-¿Y en ese tiempo había brujos?

– Había, yo vi brujos. Una vez me querían hacer dormir afuera pero no pudieron porque yo le sabía un secreto. De repente se aparecen animales raros en la noche. Nosotros una vez vimos un oso y desapareció, y qué oso va a haber acá pues oiga. Se hace de todas clases de formas. Una vez me hicieron leso y casi me hicieron amanecer afuera. Hay que decirles cosas malas, hay que echarles garabatos para que lo deje de hacer leso en el monto.

-¿Dónde había brujos?

– En la isla de Guar, en la isla de Chauques, en Chiloé, ahí está la mata. (…)

-¿Es cierto que usted ha visto el Caleuche?

– Sí, yo una vez estaba balseando aquí en Caracolito a Leoncio Álvarez, y de repente pasó un tronco grande como de 50 metros. Pasó por la popa de mi chalupa y nos dimos cuenta que era el Caleuche, porque nos dejó brutas olas y al otro día como a la una de la mañana estaba todo iluminado fondeado abajo de la capilla de El Rosario y después desapareció. Tenía luces rojas y verdes.

-¿Y a visto otros Caleuches?

– En Daitao vimos otro, se parecía azul marino, tenía como cañones, esto fue por donde los Wistuba, y no lo fuimos a ver porque nos podía hacer cosas raras. Esto nos pasó cuando andábamos paseando con Uribe y Bustamante antes de llegar a los islotes de San José de Quihua. Allí nos apareció el Caluechue, era como un submarino.

 

Entrevista a Don Miguel VILLARROEL MANSILLA, antiguo vecino de Calbuco, por Esteban BARRUEL. Revista IMPACTOS Nro. 82, Julio de 1996.

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