El diario de edición nacional Clarín publicó en su edición de este lunes 14 de mayo una noticia titulada “Aprueban instalar salmoneras en el mar Argentino: debate por daño ambiental”; en ese artículo se detalla que  en marzo los reyes nórdicos Harald V y Sonia visitaron la Casa Rosada y fruto de ese encuentro el ministerio de Agroindustria suscribió con Noruega un convenio de cooperación para estudiar la factibilidad de desarrollar la acuicultura en el país: la cría industrial de peces en jaulas oceánicas o en piletones indoors.

En aquel momento, aquella noticia también fue titular en nuestra provincia. Según confirmó a Clarín la subsecretaría de Pesca de Nación, el salmón es la especie elegida para el desarrollo acuícola tanto en el Canal Beagle como en el litoral santacruceño del mar argentino.

Pero el acuerdo no está exento de polémica y ya es rechazado por amplios sectores ambientalistas. Cuestionan que el salmón es una especie exótica y que su producción es contaminante. La concentración de heces y pellets con antibiótico que se asientan en el lecho marino, y que otras especies como crustáceos pueden ingerir, constituyen una amenaza para la salud del mar. Ese debate en el litoral chileno está hoy al rojo vivo, con miles de activistas que aseguran que el exceso de concesiones para la salmonicultura ha saturado al ecosistema marino. Afirman que el resultado es la proliferación de algas tóxicas emparentadas con la marea roja.

En Argentina, además, la polémica por la cría de salmón en jaulas oceánicas llegó a los cocineros más encumbrados, que hicieron campaña para no consumir salmón chileno por las presuntas dosis de antibióticos que contendría su carne anaranjada.

En Chile, los salmones son el segundo producto de exportación después del cobre. Exportan unas 830.000 toneladas anuales a EE.UU, Japón, Brasil, Rusia, Europa y China y representa un negocio de 4,6 billones de dólares.

Desarrollar la salmonicultura en nuestro país supone pagar un costo ambiental muy alto, argumentan los ambientalistas locales. Explican que los salmones se alimentan con pellets (así denomina a la porción de alimento balanceado) de harina de pescado. Alimentar a un salmón insume 9 kilos de peces. Y es en los pellets donde se adosan los antibióticos.

Clarín elevó un cuestionario a las autoridades de la Subsecretaría de Pesca y éstas fueron las respuestas.

– ¿Cuántas salmoneras están proyectando instalar en mar argentino?

  • Se está trabajando para desarrollar una pesquería de entre 20/50 mil toneladas. La hipótesis es de 2 a 4 conceciones en el Canal Beagle. Santa Cruz es una hipótesis de trabajo en San Julián pero para una segunda etapa.

– ¿Han iniciado los estudios de factibilidad para su instalación?

  • Tenemos previsto iniciar el estudio de factibilidad y cargas en los próximos 2 meses.

– ¿Qué tipo de recaudos tomarán para que no se contamine el lecho marino?

  • Para eso son precisamente los estudios. Evaluar la capacidad de carga de la zona para generar una pesquería sustentable. Evitando errores que se cometieron en otros países por exceso de cargas. Se trabaja entre la subsecretaria de pesca y acuicultura y la secretaria de pesca de la provincia de Tierra del Fuego.

Las autoridades de “Salmones Chile”, el grupo empresario que nuclea a las 22 empresas productoras de salmón en jaula, también hicieron su aporte. Su presidente, Arturo Clement, reconoció el uso de antibióticos para la cría e indicó que existen 400 salmoneras activas en los mares chilenos.

Utilizamos antibióticos con fines terapéuticos porque los salmones contraen una enfermedad llamada ISA. Eso no significa que el salmón, al momento de consumirse, mantenga el antibiótico porque los testeamos antes de cosecharlos. El producto llega al mercado de destino con un remanente ínfimo de antibióticos que está dentro de los parámetros permitidos”, afirma.

Alejandro Clement es, además, biólogo. Tiene un posgrado en Oceanografía y brinda servicios de mediciones oceanográficas a la salmonicultura chilena.

-¿Es mito o verdad que los salmones de granja crecen hacinados?

  • El hacinamiento sucede al igual que en la cría de pollos y cerdos.

-¿Cómo combaten la contaminación marina por fecas?

  • Eso ciertamente es un problema, porque se depositan en el lecho marino o se desintegran a través de la descomposición de bacterias y de otros microorganismos que habitan el sustrato marino. Esa es, precisamente, la “zona de impacto”, la cual es monitoreada por las autoridades. Luego de 21 meses de cría, que es lo que tarda en crecer el salmón hasta llegar a sus 5 kilos, hay un reposo o barbecho de 3 meses para clarificar los fondos.

-¿Cuál es su opinión sobre el uso de antibióticos?

  • Es un mal necesario. Deberían ir disminuyéndolos cada vez más para que no queden residuos en el medio ambiente.

-¿Puede una especie exótica sobrevivir sin antibióticos?

  • Ese punto no lo tengo claro.

Incentivar la salmonicultura en el mar argentino es un suicidio ambiental —dicen en GP— Y más cuando se impulsan parques marinos cerca del Canal Beagle”.

El biólogo ushuaiense Adrián Schiavini usó su cuenta personal de tuiter para dar algunas opiniones respecto al proyecto que se plantea para las aguas fueguinas. Según el especialista, este sería “el mayor error que se podría cometer en la historia del manejo del ambiente en Tierra del Fuego”.

Antecedentes de las salmoneras en Chile: Fondos marinos anaeróbicos originados por la comida que cae de las jaulas al fondo marino = fondos podridos. Del total del alimento suministrado a los salmones, un 75% a 80% queda en el ambiente de una forma u otra”, enumera.

Del mismo modo, ejemplificó que “100 toneladas de peces producidos entregan desechos de nitrógeno y fósforo al ambiente equivalentes a lo que producen 3000 personas. La huella ecológica del cultivo de peces multiplica por 10.000 lo que se necesita para sostener una hectárea de cultivo de peces”.

Antibióticos liberados al medio con la comida de los salmones. Antibióticos que afectan a las bacterias esenciales para sostener los ecosistemas marinos. Carne de salmones con antibióticos. Lobos marinos atacando las jaulas. Jaulas rotas y salmones escapando. Lobos muertos por enmallarse, o por disparos efectuados para espantarlos de las jaulas”, detalla con crudeza.

Según el biólogo, “de 5.000 a 6.000 ejemplares de lobo marino de un pelo común murieron directa e indirectamente por los centros de cultivos de salmónidos en Chile. Parques Nacionales  de Tierra del Fuego Chilena prohíben instalar salmoneras en las aguas que los bañan”.

Y resume de una forma alarmante: “Habiendo agotado la calidad ambiental de las aguas patagónicas chilenas, las salmoneras buscan las prístinas aguas de Tierra del Fuego”.

Finalmente, el especialista cierra su análisis con una pregunta que abre un enrome interrogante: “¿Necesitamos más elementos de juicio para decirle ‘no’ a las salmoneras en el Canal Beagle?”.

 

María Fernanda Rossi

Deja tu comentario