Un grupo de paleontólogos descubrió restos fósiles de un dinosaurio que habitó el noroeste de la provincia de Río Negro hace millones de años y que fue rival del Tiranosaurio Rex.
Se trata del Taurovenator violantei, un ejemplar de 11 metros de largo y 5 toneladas de peso que vivió hace unos 90 millones de años. Se trata de un carnívoro del grupo de los carcarodontosaurios, con información novedosa sobre la anatomía y los hábitos de vida de este grupo de dinosaurios.
Su nombre significa “toro cazador” y deriva de Tauro -del griego “toro”-, y venator -del latín “cazador”-. Esto se debe a que Taurovenator era un temible carnívoro que portaba un par de cuernos encima de los ojos. El nombre de la especie, violantei, honra a la familia Violante.
El hallazgo se concretó gracias a los trabajos realizados por el equipo de paleontólogos del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de Vertebrados (LACEV) y de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, pertenecientes al Conicet, en conjunto con paleontólogos del National Museum of Nature & Science de Japón.
Además, la expedición contó con el apoyo financiero de la National Geographic Society y el acompañamiento de la Secretaría de Cultura de Río Negro. Los restos fueron ubicados en la Reserva Natural Pueblo Blanco, ubicada alrededor de 25 kilómetros al sur de El Chocón.
Los restos fósiles encontrados permiten reconstruir el aspecto del cuello de los carcarodontosauridos y muestra por primera vez en detalle rasgos únicos. “Las vértebras del cuello de los dinosaurios se articulan entre sí mediante zonas de unión llamadas zigapófisis. Taurovenator en cambio, presenta zonas de conexión extras entre vértebras haciendo que el cuello presente una rigidez mucho mayor. Estos rasgos los hemos observado en otros carcarodontosauridos y nosotros postulamos que sería una característica distintiva de estos dinosaurios carnívoros”, comentó Rolando Aranciaga, becario doctoral de Conicet y líder de la investigación.
Por su parte, Taurovenator, Federico Agnolín, integrante del LACEV y de la Fundación Azara, resaltó: “Así como otros carcarodontosaurios, poseía un cráneo enorme y robusto de 1,3 metros de largo, por lo que este refuerzo en las articulaciones podría estar relacionado a soportar el peso durante el andar o la caza”.
Cabe destacar que el estudio fue publicado en la revista alemana The Science of Nature y brinda una hipótesis sobre el significado adaptativo de este cuello tan particular. “Estos cambios del cuello son correlacionados con posibles cambios en la distribución y forma de los músculos propios de la capacidad de soportar un cráneo de semejante tamaño”, agregó Agnolín.
Fuente: Mdz online