigue con esta baja inversión. Que no es nueva, viene desde hace décadas”, concluye Barbieri.