¿Cómo se direcciona la reconversión de la matriz productiva? ¿Quiénes son los actores indispensables y el rol de cada uno de ellos en la mejorar de la competitividad del sector? Existen indispensables, medidas ineludibles y costos que van más allá de lo económico para hacer sustentable un modelo de producción nacional. Un marco político solo alcanzable con consensos extra partidarios.

Juan Ignacio García fue secretario de Industria durante el último período de gobierno de Fabiana Ríos hasta diciembre de 2015. Es licenciado en Economía y hoy da clases en la Universidad nacional de Tierra del Fuego.

Después de salir de la función pública ¿Cómo ves el panorama actual?

Re complicado, está jodido y todavía no se empieza a ver las consecuencias más profundas de lo que puede ser la inacción. Consecuencias de un mal momento porque lo que estamos viendo es en relación a la falta de consumo”.

¿Y el tema de la reconversión qué te genera?

“Me parece realmente importante, y siempre lo fue en Tierra del Fuego, hablar de ampliar la matriz productiva. Desarrollar e incorporar otros sectores. Nuca hubo recursos económicos que pudieran dedicarse a eso. La política industrial de la provincia depende de Nación. Hubo un error histórico de no haber considerado en paralelo al régimen industrial el desarrollo de un fondo que construyera a la matriz productiva para que no esté tan expuesta al shock cuando el escenario macroeconómico cambia”.

La producción industrial es sensible a los cambios macroeconómicos. En 2013 la disparada del dólar había modificado el esquema de costos de distintas fábricas y dejó afuera a cientos de miles de trabajadores que fueron recuperando su ritmo laboral a lo largo del año. Este año, la falta de consumo y la pérdida de poder adquisitivo plancharon la economía. Sumado a la apertura de importaciones de ciertos bienes el efecto fue recesivo. ¿Los principales afectados? Los trabajadores.

Siempre fue necesario diversificar la matriz productiva -continúa García-. Ahora cuando hablamos de reconvertir es dejar de hacer algo para hacer otra cosa. Yo no tengo duda que muchas fábricas van a poder reconvertirse, lo que pasa es que esa reconversión va a ser productor a importador. Una reconversión que desde el punto de vista de la empresa no va a tener mayor costo. El empresario puede ganar plata invirtiendo en un negocio o en otro. Ahora el trabajador que decidió radicarse en Tierra del Fuego porque había un régimen que proponía eso eligió un lugar para vivir. Eligió un oficio, una experiencia”.

El eslabón débil de la cadena

Esa reconversión de la mano de obra no existe como tal. A veces uno piensa -los liberales sobre todo-, minimizan los efectos de la transición de un modelo productivo a otro modelo productivo. A ese tipo que laburaba en la fábrica ¿lo van a llamar de ese otro sector económico? El otro tema: ¿se van a generar las actividades económicas que le permitan a esa gente incorporarse? La respuesta es no, es un no rotundo -sentencia García. Hoy no tenés un modelo que genere esa cantidad de empleo”.

Para García, “a veces uno puede pensar reconversión no en un sentido más profundo, sino cómo hacemos para recuperar una industria para que recupere esa eficiencia” algo para lo que la industria debe hacer un esfuerzo significativo. La premisa es clara “tenemos que afinar la punta del lápiz, pero sabiendo que siempre vamos a necesitar de los beneficios promocionales para poder sobrevivir”.

El rol político en este punto es fundamental. El marco necesario para el trabajo a largo plazo es la extensión del sub régimen de promoción industrial, decisión hoy en manos del Ejecutivo que conduce Mauricio Macri. El Licenciado Fabio Seleme, Secretario de Extensión Universitaria de la Universidad Tecnológica Nacional en su sede de Río Grande es categórico en este punto.

Lo primero que uno tiene que decidir antes de llevar adelante cualquier desarrollo es la decisión política. Es lo que tenemos que tener en claro si queremos una provincia industrial. No es ningún pecado hablar de beneficios fiscales. No estar cada tanto diciendo que la industria electrónica esto o lo otro, que le costamos al país… mentiras que no tienen ningún tipo de fundamentos”, asegura Seleme.

Y apunta que “que hay que pedirle a la dirigencia que tengan un consenso claro y contundente en relación a lo que queremos ser y trabajar en la mejora de eso. Creo que no hay nadie que no coincida que la industria en Tierra del Fuego tiene mucho para mejorar, muchos puntos críticos pero seis años de horizonte en términos de desarrollo productivo es nada [N. de R.: la cantidad de años que le quedan a la ley de promoción industrial en Tierra del Fuego]. En Manaos (Brasi) llega al 2073.

