A partir del primero de diciembre de este año, cuando entre en vigencia la nueva normativa, Pinamar se convertirá en la primer localidad Argentina en prohibir el expendio de sorbetes y vasos plásticos. La trascendental medida reviste una gran importancia para el cuidado del ambiente marino.
El Concejo Deliberante de Pinamar aprobó por unanimidad una ordenanza de trascendencia histórica para la protección del ambiente marino. La norma prevé la prohibición de la utilización de sorbetes y vasos plásticos. Esta medida responde a la creciente problemática de los residuos plásticos presentes en el océano y a las repercusiones dañinas que esta realidad reviste para la vida acuática.
Para comprender la importancia de esta medida, es necesario conocer el impacto y las consecuencias que tienen los residuos plásticos, como los sorbetes, en el ambiente marino. Cada año ingresan alrededor de 8 millones de toneladas de plástico a los océanos del mundo. Los sorbetes se encuentran entre los residuos que más frecuentemente suelen encontrarse en las playas. Se trata de uno de los objetos descartables con el menor tiempo de vida útil y debido a los problemas de manejo de residuos suelen terminar fácilmente en los ríos, lagos y mares. El plástico, como cualquier derivado del petróleo, es un peligroso contaminante. Una vez en el agua, los objetos plásticos son consumidos por organismos marinos o absorbidos por las corrientes oceánicas, acumulándose y flotando en el medio acuático indefinidamente. Cuando los sorbetes y otros objetos comienzan a desintegrarse liberan toxinas nocivas que afectan los ecosistemas en su totalidad. Además de la contaminación causada por sus componentes tóxicos, estos objetos representan un grave peligro para los animales que habitan los mares y océanos, ya que debido a su tamaño pueden enredarse en las extremidades de los animales marinos o ser ingeridos provocándoles enfermedades o la muerte. Cuando el plástico se rompe en pequeños fragmentos es confundido con alimento por centenares de especies, lo que ha quedado demostrado con el hallazgo de este material en el sistema digestivo de unas 600 especies, desde ballenas a mejillones. Se estima que por año alrededor de un millón de aves marinas mueren por la ingesta de residuos plásticos. Los sorbetes en particular son causales de muchas de las muertes ya que son fáciles de levantar, manipular y tragar, bloqueando las vías respiratorias y causando la muerte por asfixia.
Actualmente son numerosas las campañas alrededor del mundo que reclaman por la disminución del uso de elementos descartables de plástico y por el control y manejo apropiado de los residuos derivados de este material. En los últimos tiempos los datos oficiales sobre los niveles de contaminación en los mares del mundo han despertado la preocupación de grupos conservacionistas, científicos y miembros de la sociedad en general. En la actualidad se estima que existen más de 150 millones de toneladas de desperdicios en los océanos y la ONU y la Unesco alertaron que no cambiar las conductas de consumo para 2050 habrá más plástico que peces en los mares.
Pinamar ha dado un primer e importante paso para que otras localidades sigan su ejemplo y comiencen a regular la utilización de estos y otros elementos descartables que impactan directamente en el ambiente natural con graves consecuencias para la vida que en él se desarrolla. De estas decisiones depende el futuro de nuestros mares tal y como los conocemos.
Abel Sberna