Terminaron las elecciones primarias y ahora todo es análisis: números, tendencias, encuestas, humores, ánimos, etc.
En plena crisis en la industria de Tierra del Fuego y siendo señalado permanentemente como responsable el gobierno nacional, una elección tan contundente del candidato de la alianza Cambiemos ha sorprendiendo a propios y a extraños.
En la edición del 13 de agosto de 2017, el diario Clarín publicó un análisis en el que se destacaba que el Gobierno de Mauricio Macri daba por perdida la elección PASO en varios distritos electorales, entre ellos, Tierra del Fuego:
Con la foto de hoy, el Gobierno da por perdidas diez provincias. Cuatro gobernadas por partidos “provinciales” con los que tiene buena sintonía: Rio Negro (Alberto Weretilneck), Neuquén (Omar Gutiérrez), Santiago del Estero (clan Zamora) y Misiones en manos de la liga Rovira-Closs-Passalacqua. Descartan victorias en la Formosa del multi-reelecto Gildo Insfrán, en La Pampa (Carlos Verna) y en Chubut, dominio de Mario Das Neves. La resignación electoral se extiende a Catamarca, gobernada por Lucía Corpacci, Tierra del Fuego, de Rosana Bertone (a pesar del peronismo dividido) y San Juan, donde Sergio Uñac forcejeó con José Luis Gioja e impuso hermano y apellido en la boleta.
Y si bien ese análisis no fue del todo incorrecto -ya que el ganador de la elección fue el actual diputado nacional y ahora candidato del Frente Ciudadano y Social, Martín Pérez- la alianza Cambiemos tuvo un desempeño mucho mejor de lo esperado, incluso dentro de sus filas.
La ley 19.640 y el decreto con vencimiento en 2023 del subrégimen industrial han sido el escudo de campaña de los candidatos y precandidatos no sólo para la elección que acaba de pasar; es un recurso repetido y al que se le echa mano según la conveniencia del candidato, pero tanto se ha machacado sobre “el fin de la ley” que se ha convertido en una versión del cuento de Pedro y el lobo, ensamblada en Tierra del Fuego.
Muchos, que han escuchado hasta el cansancio argumentos repetidos de supuesta defensa al régimen que siempre se está por terminar, ha flexibilizado su temor porque “siempre se termina, pero nunca se termina”, y al mismo tiempo, qué mejor que darle al Presidente el dominio de las Cámaras en el Congreso de la Nación para que pueda “gobernar bien”.
También es cierto que en Tierra del Fuego hay una gran dependencia de empleo del estado provincial e, indirectamente, hay más dependencia del Estado que de la Industria. A aquél que está afuera de la fábrica, la ley prácticamente no lo toca, pero al mismo tiempo recibe el impacto negativo: alquileres caros, ropa cara, comida cara; ítems que deberían estar contenidos y regulados pero que en la práctica nadie controla.
La mayoría de los candidatos han apuntado sus discursos al “verdadero fueguino”, pero se les escapa una realidad entre los dedos, que son aquellos que optaron por esta tierra porque sus propias provincias se convirtieron en focos de corrupción.
Hay muchos fueguinos, es cierto, pero muchos otros esperan volver o incluso vienen a Tierra del Fuego sabiendo que en algún momento se van a ir. En muchas provincias se habla de la reactivación del empleo o del reimpulso de las fábricas electrónicas, muchos dejaron sus provincias para encontrar en el sur del país una oportunidad, pero que no impide añorar el terruño.
Podríamos inferir que aquellos que optaron por la alianza Cambiemos votaron pensando en forma federal, quizás en darle miembros a Macri para acabar finalmente con el modelo anterior, o para que gobierne tranquilo. Son todos supuestos, apenas un breve pensamiento para intentar encontrar una respuesta a la sorpresa.
Cuando uno mira el mapa de la elección, también se da cuenta que la diferencia entre Río Grande y Ushuaia es gigante. Así como en la ciudad capital, Héctor Tito Stefani se alzó con un triunfo cómodo (y que ya había sido una grata sorpresa para el PRO con la excelente elección que hizo compitiendo por la intendencia), en la ciudad industrial por antonomasia el resultado es bien distinto. En el norte de la provincia, el representante del gobierno nacional se acomodó en un seguro cuarto puesto.
A nadie escapa que la cercanía con la industria nacional que tienen ambas ciudades es sustancialmente distinta; el comicio no fue la excepción y eso queda claro con los números finales, luego del escrutinio de casi el 90% de las mesas.
¿Cuál es entonces el mérito de Stefani como candidato? Podríamos arriesgar que, tal vez, el hecho de ser una figura nueva, distinta, sin años de política encima, le haya jugado a favor.
El mapa en la Argentina se tiñó de amarillo. La foto de hoy ha generado impactos de varios tipos, que serán analizados hasta el hartazgo de aquí al 22 de octubre.
Lo único cierto es que nos esperan dos intensos meses por delante y que en estos 71 días que nos separan seguiremos escuchando hablar de la industria, y del subrégimen y de la defensa de los derechos de los trabajadores.
Ojalá que Pedro deje de gritar que viene el lobo y que el lobo de verdad no venga.
María Fernanda Rossi