La región de Manaos en Brasil es el espejo del régimen de promoción industrial fueguina. Hasta su última extensión por 50 años, ambos países compartían los plazos de la misma ¿la diferencia? En Brasil el régimen es una política de estado que cuenta con el consenso de todo el sector político social del país en favor del desarrollo de la industria.

Deberíamos acostumbrarnos a tener una industria suficientemente competitiva con el handicap que dan los beneficios promocionales” remarca el ex funcionario provincial. “Este Gobierno no ha manifestado ningún interés o hecho nada en concreto que apunte a la continuidad. Hoy se plantea como un escenario posible”, agrega sobre este punto.

Habría que hacer un cambio de continuidad y previsibilidad con la generación de un compromiso diferente de parte de las empresas en relación a infraestructura social y productiva”, opina García. “Al gobierno nacional anterior no le resultaba fácil poder instalar de manera homogénea que esto sea una política de estado -recuerda-. Una cosa es una decisión presidencial y la otra es el consenso de las provincias. Eso es muy difícil de construir, es el consenso que pudo conseguir Brasil. Acá no estuvieron dadas las condiciones y eso no pudo tener. Aunque sea a través de un decreto es importante lograr la competitividad”.

Acuerdos a futuro

Mismos actores, diferentes niveles de responsabilidad. El estado, las empresas y por otro lado las Universidades y los Trabajadores como protagonistas del desarrollo. Un acuerdo por fuera de estas consideraciones sería mantener lo que existe sin posibilidades de mejora en la competitividad y la producción.

No creo en que las empresas tomen compromiso. Lo único que vale es lo que está escrito en un marco normativo. La Responsabilidad Social Empresaria es una lavada de cara, hay empresas responsables en el cuidado del ambiente, pero es difícil pedirle a una empresa que aporte a un fondo del desarrollo de otros sectores económicos. Eso tiene que estar en escrito. Te someto a cambio de los beneficios” advierte García sobre este punto.

Seleme recuerda que “las empresas que tenían la obligación de invertir y otorgar una calidad de vida, ese aspecto nunca se cumplió. Se quedaron simplemente con el objetivo primario y básico de la producción. Si invirtieron en sus plantas pero no en una playa de estacionamiento fueron proyectos productivos pensados a mediano y corto plazo con una tasa de retorno alta”.

Agrega que para eso es necesario “cambiar mirada cortoplacista, y esto significa prorrogar el sub régimen en el tiempo”, destaca volviendo a ese punto. “El estado debe trabajar fuertemente en logística. Hoy toda nuestra producción entra por Chile o por Ushuaia. Esto tiene que abordar el estado urgentemente”.

Una nueva extensión del régimen industrial debería “dejar previsto en la normativa cómo se garantizan las inversiones para acompañarla”, vuelve a decir García. “No puede ser que se hayan volcado en el desarrollo y no se haya gastado plata para que se acompañe” cuestiona.

Nueva modalidad de desarrollo

El desarrollo de industrias complementarias en la provincia también es escaso. García amplía el panorama y dice que “muchas cosas no pasan en Tierra del Fuego, hay actores que son super interesantes, lo que no hay es un volumen que sea comparable con las industrias que estamos hablando” donde también entra en juego la densidad poblacional que tiene la provincia, que no deja de ser relativamente baja.

Debería trabajarse para el desarrollo de esos sectores”, opina sin dudas el economista, aunque considera que “hay cosas que suceden a una velocidad que no es comparable a esas problemáticas”. De todas maneras, desarrollar industrias paralelas no viene del aire, “necesitás aceleradores, necesitás plata”, inversores que tengan en cuenta la potencialidad del área industrializada.

Si vos querés desarrollo de software tenés que tener una conexión (a internet) que no tenemos” ejemplifica García, y agrega que es necesario tener en cuenta con qué sectores hoy se cuenta para el desarrollo de estos potenciales sectores productivos para esa reconversión. “Hay varios sectores importantes, pero son pocos, con capacidad de generar puestos de trabajo. Es muy difícil delegar en estos sectores incipientes la economía de esta provincia”.

El referente de la UTN es mucho más crítico en este punto: “estamos hablando de una industria que fabrica bienes de consumo masivo y reemplazar una industria del volumen de la electrónica como la fueguina implicaría un área industrial de similares características”, plantea Seleme y cuestiona que “escucho hablar de rubros que de ninguna manera pueden sustituir la producción de una industria. Que de ninguna manera puede generar demanda de mano de obra a tal volumen que permita el desplazamiento de la mano de obra”.

Son rubros que no tienen la calidad ni cantidad de la industria electrónica. Una industria que lleva casi 50 años desarrollándose no puede tirarse por la borda -señala el licenciado Seleme-, todo lo contrario. Lo que creemos que se tiene que seguir avanzando en el desarrollo sostenible”.

