Funciona como refuerzo contra la covid y podrá adaptarse ante la aparición de nuevas variantes. Permitirá también sustituir importaciones y abrir un nuevo mercado de exportación.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso “ARVAC Cecilia Grierson”, la primera vacuna desarrollada íntegramente en Argentina como refuerzo contra la Covid-19. Este miércoles, en una conferencia de prensa realizada en el Polo Científico Tecnológico, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación Daniel Filmus destacó: “El desarrollo de una vacuna de estas características es un hito para el sistema científico-tecnológico argentino y también para la región”.

“La investigación básica, que fue sostenida durante años por el Estado, es la que permitió que el equipo dirigido por Juliana Cassataro pudiera encabezar este trabajo. En momentos en que se discute el papel del Estado en la ciencia, este evento muestra cómo la investigación básica es fundamental para el desarrollo científico-tecnológico, para tener soberanía sanitaria y muestra la articulación con la inversión privada, como es el caso del laboratorio Cassará”, detalló.

Por su parte, la titular de la cartera de Salud, Carla Vizzotti, enfatizó: “Este desarrollo es relevante porque el virus de la Covid-19 no va a desaparecer y vamos a necesitar refuerzos siempre, como sucede con la vacuna antigripal. Además, va a permitir sustituir importaciones y abrirá el camino a la exportación, es una puerta de entrada a la región. Es muy difícil transmitir el orgullo, la complejidad y el esfuerzo que requirió esta producción así que esperamos poder hacer sentir orgulloso a todo el país”.

En tanto que, Julieta Cassataro, directora del proyecto, apuntó: “Todos vimos lo que nos costó adquirir vacunas, el tema es que siguen apareciendo nuevas variantes. Que nuestro país pueda tener refuerzos para esas nuevas mutaciones es un hecho que va a ocurrir ya que esta vacuna está en condiciones de adaptarse. Además, va a servir este camino para futuros desarrollos en Argentina”.

Filmus completó: “El país invierte por año cerca de 500 millones de dólares en la importación de vacunas. Este desarrollo va a permitir no solo sustituir esto y abrir la exportación, sino que va a generar una cadena de valor de trabajo en Argentina muy importante. Realmente es una demostración de la calidad de la ciencia y la tecnología nacional”.

Un refuerzo para Argentina y el mundo

La ARVAC es una vacuna de segunda generación diseñada para ser usada como refuerzo, lo que permite aumentar la protección frente a las nuevas variantes del virus respecto a las vacunas que actualmente se utilizan. Se basa en la metodología de proteína recombinante, una tecnología muy segura y conocida que se utiliza desde hace décadas para fabricar la vacuna contra Hepatitis B (que se emplea en niños recién nacidos), o contra HPV que se aplica a adolescentes.

Está compuesta por un antígeno recombinante purificado (la región de la proteína Spike que une al receptor ACE 2 llamado RBD versión gamma) con un adyuvante clásico como el gel de albúmina. Se puede almacenar y transportar refrigerada (de 2 a 8 grados) y está diseñada para que en cuatro meses pueda actualizarse su principio activo para hacer frente a nuevas variantes del virus que escapen a la respuesta inmunológica de la población.

Las vacunas que utilizan un virus como vector, como las de Sputnik o Astrazeneca, tienen el riesgo de perder eficacia en individuos cuyo sistema inmunológico creó anticuerpos contra esos vectores virales. Por este motivo, una ventaja de la tecnología de la ARVAC es que, precisamente, resulta ideal para utilizarse como vacuna de refuerzo en personas ya inoculadas con otro tipo de vacunas.

El proyecto se llevó adelante por instituciones públicas y privadas: Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), Conicet, Fundación Pablo Cassará, Laboratorio Pablo Cassará, Centro de Medicina Comparada de la Universidad Nacional del Litoral (CMC UNL), F.P. Clinical Pharma, Nobeltri, Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida de la Universidad de Buenos Aires (INBIRS) y CEMIC.

En definitiva, se trata de una creación y apuesta científica y tecnológica argentina que apunta no solo a cuidar a su población y responder a demandas concretas, sino que también promoverá las exportaciones a la región y el mundo. A su vez, dejará instalada una plataforma de desarrollo y producción de vacunas recombinantes que podrá ser utilizada para nuevas plataformas en el futuro.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas

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