Su hijo, que apenas tiene algo más de un año, identifica el logo que representa al frente político que lo lleva de candidato, lo señala y dice “apa”. Entiende a la perfección que esos colores y esas formas son el resumen de los últimos meses de su padre.

Martín Pérez reconoce que la ausencia en la vida familiar es mayor a la que quisiera, pero también sabe que lo hace porque tiene un objetivo que la involucra. “No podría hacer nada sin Lorena”, dice sobre su compañera de vida.

En el spot que usó durante la campaña se lo ve detrás de la pelota cuando niño, mientras competía en los Juegos Evita. En la cancha, como en la política “empecé jugando atrás, soy un militante” y repasa los inicios de su actividad dentro de la ciencia que luego le dio su título universitario.

“Cuando tenía 14 o 15 años formé el centro de estudiantes de mi escuela, esos fueron mis comienzos”, apenas un puñadito de años más tarde “formé el centro de estudiantes fueguinos en Buenos Aires” y recuerda con cariño que dio aquellos primeros pasos de la mano de un referente que lo acompañaría hasta el presente. “Chiquito (Martínez) me ayudó. Había dejado hacía poquito de ser diputado, ya no tenía un cargo electivo pero igual me dio una mano, a mí que tenía unos 17 años por aquel entonces”, relata.

Hijo de padres militantes mamó Unidad Básica desde siempre. Su papá llegó a estas tierras todavía sin democracia, en 1980 y de ese gajo nació él, que responde “de Río Grande” cuando se le pregunta de dónde es.

Empezó a hacer gestión cuando le tocó estar frente al PAMI en su ciudad y confiesa que para estar al frente de un Ejecutivo hay que saber y hay que estar preparado. Y dice que lo está, que desde entonces se ejercita diariamente con el objetivo puesto en dirigir los destinos de la ciudad industrial.

Hace un respingo cuando se le pregunta por la visión que algunos sectores tienen de La Cámpora, la agrupación juvenil que representa al kirchnerismo. “Hay una demonización instalada por los grandes medios de comunicación, también le pasó allá por los 80 a Franja Morada -la agrupación ligada a la juventud radical- pero no es más que eso” y agrega como una curiosidad que “ningún dirigente de La Cámpora tiene siquiera una denuncia por corrupción”.

Eligió un cierre de campaña diferente, lejos de los locales llenos de afiliados y simpatizantes, se decidió a caminar por las calles que lo vieron crecer “a estar en contacto con la gente”. Con un frío apremiante que le recuerda ciertas crueldades del clima local.

Durante el fin de semana quedarán algunas horas donde la política partidaria tiene que salir de los diarios, de las radios y de la televisión, pero dice que no va a descansar, que no puede dormir, que la ansiedad lo interpela. Describe con particularidad lo que define como sus “peores horas”. Desde el cierre del comicio y hasta las ocho de la noche, cuando empiezan a llegar los primeros resultados.

Se refiere a sí mismo como un tipo sencillo, sensible. Se le activa con facilidad el piloto automático y aparece el cassette que reproduce los discursos de campaña, pero no hace falta insistirle demasiado para que se sienta cómodo y hable de su costado personal. Familiero, hincha de Boca, padre de familia, riograndense, gran cebador de mates.

Licenciado en Ciencias Políticas, Perez rescata que durante las semanas que compitió contra sus eventuales adversarios no hubo agresiones, que pudo disfrutar el camino más allá de lo que le devuelvan las urnas el domingo, aunque por supuesto espera que la mayoría de las boletas sean suyas.

Criado en el barrio de INTEVU, 39 años después, desanda las veredas donde pateó aquella pelota de los Juegos Evita. Mira un poco para atrás para reencontrase con algunos nombres históricos del peronismo local y se sonríe, dice la unidad tan buscada está justo ahí, donde la había visto cuando miraba a su padre militar.

Martín Pérez. Candidato a intendente de Río Grande. Unidad Fueguina. Lista 501

 

María Fernanda Rossi

 

 

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