Desde la perspectiva económica, García recuerda que “la industria permite dinamizar actividades y sostener el mercado interno” y explica que “más del 50% del empleo privado lo explica la industria”. Finalizar con el régimen sin ningún tipo de extensión es la sentencia a volver a la provincia dependiente del estado.

Nuevos fundamentos

El dilema de la falta de consenso en el avance por la profundización del régimen vuelve sobre sus pasos cuando se advierte la necesidad estratégica de la ocupación territorial. Sin embargo, para García la cuestión geopolítica tiene sus connotaciones negativas: “no es lo mismo cuando estás en un potencial escenario de potencial conflicto bélico, que cuando no lo vemos como posibilidad. En la sociedad tiene un peso menos, y tenemos que ser capaces de discutir desarrollo y no recurrir a la geopolítica”.

Para pensar en un proyecto de desarrollo sostenible hay que construirlo. “No es fácil pensar en el desarrollo sostenido del territorio, necesitas conocer y abordarlo sin prejuicios y tener abiertas todas las posibilidades” dice García, en clara alusión a los planteos esgrimidos desde el Ejecutivo y varias fuerzas políticas opositoras al sub régimen. “Si estás abierto a mejorar este régimen, a ver qué aspectos hay que ir trabajando, hay chance”.

Fabio Seleme coincide con este punto y menciona que “creemos en ahondar el proceso de industrialización. Volverlo sostenible, eso se hace con desarrollo mancomunado con el Estado, las empresas y las Universidades”, pero recuerda que “para tener industria en Argentina hay que tener un régimen de protección arancelaria. Tampoco absoluto y eterno, habría que pensar un régimen heterodoxo, con cierto régimen que permita dar competitividad”.

Otro de los puntos de mejora del sub régimen que trae Seleme señala una crítica que también se repitió por años. “Hay que volverlo un régimen abierto”, dice el licenciado de la UTN. El actual “es parar proyectos que están aprobados y no nuevos. No se puede sumar cualquier industria en Tierra del Fuego, la última vez que se abrió fue en 2007. Abrir el régimen a nuevos rubros, nuevos proyectos productivos. Lo volvería algo más dinámico, por lo tanto más vital”.

¿Y los trabajadores?

Y después efectivamente el mejoramiento en las condiciones laborales, en términos sociales, en términos de estabilidad. Que hubiera suficiente flexibilidad en los proyectos productivos. Que no estuvieran los trabajos a la estacionalidad o vaivenes, diversificación de proyectos que dieran mayor estabilidad productiva y mayor estabilidad laboral. Desde la Universidad nos parece que el mejoramiento delas condiciones laborales va de la mano con un mejoramiento de condiciones de desarrollo productivo en la provincia” dice Seleme.

Para el representante de la UTN, “la actividad gremial y sindical en la argentina ha hecho que seamos un país con mejores condiciones laborales si comparamos con otros países de la región. De ninguna manera me parece que debilitarlas o hacerlas responsables del camino, porque es la parte débil, es la parte que menos ganancia saca del proceso productivo, es la que menos herramienta tiene para cambiar la realidad. Las empresas tienen capacidad de transformarse, el estado también”.

Consultado Seleme sobre la posibilidad de avanzar en un consenso político que haga perdurable la industria fueguina, el licenciado fue pesimista y opinó que “no están dadas las condiciones, de hecho, no ha pasado. Lamentablemente por la orientación ideológico del Gobierno Nacional” puntualizó y lamentó que “piensan a la Patagonia como un lugar marginal y una carga”.

Mantener las cosas como están tampoco es el camino. “El desarrollo tampoco ha sido todo beneficios” reconoce Seleme, “un crecimiento tan exponencial entre 2005 y 2015 trajo efectos sociales y urbanísticos graves en Tierra del Fuego”. Intentando explicar la negativa de ciertos sectores sociales en contra de la Industria, señala “el desarrollo de los asentamientos, por ejemplo. Hay un gran sector que persigue la industria como algo ruinoso también”. Y en esto es preponderante la no acción de ciertos sectores políticos locales que no advirtieron el crecimiento demográfico desmedido.

Desde la incapacidad para potabilizara agua para todos, hasta dejar al mercado inmobiliario en sus propias reglas produciendo un desequilibrio real en la calidad de vida, el acceso la vivienda digna y con servicios básicos para todos. Estos aspectos deben indefectiblemente ser considerados para el desarrollo de la mejora productiva de una industria con una historia extensa pero atrofiada madurativamente. Un desafío que requiere políticos a la altura para redireccionar el futuro de la economía provincial hoy sumida en la angustia neoliberal.

 

Pablo Riffo

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